Una exposición centrada sobre todo en el dibujo, una de sus facetas creativas.

He reunido alrededor de 70 obras y puede ser considerada una retrospectiva de los últimos 20 años, he realizado una selección de varios estilos, básicamente es el tiempo que llevó trabajando en Casa Zavala con la Fundación Antonio Saura. En estos trabajos puede rastrearse una evolución desde la etapa del horror vacui (miedo al vacío ) hasta una etapa más zen, donde me he liberado de mucha carga psíquica, de composiciones obsesivas, hasta otros dibujos más simples con círculos y manchas. En esta ocasión sólo incluyo un collage y alguna escultura, pero la mayoría son dibujos, pintura acrílica y tinta china sobre papel y cartón.

 ¿Sigue vinculado a la Fundación Antonio Saura?

Yo me he hecho artista aquí, de no ser así no hubiera estado tan directamente relacionado con el arte y las nuevas tendencias, estoy muy agradecido a la Fundación por ello. Me siento de alguna manera un superviviente de una época, sigo aquí trabajando como voluntario y gracias a eso me he centrado en la pintura, a la que me dedico diariamente, es mi rutina y la que me lleva a evolucionar a nuevos estilos.

 ¿En que corriente artística le gusta circunscribirse?

Tengo una faceta como autor de pictogramas, un lenguaje ancestral, oriental y algo inconsciente, que me sale de forma natural, de hecho cuando viene público de Japón o China me lo comentan, sin ir más lejos el otro día acudió a la muestra el embajador de Taiwán y me comentó que mi obra le parecía muy reveladora, de hecho incluso se llevó un dibujo. Tengo también otras facetas creativas, de manchas y círculos, mucho más sencillo, profundizando en el gesto automático y en saber parar a tiempo, es decir no sobrecargar la obra y además he realizado miles de collages de denuncia social durante los últimos ocho años, aunque en esta ocasión no están muy representados.

Un lenguaje artístico en la línea de la abstracción, pero sin dejar de lado toques figurativos…

Me dicen que mi pintura está a caballo entre el estilo de Saura y Bonifacio, que para mí son auténticos referentes, incluso de Miró o Tapiés, sería una mezcla de todos ellos, de alguna manera inconsciente plasmo lo que siento y me consideró influido por todos ellos, aunque he logrado crear un estilo propio y cuando el público contempla mis obras saben que detrás está Jesús Lozano, pienso que he logrado plasmar una versión de la misma obra en diferentes estilos. Desde mi punto de vista, lo interesante del arte es que cuando te pones a realizar una versión puedes hacer una serie de 50 dibujos de la misma familia y con una armonía donde llegan a conjugar entre ellos.

El cartel anunciador de la muestra es muy particular, ¿cómo se le ocurrió la idea?

Es un cartel de los que a mí me gustan, está en la puerta en inglés y en español y puede leerse: Atención, exposición de arte sólo para despiertos, así la gente cuando lo ve comienza a preguntarse si entra o no. Yo creo que el arte tiene que plantear cuestiones, hacer buscar información y  despertar dudas ente los ciudadanos.

¿Cuáles son sus principales fuentes de inspiración?

Observo atentamente la realidad diaria y todo ese sufrimiento social intento transformarlo y equilibrarlo con la belleza y a través del arte, porque pienso que el artista debe estar comprometido ante todo con su propio tiempo, algo básico para equilibrar tanto sufrimiento e invitar a la gente  a buscar en su interior y hallar la belleza en sus infinitas formas;el problema de los artistas es que venimos del futuro y pasamos muy desapercibidos , tenemos que afrontar una batalla para traer ese futuro hasta el presente.

¿Una concepción creativa que parte siempre desde el compromiso y el pensamiento crítico?

Claro, porque la cultura está denostada, en uno de mis obras puede leerse: «La cultura es una coartada para que no despiertes» y es que políticamente se la apoya sólo superficialmente, pero al profundizar vemos que no conviene a los políticos, porque consideran a los artista un peligro para ellos, en el sentido de que despiertan conciencias y el espíritu crítico, propiciando el cambio social. Lo que fundamentalmente interesa de la cultura a la clase política es la foto del día inaugural, las estadísticas y la repercusión mediática, todo puro cartón piedra, ya que el arte debe generar valor con las aportaciones de la gente de forma natural, esa es una de mis misiones: despertar conciencias, cuestionar todo aquello que nos ha causado sufrimiento  a lo largo de la historia… de hecho ahora tenemos dos claros ejemplos con la pandemia y la guerra de Ucrania.

Finalmente, ¿cómo ha contribuido la Fundación Antonio Saura y la Casa Zavala para promocionar el arte y la cultura conquenses?

Evidentemente, a nosotros los políticos nos han excluido, dejaron de darnos ayudas, pero saben que tenemos el derecho a seguir aquí y lo respetan, porque la propiedad de la Casa Zavala es del Ayuntamiento, pero el usufructo es de la Fundación, algo que está escrito ante notario. Hemos conseguido un equilibrio entre la colección Roberto Polo, que expone aquí de forma temporal, y la propia Fundación.