¡Alerta! Especies invasoras amenazan nuestros ecosistemas

Jonatan López
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La Consejería de Agricultura, agentes ambientales, Seprona y las confederaciones hidrográficas trabajan conjuntamente para evitar que las especies se propaguen

El siluro (silurus glanis) amenaza con expandirse por los pantanos de Alarcón y Contreras. - Foto: L. de la Fuente

¿Sabía que la segunda causa de la pérdida de la biodiversidad se debe a la proliferación de especies invasoras en nuestros ecosistemas? Sí, varias especies introducidas por el hombre han llegado a Cuenca para colonizar sus ricos ecosistemas y desplazar, o en el peor de los casos erradicar, a las especies autóctonas. Estas especies exóticas, no todas las denominadas así son invasoras, transmiten enfermedades, son extremadamente voraces, arrasan con fauna y flora, procrean con facilidad y amenazan con quedarse.
Los Servicios Periféricos de la Consejería de Agricultura están realizando un seguimiento exhaustivo y muy estricto para que no sea así. Agentes medioambientales vigilan en la actualidad varias especies que están colonizando el territorio y que podrían ser una grave amenaza en el futuro. El protocolo incluye la medición y la realización de inventarios para conocer en detalle el enemigo al que hay que enfrentarse.
Agricultura también trabaja conjuntamente con las Confederaciones Hidrográficas (Júcar, Tajo y Guadiana) para tomar medidas y preservar de especies invasoras los embalses y ríos de la provincia conquense.
Este trabajo intenso es determinante para evitar la colonización de las especies introducidas y sobre todo para preservar las autóctonas, las de aquí, las que equilibran nuestros particulares ecosistemas. Estas son algunas de la amenazas reconocibles, aunque probablemente otras especies nos estén invadiendo en silencio y aún no lo sepamos.
 
El siluro. Una de las especies que amenaza con introducirse en embalses y pantanos es el siluro (silurus glanis). Se trata de un pez originario de Europa Central, que puede medir dos metros de largo y que es considerado como el basurero de los pantanos. Este pez puede vivir más de 80 años, se ha convertido en una plaga y ha desplazado a especies nativas como el barbo.
La especie se introdujo en el Ebro (Embalse de Mequinenza) por un pescador británico y se especula que pueda estar ya presente en otros  embalses de Toledo o Valencia para pesca deportiva. Se teme también que en Contreras o Alarcón pueda haber ya ejemplares jóvenes.
«El Consejo Original de Pesca de Castilla-La Mancha ya ha hablado de esta especie. Ya está implantada en algunos embalses de Castilla-La Mancha. Ya ha aparecido en embalses de Toledo. Hay gente que dice que ya han visto en Alarcón y Contreras», explica el técnico de los Servicios Periféricos, José Antonio García Abarca, que añade que «estamos realizando controles y de momento no hemos tenido positivos, pero en estos momentos si es cierto que estamos realizando un seguimiento en estos dos embalses. Es un problema y esperamos que no aparezca porque es muy difícil de erradicar».
La filosofía de Agricultura es el fomento de la pesca con especies autóctonas. Precisamente, el barbo mediterráneo (barbus barbus), que está en la cuenca del Júcar «es un pez de excelente calidad que no queremos que entre en competencia, como las percas. Está demostrado que el siluro desplaza y reduce las poblaciones de ciprínidos, incluso de otros exóticos como la carpa».
El técnico indica que además de la amenaza del siluro, en la actualidad se están teniendo problemas con el pez cabezota o gobio (gobio gobio), con el alburno (Alburnus alburnus) en el río Cabriel, el black bass o lubina negra (micropterus salmoides), o el lucio (esox lucius), «que son especies exóticas que ya están muy introducidas en la provincia», y apunta que otras variedades, caso de los percasoles (lepomis gibbosus), están en pantanos como el de La Toba. «Una vez que se introducen son difíciles de erradicar y controlar. Hay que intentar evitar que se echen en nuevas zonas y por lo menos que estén confinados a sitios muy concretos», dice.
 
