Savia joven para el mundo rural

J. López
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Los ayuntamientos de la provincia aumentan sus esfuerzos para prestar los servicios básicos a la población que reside durante el verano

Savia joven para el mundo rural

Por unos días, por unas semanas e incluso por estos meses de verano, la vida vuelve a muchas localidades de la provincia. La España vacía o despoblada deja de serlo para transformarse y volver a reverdecer como lo hacía antes de que el éxodo a las grandes ciudades se convirtiera en un fenómeno demográfico. Se llenan las casas y calles de niños, jóvenes, padres y abuelos que, en estos días, disfrutarán de la compañía, y de las fiestas patronales y semanas culturales que organizan las asociaciones vecinales y los ayuntamientos.  

Eso sí, aunque la presencia de más vecinos supone un acicate para la economía de los comercios, los ayuntamientos deben redoblar sus esfuerzos y prestar los servicios básicos a toda la población. El abastecimiento de agua, la luz o la recogida de basuras están garantizados.

localidades. Es el caso de Villar de Olalla, población que tiene censadas a cerca de un millar de habitantes y que aumenta en estos días hasta los 1.500 residentes. El alcalde, Santiago Valverde, confirma que la localidad villardeolallense «no se incrementa en tanta gente como en otros pueblos». Sin embargo, el Ayuntamiento debe prestar servicio a dos pedanías, Barbalimpia y Villarejo Seco, y a la urbanización Las Pernalosas, que en verano pasan a triplicar su población. «Ahora vas a estos pueblos y encuentras a 80 o 90 personas. De ir el camión de la basura una vez a la semana, ahora acude dos o tres veces», dice Valverde, quien recuerda que «hay que dar servicio de agua. Entre septiembre y julio del año que viene, con una vez que vayas a la semana hay suficiente, ahora prácticamente tienes que ir a diario».

José Luis Regacho, alcalde de Olmeda de la Cuesta, cree que «están cambiando los hábitos de las vacaciones». Sobre los gastos añadidos que tiene el Consistorio cuenta que pagar parte de las fiestas o la invitación al aperitivo después de la misa de las fiestas patronales «es una inversión. El 20 o el 30 por ciento de la gente que viene lo hace en los festejos que empiezan este viernes. El resto van viniendo durante el verano y participan en las actividades de la asociación, que tiene 200 socios».

Regacho opina que «todavía hay gente joven que tiene su pandilla y viene mucho. Las generaciones más jóvenes llegan en menor cantidad, en parte porque no han nacido en el pueblo».

En Villar de Cañas su alcalde, José María Saiz, reconoce que la población no sólo se triplica si no que supera esa cifra. «Se nota en las tiendas, bares o en la piscina», dice el edil, quien afirma que «no hay problemas de agua». De Casalonga, la urbanización junto a la autovía A-3, comenta que a pesar de la gran cantidad de personas que residen en estos días se ha logrado que tengan asegurado el abastecimiento.

Saiz se muestra contento de salir a la calle «y tener todas las terrazas llenas. La verdad es que da gusto ver tanta gente joven, niños jugando, coches, no como en enero. Entonces están las casas vacías y ahora se abren y se llenan». 

En Poyatos también se pasa de apenas 60 habitantes durante el año a más de 800. Su regidor, Antonio Hernández, comenta que, de momento, «no tenemos problemas de agua ni de basuras ni de médicos».

También acude con mayor frecuencia el panadero y camiones o furgonetas de frutas y ultramarinos, para suministrar alimentos a la población que llena prácticamente todas las viviendas. Las casas rurales de la localidad y los apartamentos del Ayuntamiento «también están completos. Ojalá fuese así durante todo el año, pero ya me conformo con que viviesen más de 100».