Amor por los colores

Leo Cortijo
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Jesús no solo pone a tono a los jugadores del primer equipo de la Balompédica, sino que también coordina una parte vital del club en clave administrativa. Hasta juega en el filial para terminar de rizar el rizo...

Amor por los colores - Foto: Reyes Martínez

Pocos se entregan como Jesús. Aunque en su caso tiene una razón de ser. Y es una razón de peso. No solo es que su trabajo le encante, sino que detrás de ello hay un verdadero amor por los colores. Por el negro y el blanco que viste la Unión Balompédica Conquense. Pone a tono a los jugadores del primer equipo como principal cometido, aunque ésta no es su única función, pues también coordina la sección de fútbol 11 del club y hasta juega en el filial. Vamos, un chico para todo. Una pieza más que clave para que en uno de los principales clubes deportivos de la ciudad todo salga a pedir de boca.

Empecemos por su faceta como preparador físico. Desde hace dos años se encarga de la preparación física del primer equipo, en una primera etapa junto a Nacho Ortega y en la última temporada en compañía de Sergio Magro. Reconoce que los jugadores, con los que convive a diario, se lo han puesto muy fácil al cuerpo técnico, pues «lo bueno que hemos tenido este año es que hemos sido todos uno y los chicos han sido muy profesionales, han respetado nuestras decisiones y nos han ayudado siendo honestos y guiándonos para gestionar las cargas».

Sin embargo, los resultados no acompañaron en el césped. En la jornada clave contra el Torrijos no llegó la victoria y los playoff de ascenso se esfumaron. Con todo, Jesús explica que, «desde dentro», ha visto cómo «se ha hecho buen grupo y se ha dado todo», aunque es cierto que «no hemos sido decisivos en los partidos claves». Esto es fútbol y «no siempre salen las cosas como quieres».

Más allá de lo estrictamente deportivo, Jesús juega un papel imprescindible en la oficina del club. Le dieron la oportunidad de trabajar en la faceta de administración y gestión, y lo vio con buenos ojos. En este sentido el abanico es muy amplio. Así, por ejemplo lleva todos los temas federativos del club, está en continuo contacto con el Ayuntamiento para la disponibilidad de los campos, es el nexo de unión entre la plantilla y la directiva y hasta se encarga de gestionar las expediciones del primer equipo y de los juveniles. La realidad es que no para desde que entra por la puerta...

Esta parte -relata- es más «complicada» porque al final «dependes de alguien que es externo al club». Y aunque surgen ciertos problemas de vez en cuando que le toca solucionar a él mismo, esta faceta administrativa también le apasiona porque le gusta «todo lo que esté relacionado con el mundo del fútbol y la gestión deportiva».

Dice que se siente «satisfecho y realizado» en todas sus labores... hasta cuando juega en el filial de los blanquinegros. Aunque aquí se resta importancia por al final «somos un grupo de amigos que echamos un rato». La verdad es que lo de jugar al fútbol siempre ido con Jesús, pues se ha calzado las botas en diferentes ocasiones, especialmente en su etapa como juvenil, conjunto con el que llegó hasta División de Honor. Hasta recaló en las filas del San José Obrero, por lo que no es de extrañar el cariño que tiene por el equipo rojillo.

Un corto pero intenso bagaje como futbolista que arrancó de niño, como muchos otros que sueñan con llegar algún día a lo más alto. Jesús enfocó su vida hacia la preparación, precisamente, de jugadores y por eso estudió ciencias de la actividad física y del deporte. Hoy es un auténtico crack en su disciplina. Por eso no debe extrañar a nadie que Sergio Blanco primero y Fran García después confiaran en él para sus cuerpos técnicos. Como tampoco que Jordi Fabregat y Manolo Martínez también apostaran por su continuidad. Todos le han querido y todos han apostado por él. Dicen que algo tiene el agua cuando la bendicen...