Antes de que termine este mes, la decisión ya debe estar tomada. Cuenca sabrá, de forma oficial y consensuada entre todas las partes, si suspende por segundo año consecutivo las procesiones de Semana Santa como consecuencia de la pandemia. Esa es la fecha límite que en el seno de la Junta de Cofradías han marcado en rojo en el calendario, fundamentalmente, por cuestiones organizativas. Ahora bien, a falta de veredicto final, la previsión más coherente no apunta al optimismo, pues es algo realmente complicado a juzgar por la situación actual.
Al fin y al cabo, explica el presidente de la institución nazarena, Jorge Sánchez Albendea, la suspensión o no de los desfiles procesionales es una cuestión «estrictamente sanitaria» y, por lo tanto, es una medida que «nos vendrá dada» por la autoridad correspondiente. «Por mucho que nosotros veamos alternativas o pensemos soluciones, nos dirán lo que se puede y lo que no se puede hacer», argumenta al respecto. En este sentido, el máximo responsable de la comunidad nazarena tiene claro qué es lo más lógico en este caso: «Cualquier momento de la Semana de Pasión de Cuenca en el que pensemos es multitudinario», desde la salida o llegada de un paso hasta su puesta en andas, y controlar eso es «altamente complicado». «Personalmente», dice, «lo veo imposible». Además, se da la circunstancia añadida de que este año la Semana Santa es madrugadora, ya que el Domingo de Ramos es el próximo 28 de marzo.
Hasta esa decisión definitiva –se conocerá en pocos días–, en la Junta de Cofradías trabajan desde hace meses «en dos líneas». Según avanza Sánchez Albendea en La Tribuna, hay una primera alternativa en la que el presupuesto de la institución –que debe concretarse este mes–, contempla la organización de los cortejos procesionales como en una Semana Santa normal. Existe otra en la que no, tal y como sucedió el año pasado.
Si al final se confirman las malas noticias y, como todo hace indicar, no hay procesiones tampoco en 2021, la Junta de Cofradías trabaja ya en un programa «muy ambicioso» de actividades y eventos para mitigar los dolorosos efectos de la suspensión entre la comunidad semanasantera. Se trata –avanza el presidente de la institución en este diario– de actos culturales y divulgativos, dirigidos «tanto a los nazarenos más jóvenes de la casa como a los mayores». El objetivo final de este programa es «mantener viva la llama» ante una posible «desconexión» después de tres años sin procesiones, como ocurre en el caso del Jueves y el Viernes Santo.
Sánchez Albendea tiene claro que «nada va a suplir que nuestros pasos no salgan a la calle», pero se alía con el refranero para argumentar que «del mal, el menos». Con el deseo de que guste entre los nazarenos conquenses y de que éstos sean partícipes en estas actividades, en la JdC llevan «dos meses» trabajando muy duro en esta planificación. «Nuestra obligación es trabajar, más que nunca, por mantener viva la llama de la Semana Santa», explica el presidente, y por eso mismo hay «más responsabilidad si cabe que otros años».
Evidentemente, todas estas actividades se llevarán a cabo siguiendo la normativa sanitaria que rija en ese momento. En este sentido, hay una diferencia importante con respecto al año pasado. Entonces había decretado un encierro domiciliario general, mientras que ahora, «en mayor o menor medida, con más o menos restricciones, la gente estará en la calle, y no me imagino esos días previos a Semana Santa y durante ésta, sin que nada nos haga recordarla en la ciudad».
Por otro lado, el máximo responsable de la institución nazarena descarta la posibilidad de que haya cartel anunciador y pregón «si no hay procesiones en las calles». Como opinión personal, apunta que «no tendría mucho sentido». Aunque eso sí, termina diciendo que esa decisión la tiene que tomar la Junta de Diputación de la JdC.
Sánchez Albendea está en «continuo contacto» con presidentes de otras juntas de cofradías de todo el país, desde Sevilla hasta Málaga, pasando por Cartagena, Zamora, Valladolid o Zaragoza, por ejemplo. Junto a sus homólogos trata el tema de la suspensión y ponen en común los mismos problemas. Algunos de ellos, de hecho, ya conocen oficialmente que no habrá procesiones, como es el caso de Sevilla y Granada. En este punto, el representante conquense explica que cada Semana Santa «tiene sus particularidades organizativas y sus tiempos», y que por ello cada una «tiene que tomar la decisión en un determinado momento».