Amor de madre

Manu Reina
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Milagros Durán no se separó del lecho de su hijo Juan Manuel, que estuvo en coma durante 28 años y medio tras sufrir un fatídico accidente mientras cumplía el servicio militar obligatorio

Amor de madre - Foto: Reyes Martínez

La esperanza es lo último que se pierde. Ese es el lema forjado a fuego en los Igualada Durán. Una familia conquense que no ha tenido una existencia fácil desde hace casi tres décadas. Concretamente, desde que el más pequeño de los cuatro hijos, Juan Manuel, vio truncada su vida para siempre tras sufrir un terrible accidente mientras realizaba unas maniobras en el servicio militar obligatorio. Este conquense partió rumbo a Ferrol en 1993 para completar la mili, pero nunca más pudo volver a su ciudad natal. A partir de ahí, todo cambió. 

Este joven, decidido y con grandes sueños por delante, cayó al vacío cuando iba a bordo de un camión militar, con la mala fortuna de golpearse la cabeza contra el asfalto. Un terrible accidente ocurrido el 12 de septiembre de 1993 que le generó graves lesiones cerebrales. Apenas cuatro días antes había celebrado su 19 cumpleaños. El golpe le dejó postrado para siempre en una cama del Hospital Gómez Ulla de Madrid. Pese a que fue operado a la semana siguiente del siniestro, tras detectarle un coágulo de sangre en la cabeza, este conquense nunca más volvió a despertar y se mantuvo en coma durante 28 años y medio. Desde el momento del accidente, el Ejército se hizo cargo de él y de su tratamiento. Así ha sido durante casi 30 años. De hecho, administrativamente Igualada ha seguido figurando como soldado en servicio militar obligatorio, una situación en la que se le mantuvo para seguir siendo atendido por la Sanidad Militar. Por ello se le considera el último hombre de reemplazo (conocidos popularmente como quintos) de la mili, eliminada en 2001. Por desgracia, este joven nunca pudo licenciarse. 

Milagros Durán, madre y ángel de la guarda de Juan Manuel, nunca perdió la esperanza y se mantuvo al lado de su hijo hasta el último suspiro de éste. Estuvo durante casi tres décadas en la habitación del hospital para acompañar al joven. «Tenía la recompensa de poder tocarle durante todos estos años», expresa la mujer aún conmocionada por su marcha, pero convencida y segura de que su «hijo nunca se ha quedado solo y nunca ha sufrido». 

Amor de madreAmor de madre - Foto: Reyes Martínezinterpretar sus gestos. Juan Manuel mantenía sus funciones respiratorias, renales, cardiovasculares y endocrinas, y no necesitaba ninguna máquina para sobrevivir. Tan sólo tenía una sonda de alimentación. Esta madre intentó, sin resultado, interpretar el gesto de sus ojos. No existía comunicación verbal entre ambos, pero sí emocional y sentimental. Un amor de madre e hijo que nada pudo romper.

Milagros Durán conoció la trágica noticia del accidente cuando estaba de vacaciones. Los hermanos de Juan Manuel fueron los primeros en acudir a Madrid para ver su estado. Su padre había fallecido cuatro años antes. La madre, sin pensárselo dos veces, dejó todo de lado para marcharse a vivir en la misma habitación que su hijo. Antes de dar este paso estuvo 14 años trabajando en la casa del pintor Antonio Saura en Cuenca.

Pero desde el accidente su cometido en la vida era otro. «Era consciente de que no se iba a recuperar», asiente Milagros, que detalla cómo los médicos le dieron «muy poco tiempo de vida», aunque aguantó mucho más. «Me mantenía el hecho de saber que podía cuidarlo», expresa esta madre coraje, que se convirtió en una enfermera más. Un tiempo que llenó «contándole muchas vivencias, cosas de sus hermanos y de los médicos». Todo con tal de que Juan Manuel estuviera siempre al tanto de todo. Esta increíble mujer no estuvo nunca sola, ya que estuvo rodeada de una familia ejemplar. Los hermanos y cuñados de Juan Manuel también pasaron mucho tiempo en la habitación, dando el relevo a Milagros. Además, el capellán castrense Julián Esteban fue un gran aliado y un apoyo durante muchos años. El último hombre de la mili no pasó «ningún día solo, ni en navidades, comuniones, ni en cualquier celebración», cuenta orgullosa su madre. 

Amor de madre
Amor de madre - Foto: Reyes Martínez
Juan Manuel Igualada Durán falleció el pasado 28 de enero tras sufrir un fallo orgánico. Una fecha señalada para todos los conquenses, como lo era él, por ser el día del patrón, San Julián, que nunca le abandonó. Ambos lucharon juntos gracias a la fe de su madre y siempre respaldados por una familia ejemplar.