Cuentan que la Gran Depresión que sufrió Estados Unidos a partir del Crack de la bolsa en 1929 agudizó el ingenio de las grandes cadenas comerciales, que pensaron que era mucho más rentable vender sus productos en unas fechas determinadas, a un precio rebajado, que seguir manteniéndolos en sus almacenes. Ese fue el inicio de lo que hoy se conocen como rebajas. No se sabe muy bien cuándo empezaron en España, pero lo cierto es que aquí se establecieron tras las fiestas navideñas y en días previos al periodo vacacional del verano. En Castilla-La Mancha, oficialmente, las primeras rebajas del año se fijan del 7 de enero al 31 de marzo, pero la liberalización de los descuentos ha provocado una guerra de precios que benefician las grandes plataformas y perjudican notablemente al pequeño y mediano comercio.

La regularización del periodo de rebajas ya no se ciñe a unas fechas concretas, más cuando la normativa «no establece, como hacía unos años, dos periodos fijos de invierno y verano», cuenta Raquel Álvarez, secretaria de la Asociación Provincial de Comercio de Cuenca, que subraya que desde el colectivo de comerciantes se exige que «la situación anterior quede fijada. Tal y como está en estos momentos, permite a las grandes marcas realizar promociones, trabajar durante todo el año, cosa que el pequeño comercio no se puede permitir y eso le perjudica gravemente». En la actualidad, apunta, los comercios «tienen libertad para realizar sus rebajas y descuentos durante todo el año, pero tienen que adelantarlas, por lo que supone una pérdida de ganancias».

Covid y temporal. Por otro lado, la pandemia y la borrasca han impedido que las rebajas se inicien como venía siendo habitual. No obstante, aún quedan los últimos días de enero y primeros de febrero para que se reactiven las ventas. «Ya que el periodo de rebajas no está limitado en el tiempo, no debería ser un problema para el consumidor que quiere hacer una compra con un porcentaje de descuento. Todavía es pronto para aventurar qué va a pasar en este periodo de rebajas», declara la secretaría de la Asociación de Comercio, quien confía en que, una vez se normalice la situación, «se pueda venir a Cuenca a comprar desde otras localidades de la provincia y la situación de ventas en rebajas se vea compensada».

Los comerciantes piden que se regule el periodo de rebajasBien es cierto que los pequeños comercios «siempre han estado en una situación muy complicada» y la crisis económica en la que nos encontramos «la ha agudizado todavía más», indica la secretaria de la asociación, que subraya que «gracias a la sensibilización de la población y de las campañas que desde la Asociación de Comercio hemos realizado, los clientes han optado por realizar parte de sus compras en el pequeño comercio, para reconocer su trabajo y, sobre todo, para permitir que estos pequeños comercios, que están abiertos y que nos dan un servicio continuo, puedan seguir abiertos y pagar sus facturas correspondientes».

Unas rebajas, en definitiva «normales, que se diferencian por el hecho de que el comercio se preocupa mucho en propiciar las medidas de seguridad a sus clientes, para que realicen una compra segura en establecimientos. Eso es lo único distinto respecto a otras rebajas anteriores».

Recuerda Álvarez que la asociación integrada en CEOE-Cepyme Cuenca ha desarrollado varias campañas a lo largo de todo el pasado año, sobre todo en el núcleo de la pandemia, para tratar de impulsar las compras y animar al consumo. Proyectos como ‘Lo que sea va no vuelve’ buscan que el consumidor tenga en cuenta el servicio que prestan los comercios de proximidad frente a las grandes plataformas deslocalizadas.

Desde la asociación también se pide a los consumidores que «sigan confiando en el pequeño y mediano comercio de Cuenca. Muchos de ellos están actualizando y renovando sus páginas web, gracias a las ayudas de las diferentes administraciones, para no perder el tren de las nuevas tecnologías y dar al consumidor la mayores facilidades a la hora de realizar compras». 

En ese sentido, cuenta Álvarez que, de forma inmediata al inicio de la pandemia, las campañas realizadas para llamar la atención del consumidor «tuvieron una sensibilidad elevada. Entendemos que el cliente, poco a poco, lo va asimilando, pero las campañas tienen que ser continuas porque el cliente lo tiene que ir asimilando».