Recuperar la ilusión y la esperanza

María Jesús Álava
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En la situación actual, es complicado vivir con ganas, pero hay que tener presente que las malas circunstancias se enfrentan con actitud

Recuperar la ilusión y la esperanza - Foto: Foto de Kourosh Qaffari pexels.com

Las circunstancias actuales son difíciles y complejas y muchas personas esperan con inquietud el devenir de los próximos meses. Hoy nos planteamos si podemos recuperar la ilusión y la esperanza.

¿Resulta difícil recuperar las ganas de vivir intensamente?

No resulta fácil, pues la mayoría de las circunstancias que nos rodean se escapan a nuestro control.

La clave para recuperar ilusiones y esperanzas, será vivir desde la acción y no desde la reacción, poner el foco en lo que tenemos y no en lo que nos falta. 

¿Por qué perdemos la ilusión? 

Dependerá de cada persona, de cómo se encuentre en la vida y de los valores que tenga. 

Cuando preguntamos qué es más importante para ser feliz, los resultados apuntan a la salud en primer lugar, seguida del amor y el dinero. Por otro lado, los mayores porcentajes de felicidad los encontramos entre los que tienen pareja estable o están casados, pero esto no quiere decir que estar soltero signifique no poder ser feliz, o que para ser feliz tengamos que tener pareja. Al final, lo fundamental para sentirnos bien será la actitud que tengamos ante la vida.

Si nuestra actitud es de disfrutar, de luchar ante la adversidad, de valorar lo que tenemos, de estar agradecidos a la vida, difícilmente perderemos la ilusión. Hay muchas personas que confunden ilusión con novedad, y no saben aprovechar la rutina.

¿Cómo podemos fomentar la mejor actitud?

Lo primero, conociéndonos en profundidad. Inteligencia emocional significa conocimiento propio y de los otros, capacidad para comunicarnos y relacionarnos, para empatizar, generar confianza e ilusión, desactivar tensiones, sacar lo mejor de nosotros y de las personas que nos rodea, conservar la calma en medio de las dificultades, hacer buena gestión del tiempo, motivar y automotivarnos. La psicología nos ayuda a desarrollarla favoreciendo nuestro autoconocimiento, mostrándonos el camino para gestionar adecuadamente nuestras emociones y relacionarnos positivamente con los demás… y esto se puede aprender. De hecho, lo ideal sería que todos los niños lo tuviesen dentro de su programa escolar. 

¿Cómo podemos ayudar a los hijos a desarrollar sus recursos ante la vida?

Centremos la atención en lo positivo, en lugar de en lo negativo. Es mucho más efectivo decir a nuestros hijos las cosas que nos gustan y que hacen bien para que las repitan en el futuro, que señalar los errores y castigarles por ello. A los niños tenemos que transmitirles ilusión y confianza. Reaccionan mejor ante el estímulo, que ante el castigo.

Demostrémosles que confiamos en ellos, que son especiales, que tienen valores únicos… que el esfuerzo trae recompensas, que se sentirán mejor cuando se ganen las cosas, que cuando se las regalen, que pueden aprender a tratar a sus amigos, profesores…, que necesitan pensar por ellos mismos, para que no sean manipulables.

¿Cuál es la mejor educación que podemos dar a nuestros hijos?

Aquella que les prepara para la vida y les proporciona los recursos para pensar por sí mismos, para reflexionar y sacar lo mejor de cada experiencia; pero cabe preguntarnos si hemos adaptado las reglas y pautas de educación y crianza a la vida actual. ¿Por qué fomentar el seguidismo en lugar del razonamiento y el criterio? ¿O por qué hacer hincapié en la insensibilidad, en lugar de en la sensibilidad? ¿Por qué no alimentamos y premiamos la creatividad, la generosidad, la esperanza y los valores en los niños?

Si enseñamos a nuestros hijos a que sus pensamientos sean sus aliados y no sus enemigos les habremos regalado la llave de su bienestar emocional, la llave de sus propias vidas. 

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