Máxima precaución

Manu Reina
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La provincia registra en lo que va de año 22 incendios que han arrasado 100 hectáreas por lo que las previsiones para este verano son «negativas» y se espera una estación «complicada»

Máxima precaución

Los incendios están por desgracia a la orden del día durante los calurosos meses de verano. Las altas temperaturas características de estas fechas no juegan a favor de la naturaleza y el fuego encuentra en los terrenos secos el lugar perfecto para arrasar grandes cantidades de hectáreas. Tampoco acompaña que los litros por metro cuadrado que caen durante esta época estival se midan con cuenta gotas, nunca mejor dicho. Eso sí, no se debe olvidar que el inicio de las llamas se debe principalmente a la acción humana. Ya sea de forma intencionada o no, tres de cada cuatro incendios tienen detrás la mano del hombre. El 25 por ciento restante suele relacionarse con las tormentas, tan típicas también de la época estival.

En lo que llevamos de año se han producido en territorio conquense hasta un total de 22 incendios que han acabado con 100 hectáreas. Una cifra muy superior si la comparamos con el año pasado en estas mismas fechas. «A estas alturas se registraron 38 incendios, pero la superficie afectada fue de 14 hectáreas», apunta el director técnico operativo provincial de Infocam, Jose Almodóvar. Esto quiere decir que se ha producido un aumento muy importante de tierra calcinada en la provincia y eso hace que las previsiones para este verano sean «negativas». Hasta tal punto de que los expertos alertan de que «va a ser complicado porque la meteorología está en contra nuestra y eso hace que tengamos que ser todavía más precavidos», reconoce Almodóvar. La precaución debe ser máxima especialmente durante los meses de julio y agosto, que es cuando se suelen producir más casos. 

Los últimos incendios en territorio conquense se registraron el pasado viernes en la zona de La Estrella de la capital. Dos fuegos que sofocaron tanto bomberos del Ayuntamiento como efectivos del Plan Infocam de la Junta. El primero de ellos se desarrolló en una zona de pastos y rastrojos a poca distancia de edificaciones en terrenos rústicos. Este fuego se complicó porque hizo un viento cambiante que dificultó un poco las actuaciones de los profesionales. 

El segundo incendio se originó en la misma zona, concretamente al lado de la pista de tráfico, y terminó afectando a masa agrícola, amenazando también a las edificaciones. «Tuvimos que actuar para sofocar ambos incendios que se produjeron a causa de la acción humana», explica Almodóvar. Y es que tirar una simple colilla o un cristal puede suponer una pérdida irreparable, tanto humana, social como económica, además de un impacto medioambiental y ecológico muy importante. La causa puede ser muy simple, pero las consecuencias muy grandes. «Es vital que extrememos la precaución durante estos meses», enfatiza el director técnico operativo provincial de Infocam. 

Sin embargo, hay llamas que no se pueden evitar. Así, hasta la fecha se han producido seis incendios debido a los rayos en la Serranía, una zona forestal propensa a sufrir incendios por razones naturales. Pero también se han sofocado llamas en las zonas de La Manchuela, La Mancha o la Alcarria, aunque en estos casos surgieron a consecuencia del uso de cosechadoras y por la actividad agrícola. Almodóvar explica, además, que durante finales de mayo y todo el mes de junio, que es cuando empiezan a declararse los primeros incendios, centraron sus efectivos mayoritariamente en municipios como Tribaldos, Castejón y alrededores de Motilla del Palancar. 

recomendaciones. Para evitar los fuegos y no lamentar después los terribles daños que originan las llamas es importante recordar que no se debe tirar botellas ni objetos de cristal o latas en las carreteras ya que pueden provocar un incendio. También es crucial apagar bien cerillas y colillas de cigarros y en ningún caso arrojarlos a la carrera cuando se conduce. Estos son algunas de las acciones que la ciudadanía debe llevar a cabo «porque entre todos tenemos que cuidar de nuestro entorno», señala Almodóvar. Más vale prevenir que curar, y ese debe ser el pensamiento de cada ciudadano en sus actuaciones cotidianas con tal de evitar males mayores. Porque el fuego hace mella y sus fechorías perduran durante mucho tiempo.