La «normalidad» reina en la vuelta a las aulas sin mascarilla

Leo Cortijo
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Los docentes subrayan que «se está cumpliendo» lo que estipula el decreto, la «voluntariedad» en el uso del cubrebocas, por lo que alumnos y profesores toman «la decisión que creen conveniente en cada momento».

En un aula del colegio La Milagrosa de la ciudad los niños se reparten entre los que llevan mascarilla y los que no. - Foto: Reyes Martínez

Los estudiantes de colegios, institutos y universidades han regresado a las aulas de forma masiva tras las vacaciones de Semana Santa y lo han hecho con una novedad muy importante, y es que ya no resulta obligatorio llevar mascarilla. Una significativa victoria en estos dos últimos años de batalla sin descanso frente al coronavirus, al que poco a poco se va arrinconado. Se suele decir que la ausencia de noticias es una buena noticia, y más cuando se trata de algo tan delicado como la salud. Esa carestía de incidencias es, precisamente, lo que ha marcado las primeras horas de regreso a los centros educativos sin la necesidad de portar –sí o sí– un cubrebocas.

Así lo confirmó la delegada del Gobierno regional en Cuenca, María Ángeles Martínez, que añadió además que la mayoría de los niños, como tónica general, acudieron a clase con mascarilla. Ya no es obligatorio, salvo cuando se circula en el transporte escolar, tal y como establece el Real Decreto, pues éste es «muy claro». Con todo, Martínez hace mucho hincapié en un mensaje de «responsabilidad y sentido común», al tiempo que recuerda que durante este curso escolar «todas las medidas COVID siguen vigentes», empezando por la distancia de seguridad, terminando por la ventilación y siguiendo por la aplicación de geles hidroalcohólicos.

Ahora bien, lo que la delegada de la Junta defiende como lo más importante en estos primeros compases de la nueva normativa es «seguir las recomendaciones» de los equipos docentes y tenerlas en consideración. Al fin y al cabo, «son los que trabajan con nuestros hijos durante cinco horas al día y saben cuáles son las mejores condiciones para ellos en todo momento». Por eso, explicó a preguntas de los periodistas durante una rueda de prensa, «si en un momento concreto consideran que es adecuado o recomendable ponérsela, hagámosles caso porque lo dicen con todo el sentido común». Es más, hizo un llamamiento a los padres de niños en edad escolar a no entrar en «diálogos inútiles» y a respetar a los docentes.

Unos docentes que también ponen el foco en la «normalidad» que impera tras la aplicación de la norma. «Lo único que se está haciendo es cumplir con lo que dicta el Real Decreto y con las instrucciones que dieron desde la Consejería de Educación a los equipos directivos», destaca el presidente de ANPE Cuenca, José Vicente Villalba. Lo que estipula el nuevo texto, precisamente, es la «voluntariedad» en el uso de la mascarilla tanto para los docentes como para los alumnos y el personal externo a los centros educativos, «y eso es lo que está pasando». A excepción de las aulas de educación especial, Villalba recalca que todo depende «de lo que cada uno piense en cada instante» y que «nadie dice nada en contra del otro... todo el mundo se respeta». La nueva realidad que ha dibujado este nuevo paso al frente por llegar a la ansiada normalidad es que «cada persona toma la decisión que cree conveniente en cada momento». Aunque eso no quita para que, en determinadas circunstancias, se pueda recomendar –no obligar– el uso de la mascarilla «porque pueda producirse mucha aglomeración de gente o porque haya personas vulnerables en la sala con patologías».

Peticiones para mejorar. Aunque desde el sindicato no cuestionan estas medidas «porque son sanitarias», sí piden que se actúe con «cautela y prudencia», y más tras la Semana Santa, recordando lo que pasó al regreso a las aulas después de Navidad, cuando «hubo un alto porcentaje de docentes que estuvieron de baja por COVID». Partiendo de ahí, ANPE solicitó la convocatoria del comité de seguridad laboral –propuesto para el próximo lunes– con el fin de que se les transmita la información epidemiológica y de que se concreten las medidas del Real Decreto. «No solo son las mascarillas, sino saber si los planes de contingencia (recreos parcelados, ventilación, distancia interpersonal...) que hemos aplicado siguen o no», argumenta Villalba.

El máximo responsable de ANPE Cuenca, que valora que durante estos dos años los docentes han hecho un «máster acelerado» de adaptación a las necesidades que marcaba la pandemia, cree conveniente que de cara al curso que viene se mantengan algunas medidas en pro de «la calidad de la educación», como la separación entre alumnos, el desdoble de los grupos numerosos o la implantación definitiva de la enfermera escolar, entre otros asuntos.