Los cangrejos. José Antonio García Abarca, explica que en la provincia de Cuenca «hay muchas especies exóticas que están ya en nuestros ríos. Ahora mismo el problema más grande que tenemos son los cangrejos».
El cangrejo señal (pacifastacus leniusculus) y el cangrejo rojo (procambarus clarkii) ya han colonizado los cursos medios. En el caso del señal, fácilmente reconocible por tener una mancha en sus pinzas, «ocupa un hábitat muy parecido al del cangrejo autóctono», o de patas blancas (austropotamobius pallipes). 
Conocidos ambos como ‘americanos’, el rojo anida en los cursos bajos de acequias y ríos y en aguas más cálidas, mientras que el señal lo hace en zonas de media montaña y por tanto rivaliza con el cangrejo autóctono. «El problema es que el señal está bastante introducido en los ríos conquenses. Es portador de un hongo que es el que mata al cangrejo autóctono. Esa ha sido la razón de que esté siendo eliminado de nuestras aguas».
La legislación permite pescar el cangrejo rojo. Sin embargo, el señal ha sido prohibido en la región porque aún existen poblaciones de autóctonos. Permitir la pesca del señal supondría que los pescadores pudieran arrojar el cangrejo americano en las cabeceras de los ríos para poder capturarlo. «Para evitar su dispersión, no se ha autorizado su pesca», explica, y añade que el autóctono se ha aislado, «pues en cabecera hay más saltos de agua y es más difícil que el hongo llegue. Además tenemos vedados de pesca para cuidar que no pase nada».
Agricultura también dispone de una astacifactoría en Rillo de Gallo (Guadalajara). Se trata de un centro de producción de cangrejo autóctono que pretende preservar esta especie y reforzar con ejemplares las cabeceras de los ríos de toda la región.
Un ejemplo claro de la expansión de la especie señal es que en todo el tramo medio del río Júcar, «desde Villalba de la Sierra a Cuenca hay ya una población significativa».
El técnico también señala que en la actualidad, el cangrejo autóctono sigue estando presente. «Hay más de 20 poblaciones en Cuenca. Lo que pasa es que sólo vive en cabeceras de ríos, en zonas que están vedadas y que se controlan por nosotros. Son poblaciones testimoniales».
Agricultura tiene una constante colaboración con el Seprona (Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil) y los agentes ambientales para que se realicen servicios especiales para vigilar las zonas donde se haya el cangrejo autóctono y que en los tramos medios no se pesque el señal. «Sabemos que la gente está pescando señal. No es como el rojo y desde el punto de vista culinario tiene bastante aprecio», dice García Abarca.
 
Moluscos de agua dulce. Una de las especies introducidas es la almeja asiática (corbicula fluminea). Un molusco que ya está presente en el Embalse de Buendía, «pero su población no es significativa y tampoco problemática». Este bivalvo es similar a la almeja marina, en este caso es de agua dulce, y se ha ido introduciendo en los pantanos debido al poco control de desinfección de las embarcaciones. En ese sentido,  García Abarca apunta que las confederaciones hidrográficas ya han elaborado normativas para la gente que tiene todo tipo de barcas. «El manejo de embarcaciones es vital para evitar este problema», dice. 
Otro de los moluscos a tener en cuenta en la zona es el mejillón cebra (dreissena polymorpha). «De momento, el seguimiento que hemos hecho ha dado negativo. Esperamos que sea así, porque también es muy difícil de erradicar».
 
El visón americano. Una de las especies que trae de cabeza a Agricultura en la actualidad es el visón americano (neovison vison). El técnico explica que a raíz de la cría en granjas especializadas, cuyo destino es el uso textil, y que se han escapado varios ejemplares en la provincia de Teruel, el mamífero ha empezado a colonizar varias zonas de la provincia. «Es muy difícil de erradicar y es verdaderamente un gran problema. Ahora mismo tenemos muchos en la zona de Santa Cruz de Moya». El visón americano está desplazando a otras especies autóctonas como la garduña o fuina. «Hemos capturado bastantes ejemplares ya».
En cuanto a la flora, la provincia no presenta excesivos problemas. No hay constancia de la presencia de caña asiática en ecosistemas fluviales, que en otras zonas de España ha desplazado a las especies autóctonas como el carrizo y la anea. «Tenemos ailantos, robinias, pero son plantas arbóreas que se controlan fácilmente», asegura García Abarca.