La amenaza del cormorán

Jonatan López
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El ave de origen nórdico aumenta su población en la provincia, esquilmando los peces de los ecosistemas

Phalacrocorax carbo, o cormorán grande. - Foto: Heinrich Pniok

Su nombre científico es Phalacrocorax carbo, pero se conoce vulgarmente como cormorán grande.  Aunque se crea que esta ave acuática captura peces zambulléndose bajo las aguas marinas, lo cierto es se ha adaptado a ecosistemas de agua dulce. Al igual que otras aves que pasan por el territorio conquense para recalar en tierras más cálidas del sur, el cambio climático ha provocado que el cormorán anide junto a humedales y ríos de la provincia y establezca colonias numerosas. No se alimento de los depreadores, se reproduce con facilidad y lo que es peor, quiere quedarse en aguas conquenses.
En esta época del año, las aves no sólo frecuentan los humedales  más importantes de la provincia. En embalses o pantanos como el de La Toba se les puede ver todo el año. En zonas como Cañete, los cormoranes, que suelen ir en bandadas, aprovechan los chopos de las riberas de los ríos para anidar y dormir.
La Asociación de Cotos Intensivos de Pesca de Castilla-La Mancha (incluye a piscicultores y propietarios en aguas de régimen privado), con sede en Villalba de la Sierra, ha alertado de su numerosa presencia. Tanta es la alarma que ha generado entre la organización, que la Consejería de Agricultura de la Junta de Comunidades ha atendido sus demandas, retirando el ave del catálogo de especies protegidas.
 
Daños ecológicos. Javier López Salmerón, secretario de la organización, confirma que «ya se ha iniciado la descatalogación de especie protegida», y añade que, se puede considerar al cormorán «una plaga que está causando unos graves daños económicos en los ecosistemas acuáticos, que se pueden calcular, y ecológicos, que son incalculables». 
La asociación de cotos intensivos afirma que el ave está en todas las cuencas fluviales, lagos, lagunas, embalses y riachuelos donde puedan nadar, de la provincia conquense. «Buscan alimentos y esquilman primero en los embalses. Aunque son una especie migratoria ya se han detectado colonias que se quedan fijas en esos pantanos, esperando que tras el invierno puedan comer los pequeños peces que salen del letargo. ¿Donde comen en esta época? Pues se van a los ríos a por las truchas o a la boga. Especies que están protegidas».
A las aves que ya están presentes durante todo el año se les suman las que huyen del frío y vienen desde el norte buscando climas más cálidos. El cormorán aprovecha el ciclo vital de la trucha común (especie de interés preferente), que en estas fechas desova, la boga de río, «y especies que están ya muy limitadas y que el cormorán arrasa».
Otro agravante para la presencia masiva de esta ave en tierras conquenses, según señala López Salmerón, es que en otras comunidades autónomas limítrofes ya se ha están realizando planes de control de la aves. «Los animales no son tontos. Si en un sitio les están pegando tiros, finalmente se van a otro donde no se les molesta y además tienen comida. Llevamos muchos años con esto y el problema es que en los tramos altos de los ríos costará mucho restablecer el ecosistema», dice.
El secretario de la organización de cotos de pesca de la región asegura que «no hay ninguna otra especie que haga tanto daño en los ríos. Tenemos la garza o la nutria, que es una especie autóctona y ha convivido toda la vida con el resto de especies, porque tampoco hay una superpoblación en estos momentos. No como el cormorán, que no es una especie autóctona y que ahora mismo es una plaga», dice, y apunta que según los cálculos de los profesionales «en un año, los cormoranes podían esquilmar la producción de las piscifactorías de siete naciones de Europa».
En la actualidad, el colectivo trabaja de la mano de la Consejería de Agricultura para reducir la población del ave. «Mientras se llevan a cabo los trámites de descatalogación e información pública, estamos recabando datos de otras comunidades autónomas donde ya tienen implantados los métodos de control. Ya tenemos informes de Extremadura y Asturias».
López Salmerón afirma que el método de control empleado es «el exterminio controlado. No se trata de arrasar todo, hay que tener un equilibrio».
 
exclusión del catálogo. La Dirección General de Montes y Espacios Naturales de la Consejería de Agricultura anunció el pasado 7 de octubre la resolución por la que se crea el catálogo regional de especies amenazadas, con el objeto de excluir al cormorán grande de la lista. 
El nuevo catálogo considera que, según los datos disponibles, la especie cuenta en la actualidad con un «favorable estado poblacional a nivel estatal», que ha motivado la exclusión en la lista nacional de especies amenazadas. Esta tendencia positiva también se produce a nivel regional, con un incremento de sus poblaciones en los últimos años.
 El Ministerio de Agricultura excluyó la especie de la lista en una orden de 28 de mayo de 2004. Aunque el ave ya no estaba incluida en el catálogo nacional, como toda fauna silvestre goza de un régimen de protección general. En Castilla-La Mancha, la especie se incluyó en la primera lista de 1998. 
En 2002, la población registrada en invernada se estimó entre 19.000 y 32.500 individuos, de los que entre 1.900 y 5.400 se censaron en la región. La Consejería de Agricultura de la Junta de Comunidades detectó que el cormorán incrementaba su población en el año 2007.
El último censo efectuado hasta la fecha, en 2011, reflejó que en Castilla-La Mancha se encontraban de 4.000 a 5.000 ejemplares. En la provincia de Cuenca se registraron 328. Los climas más suaves de los últimos inviernos han supuesto el incremento de la especie, que en lugar de desplazarse, ha decidido quedarse. No existe censo en la actualidad.