«Las acciones del pasado son las que nos crean el presente, las que crean la identidad que nos va marcando, y en Tarancón existe un arraigambe que nos asienta y nos persigue, del que es imposible deshacerse, un sentimiento de querencia, de defender lo nuestro y a los nuestros, que es bonito de apreciar y de plasmar», asegura Javier Córdoba. El artista taranconero, referente del arte más social, está elaborando un mural en pleno centro urbano de su localidad, como homenaje a los cien años que cumple como ciudad. 

En un total de 17 metros, a través de diferentes escenas y referencias a edificios emblemáticos, como la iglesia de la Asunción, el Arco de la Malena o el antiguo mercado, ha decidido hacer un repaso, muy particular y en forma de collage, por el último siglo de Tarancón. Algunas de las imágenes parten de fotografías del ilustre pintor taranconero Emiliano Lozano, otras pertenecen a su archivo familiar o están sacadas de internet. «Hay escenas de antaño, que enseguida conectan con la gente, tienen el tinte de Emiliano, con esa sensibilidad para plasmar momentos, y otras son recuerdos que yo he vivido que voy a compartir», señala Córdoba, que en los aproximadamente quince días que lleva pintando a pie de calle está recibiendo el cariño de sus paisanos. «Es super gratificante, la gente me conozca o no se para para darme la enhorabuena o comentar», cuenta. 

Y es que, brocha y pinceles en mano, los trazos más abstractos del comienzo van cogiendo forma y, aunque aún queda para verlo totalmente terminado, la conexión con el público ya es evidente. 

Javier Córdoba plasma el arraigo del centenario de TarancónComo ocurre con cada uno de sus cuadros, también en este espacio público, uno de los más transitados del casco urbano (en la conocida rotonda de Obras Públicas), su búsqueda íntima entre vivencias y recuerdos, de un mundo interior marcado por sus raíces, conecta con pensamientos generales extrapolables a la sociedad, en este caso a los taranconeros, que este 2021 están conmemorando el centenario como vecinos de una noble ciudad. 

De informático a pintor

Con los condicionantes que tiene trabajar a la intemperie, está utilizando pintura plástica. «La más parecida a mi trabajo de estudio, que hago con acrílico u óleo», detalla este pintor, que acaba de graduarse en Bellas Artes por la Universidad de Castilla-La Mancha en Cuenca. Padre de dos hijos, lleva desde 2015 dedicado al arte exclusivamente y desde hace tres años posee una galería y una academia de arte, donde expone e imparte clases de pintura. «Creo que no soy consciente que la gente tiene una parte de mí en su casa, cuesta desprenderse de una obra personal, me siento orgulloso de la gente que tiene interés por mi trabajo», afirma un taranconero implicado con la cultura local que ha pasado de trabajar como informático a cumplir el sueño de poder vivir de lo que más le gusta, el arte. «Doy las gracias al Ayuntamiento por apoyar la cultura, por creer que con el arte se puede enganchar a la gente», apunta un Javier Córdoba que ya ha firmado, en solitario o con más artistas, otros proyectos en la calle, como en la emblemática Zapatería, pero no de tal envergadura. «Me siento un privilegiado por dedicarme a lo que me gusta, en este caso además aquí en el muro es una maravilla compartir con la gente en el momento, como pasa también en las redes sociales», confiesa un artista volcado estas últimas semanas, y al menos un par más, en hablar  -a través de su pintura y compartiendo su imaginario interior- de los lugares que guardan la esencia de Tarancón y las gentes que han construído la ciudad. Señas de identidad que él como taranconero representa y como artista fomenta, con obras que, sin duda, pasarán de generación en generación.