La oportunidad soñada

R.L.C.
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El percusionista Pablo Navarro Díaz, de Tarancón, ha logrado actuar con la Orquesta Nacional de España.

Pablo Navarro, que realiza jornadas diarias de ensayo de cuatro y cinco horas, tocando los timbales. - Foto: ANDRÉS H. GIL

Que en esta pandemia, y más en esta sexta ola con consecuencias menos graves, el popular refrán «no hay mal que por bien no venga» está trabajando y mucho es una obviedad, y si no que se lo digan al músico de la ciudad de Tarancón Pablo Navarro Díaz, que acaba de vivir toda una oportunidad soñada.  

A finales del mes pasado, prácticamente de un día para otro, le avisaron de la Orquesta Nacional de España para cubrir a un percusionista al que la Covid-19 le impedía cumplir con el concierto del 23 de enero en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. «Fue una experiencia super impresionante, a nivel personal y musical una de las más importantes de mi vida», confiesa este taranconero, de 23 años, que tocó los platos al interpretar la primera sinfonía del compositor Dimitri Shostakovich. «Es uno de los instrumentos más comprometidos, como decimos vulgarmente, un platillazo mal dado se entera hasta el que no entiende», señala al recordar que vivió la jornada de manera frenética en cuanto a emociones y también porque, si por la mañana actuó con la Orquesta Nacional, por la tarde realizó el ensayo general, con público, en el Teatro de la Zarzuela de la obra Entre Sevilla y Triana, de Pablo Sorozábal, ya que colabora a nivel profesional con la orquesta de la Comunidad de Madrid. Además es miembro de la Joven Orquesta de  Cataluña, Extremadura y la citada comunidad. Sus inicios en la música fueron en la escuela municipal de Tarancón, fue miembro de la banda de música y después pasó al Conservatorio de Grado Medio Arturo Soria. En la actualidad está en el último año de carrera del Real Conservatorio Superior de Madrid.

El curso pasado, en el marco de sus estudios de Erasmus en Colonia (Alemania), tuvo la oportunidad de tocar con la Orquesta Sinfónica de Wuppertal y también actuó en verano con la Orquesta Filarmónica de Suiza. Entre otras muchas, son oportunidades de oro que está viviendo intensamente este joven conquense que sueña con trabajar en un futuro tocando en una orquesta en España. «Estoy intentando enfocarme a la percusión orquestal clásica, que engloba un montón de instrumentos, tanto de láminas como de parches, platos, caja, pequeña percusión (como triángulo y pandereta), timbales», explica. Seguir formándose es su prioridad hasta que lleguen las convocatorias para conseguir una plaza fija. «Por la edad de los percusionistas y que la mayoría de las orquestas se crearon a finales de los años 80 y 90 calculo que saldrán en unos cinco o diez años», comenta este músico que realiza jornadas diarias de estudio de hasta cuatro y cinco horas de ensayo. Y es que es consciente que detrás de lograr un sueño así hay mucho esfuerzo, pero está dispuesto a darlo todo. 

«Nuestra manera de estudiar es tocar, pasar horas y horas, ya que si no practicas por mucho que quieras nosotros no podemos preparar un examen en una o dos semanas», dice Pablo Navarro, que intenta no desaprovechar ninguno de los trampolines que se le presentan. 

evolución. En mayo volverá a tocar con la Orquesta Nacional de España, en un concierto didáctico para el que ya le habían llamado con anterioridad al del pasado enero. Ahora está inmerso en el amplio recital de fin de carrera, donde como solista tendrá que darlo todo con múltiples instrumentos (xilófono, marimba, vibráfono...). «La percusión engloba desde lo más clásico y antiguo hasta nuestros días, ha tenido un desarrollo reciente gigantesco, porque ha sido a partir del siglo XX cuando los compositores han empezado a utilizarla más», apunta mientras insiste en la importancia de dar a conocerla en cada rincón. Hace dos años ya organizó un concierto en Casa Parada de Tarancón y espera poder repetir pronto porque, «la percusión es un mundo fabuloso que a veces no se conoce más allá de las bandas, que está muy bien, pero es mucho más amplio». 

Para Pablo Navarro, y máxime en un mundo actual marcado por la distancia social, el principal valor de interpretar  música es «la vivencia tan única y fuerte al transmitir emociones en directo a través de la obra de un compositor, con este arte das algo de tí en cada pieza y además lo compartes con otros compañeros».