«Es un golpe duro tanto económica como moralmente»

Leo Cortijo
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Desde el área de Hostelería de CEOE-Cepyme Cuenca creen que será clave para la viabilidad del sector las medidas de apoyo y el comportamiento del turismo nacional

«Es un golpe duro tanto económica como moralmente» - Foto: Reyes Martí­nez

Aunque era algo que esperaban, la suspensión de las fiestas de San Julián y San Mateo ha caído como un jarro de agua fría sobre los hosteleros conquenses. Y lo peor de todo es que llueve sobre mojado, pues a estos dos periodos clave se suma el más importante de todos a lo largo del año, la Semana Santa, que también se fue al traste por la crisis sanitaria. El sector de la hostelería, ligado estrechamente al del turismo, es una de las víctimas preferidas del coronavirus y más cuando los eventos y actos que más beneficios le reportan se marchan al limbo.

«Son golpes duros económicamente hablando, pero también moralmente», destaca el técnico de Hostelería de CEOE-Cepyme Cuenca, Diego López, sobre todo al ver que  los efectos de la pandemia se van alargando en el tiempo. No en vano, Semana Santa, San Julián y San Mateo, cada celebración con sus peculiaridades, «son momentos clave donde los hosteleros hacen un pequeño colchón que sirve para los periodos más flojos del año». De esta forma, los más perjudicados con la cancelación de la Feria y Fiestas de San Julián son los bares y restaurantes de las inmediaciones del recinto ferial y la plaza de toros; mientras que en San Mateo lo son todos los negocios que desarrollan su actividad en el Casco Antiguo.

Por el momento, es «muy difícil» cuantificar la repercusión económica que supone para la hostelería de la ciudad ambas suspensiones. Según apunta López, habrá que esperar a que llegue el momento y hacer un informe a posteriori. Ahora todo es «incertidumbre». Lo que a nadie se le escapa es que repercusión tendrá, y por eso se trata de que sea «la menor posible».

En este sentido, el porcentaje de negocios que se mantendrán y el que caerán dependerá de varios factores. Por un lado, destaca el técnico de la Patronal, «lo que pase con los ERTEs, que ahora mismo están vigentes hasta el 30 de junio y no sabemos si se ampliarán ni de qué manera lo harán». Dentro del sector hay negocios de muy distinta naturaleza, entiende López, y por eso es clave que «puedan ir sacando a sus trabajadores de los ERTEs en función de su actividad, porque esa es la única manera de que sobrevivan y de que los ERTEs no se conviertan en EREs». Además, desde la Confederación sostienen que hay determinadas tasas o impuestos que durante este año se deberían eliminar, «como una forma de dar oxígeno hasta que la normalidad vuelva». 

Otro caballo de batalla es la ampliación las terrazas, entendida como «una medida de subsistencia» para aguantar lo más duro del temporal. En lo que a esto respecta, el sector valora «positivamente» la respuesta de los conquenses: «Las terrazas están llenas e incluso hay cola por sentarse en una mesa», recalca López, aunque eso sí, «no sabemos cómo irán discurriendo los próximos meses».

Como otra clave, señala al comportamiento de los turistas. «Es un interrogante si la gente va a cambiar las aglomeraciones de sol y playa por la naturaleza y las casas rurales», y eso, entiende, «puede beneficiar a Cuenca». Él es «optimista» y aunque no concreta en qué cantidad, cree que la gente cambiará sus hábitos de vida y este tipo de turismo «aumentará». En ello influirá también «cómo vendamos todo lo bueno que tenemos, que es mucho y hay que aprovecharlo». Con todo, destaca que hay otra realidad que es la de aquellos negocios que dependen directamente del turismo extranjero y que «ahora mismo están en un interrogante por ver qué pasará».

Todo un ejemplo. Diego López defiende con ímpetu que la hostelería conquense ha sido «un ejemplo» por su forma de trabajar desde el primer momento. «El sector ha sido muy responsable desde que esto empezó y eso no ha cambiado, lo primero es la salud pública y cuidarnos entre todos para intentar volver a la normalidad», argumenta. De hecho, sostiene que la buena respuesta de los consumidores es «el reflejo de la implicación de todos, pues durante esto dos meses hemos hecho un gran trabajo para estar a la altura de las circunstancias». Y ahora, sentencia, cuando el cliente exige medidas sanitarias y de prevención, se ha visto que «hemos hecho los deberes».

Los temas de palacio no deben ir despacio...

La hostelería en particular y la Confederación de Empresarios en general ponen sobre la mesa una reivindicación por encima del resto. Atañe al trabajo que tiene que llevar a cabo la Administración cuando se solicita una nueva terraza o una nueva licencia de actividad, por ejemplo. En palabras del técnico de Hostelería de CEOE-Cepyme Cuenca, Diego López, «estamos en un momento en que estos trámites tienen que ser de hoy para mañana. Lo habitual, que no es lo normal, es que este tipo de cosas tarden varios meses e incluso un año». Este experto en la materia entiende que «hay que tener la suficiente cintura para hacer las cosas rápido para que todos los problemas que tenemos encima nos los quitemos lo antes posible y no se cronifiquen», y es que «ahora mismo nadie puede esperar, porque si espera a mañana puede ser tarde». López apunta que en las últimas semanas se ha agilizado algo esta burocracia, pero que aún hay margen de mejora. «Una ciudad no puede permitirse tardar en darle cualquier papel a una persona que lo que quiere es generar empleo e ingresos», finaliza.