Woody Allen cuenta una historia de amores y desamores en Central Park en su última película ‘Un día de lluvia en Nueva York’. Central Park puede ser tan romántico o peligroso como queramos imaginar, que para eso ha conseguido el estatus de lugar de los sueños y las pesadillas. Los visitantes de Nueva York pueden creer que es un paisaje natural que se respetó según la ciudad que nunca duerme se expandía. Pero no. Central Park es un espacio construido  en el siglo XIX, basado en teorías sobre las ciudades del futuro. El París amplio de Haussmann se creó para prevenir los movimientos y manifestaciones de masas. Las ciudades debían ser controlables. En Nueva York se propuso crear un espacio natural para la integración de sus habitantes. Un lugar donde pudieran juntarse judíos y cristianos,  emigrantes irlandeses y alemanes, gentes diversas. La integración sería más fácil en un espacio impersonal y amable. Era lo que pensaba Frederick Law Olmestad quien diseñaría  Central Park en sus comienzos. El espacio que ocupa el parque era un lugar de frontera, peligroso y violento, en el que se asentaban colonos y artesanos en barrios,  convertidos en campos de batalla. Véase ‘Gangs of New York’, de Scorsese, para entenderlo mejor. Para cambiar estas relaciones conflictivas se construiría Central Park. Las obras se iniciaron en 1858 y  acabaron 15 años más tarde, en 1873. Ocupaba 341 hectáreas de arenas arcillosas y salientes de rocas, situadas al norte de la ciudad. Los ocupantes fueron desplazados a otros lugares y más de 4 mil hombres trabajaron para  mover 3,8 millones de metros cúbicos de material.
La historia se me ha ocurrido contarla  después  que los partidos políticos del Ayuntamiento de Toledo, hayan aprobado en pleno y por unanimidad, dejar libre de construcciones el espacio denominado Vega Baja para preservar sus yacimientos visigodos y salvaguardar el cono visual, ya bastante invadido, del Centro Histórico. Central Park es un icono que cuenta con siglo y medio de existencia y mejoras continuas. Ahora se valora más por sus efectos climáticos  que en sus comienzos, que tuvo pulsiones distintas. Toledo tiene la posibilidad de construir un espacio singular y único de presente y de futuro como Central Park. Lo que desconocemos es si existe ambición, capacidad y voluntad colectivas para construir aquí un lugar como Central Park.