Por amor al arte

J. Monreal
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Ana Conesa es restauradora de obras de arte

Por amor al arte - Foto: Reyes MartÁ­nez

Madrileña de nacimiento y enconquensada de vocación, Ana llegó a la ciudad hace 17 años «cuando oposité a una plaza de restaurador que convocaba la Diputación Provincial. Superada la prueba empecé a trabajar y hasta ahora no he parado», dice la responsable del Taller de Restauración, en el que trabaja junto otros seis profesionales en materia de recuperación de obras.

Largos años de estudio y especialización fueron necesarios para que Ana adquiriera la experiencia necesaria para afrontar los retos que plantea la restauración de una obra de arte.

«La primera vez que ves una obra en la que vas a trabajar, sientes un poco de miedo, aunque puede más el convencimiento de que vas a ser capaz de devolverle el esplendor de su estado original», dice la restauradora.

Trece años han pasado desde aquel primer momento en el taller, y Ana sigue experimentando aquellas sensaciones con cada obra, «más que con miedo con responsabilidad. La experiencia es una valor añadido a tu profesión y el haber restaurado ya muchas obras te da la confianza necesaria para seguir adelante, aunque debes ser consciente de que cada obra es única, diferente, y como tal tienes que actuar en cada momento».

Trabajo paciente, dedicación plena y grandes conocimientos en materia de arte, son los ingredientes que utiliza Ana en su trabajo cotidiano en el taller.

«El proceso es casi siempre el mismo: estudio de la obra en profundidad, conocer perfectamente la problemática de cada una de ellas y decidir el tratamiento que hay que aplicar. No basta con la experiencia acumulada, sino que hay que estar al tanto de las últimas técnicas, de las novedades que van surgiendo y de los nuevos métodos de restauración».

Cada obra a la qaue se enfrenta Ana guarda una sorpresa, y a veces debe cambiar el planteamiento inicial de cómo afrontar la restauración. «Por eso es fundamental un estudio a fondo de cada intervención para saber con la mayor certeza lo que podemos encontrar, y si está más deteriorada la obra de lo que en un primer examen de valoración se creía».

Una profesión, la de restaurador, que engancha a quienes la ejercen « y más aún en nuestro país, tan rico en patrimonio y obras de artes que no están lo bien conservadas que merecen», sigue diciendo la restauradora, quien añade que «en España hay grandes restauradores, del máximo nivel, aunque en materia de conservación estamos por debajo de otros países europeos tales como Italia, Francia o Inglaterra, no porque tengamos menor calidad en obras de arte, sino porque en esos lugares se empezó antes la labor de recuperación y en cierta medida vamos retrasados en ese aspecto. La ventaja que nos llevan viene de tiempos lejanos, desde el final de la Segunda Guerra Mundial, momento en el que se establecieron unos criterios internacionales en el campo de la recuperación de obras de arte y al ser los pioneros, siguen manteniéndose hoy en día a la cabeza»

Pinturas y esculturas pueblan el taller de restauración en el que Ana desarrolla su labor cotidiana, «labor en la que no estoy sola, como es comprensible, sino que cuenta con la ayuda de diversos profesionales, (cinco restauradores, cuatro técnicos, dos ayudantes y un carpintero). Un equipo de expertos en la materia para llevar a cabo esta labor de recuperación de buena parte del patrimonio artístico».

Obras deterioradas que tras la intervención vuelven a recuperar el aspecto original, «incluso en algunas ocasiones, mejoran», dice sonriendo la restauradora.

Mucho trabajo por hacer y magníficas obras por restaurar y recuperar.

Tiempo y paciencia.

Experiencia y dedicación para rescatar del olvido el legado artístico del pasado.