Las medidas de refuerzo ya se dejan notar en la capital

J. López
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Cuenca siente desde ayer el confinamiento perimetral del municipio, el toque de queda a las 10 de la noche o el cierre de los establecimientos hosteleros, centros comerciales, locales de juego, gimnasios y otros recintos deportivos

Las medidas de refuerzo ya se dejan notar en la capital - Foto: LOLA PINEDA

El refuerzo de las medidas de nivel 3 por la epidemia del coronavirus ya se advierten en el municipio conquense. Las nuevas normas entraron en vigor a las 00,00 horas de ayer, pero empezaron a notarse desde primeras horas de la mañana. Quien quiso tomarse un café o desayunar en su bar o cafetería de siempre, quien pretendió hacer un poco de ejercicio en uno de los gimnasios públicos y privados de la capital, o quien pensó en dar una vuelta por el centro comercial para aprovechar el tiempo de rebajas tuvo que desistir. Los establecimientos y las dependencias públicas que han sido señaladas como posibles zonas de contagio permanecen cerradas hasta que el próximo 29 de enero se vuelvan a abrir. Si las circunstancias sanitarias lo permiten, claro está, y la curva de crecimiento de contagios ha iniciado su descenso.

Agentes de la Guardia Civil, la Policía Nacional y la Policía Municipal redoblan desde ayer la vigilancia y los controles para que se cumpla la seguridad y nadie que no esté debidamente autorizado pueda entrar y salir libremente del municipio. Este martes ya se dispusieron sendos controles en la estación del AVE y en la rotonda del Centro de Recepción de Turistas. Esta mañana, en la sede de la Subdelegación del Gobierno en Cuenca se mantiene una reunión para coordinar todos los esfuerzos y preservar que se cumpla con lo establecido por las autoridades.

Opiniones. Puede que lo más raro para el ciudadano sea el hecho de encontrar, como si de un festivo se tratase, todos los bares y cafeterías con la persiana bajada. Cierto es que en una ciudad en la que es común desayunar, almorzar, echarse el aperitivo o tomarse algo caliente a lo largo del día es una situación cuando menos extraña. Si no que se lo digan a los establecimientos de la calle San Francisco, que desde primeras horas del día recogieron terrazas, echaron el candado a las mesas y sillas y se dedicaron a hacer limpieza general. Era el caso de dos jóvenes camareros que a media mañana cepillaban el suelo de la calle con lejía y agua, y colocaban los candados al mobiliario mientras se lamentaban del cierre.

Las medidas de refuerzo ya se dejan notar en la capitalLas medidas de refuerzo ya se dejan notar en la capital - Foto: LOLA PINEDAEn el bar de al lado, el dueño opinaba que «no tienen las ideas claras y al final estamos pagando el pato los hosteleros. Creemos que se han cebado con nosotros. Vamos a llevar un año con todo esto, sin fiestas ni nada, y ese dinero lo estamos poniendo nosotros de nuestro bolsillo». Es cierto que se puede servir comida a domicilio, como anuncia uno de los bares de la zona, pero «no es rentable. No es solución porque al final pierdes», cuenta el hostelero, mientras muestra unos calefactores comprados para la terraza que están almacenados en cajas y que no sabe cuándo podrá desembalar.

La propietaria de una tienda del Centro Comercial El Mirador, cerrado también por las nuevas medidas reforzadas, dice que es un sinsentido que en el centro de Cuenca estén abiertos establecimientos que no son esenciales. «Puedes comprar perfumes, cosmética o ropa y no pasa nada. No entiendo que los centros comerciales estén cerrados y la gente se esté apelotonando en otras tiendas, sin guardar la distancia. No puede ser que yo esté cumpliendo con todas las medidas de seguridad que me exigen, no pueda abrir, y luego vea que hay colas en otros comercios, o que en los pasillos de los supermercados esté la gente codo con codo», se queja.

En la puerta de la Biblioteca Pública Fermín Caballero hace días que se informa de las restricciones. Nadie puede entrar a consultar ningún documento y se ha deshabilitado el buzón de 24 horas. No obstante, se mantiene en la entrada unas cajas para que los usuarios depositen los libros prestados de vuelta. «Se precintan y hasta que no pasa un periodo de cuarentena no se manipulan», dice Dolores García, la directora, quien lamenta que la situación «sea así. Que se impida que la ciudadanía no pueda disfrutar de la lectura en unos tiempos tan duros nos parece un crimen, pero tenemos que tener sentido común y respetar las medidas».

Las medidas de refuerzo ya se dejan notar en la capitalLas medidas de refuerzo ya se dejan notar en la capitalEn la puerta del Parque San Julián, el Ayuntamiento ha colocado un cartel que informa de que permanecerá cerrado desde las 22 horas a las ocho de la mañana del día siguiente. Un residente que espera a su mujer, lee el texto en voz alta y cree que la medida «se tenía que haber tomado antes de las Navidades. Hoy no oiríamos por las noticias que el hospital ya empieza a llenarse de contagiados».

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Otra mujer que espera en la cola de uno de los cajeros bancarios de Carretería dice que «es una pena que haya tanta gente por la calle. No aprendemos. Se han cerrado los bares y los centros comerciales y nos lanzamos a comprar al supermercado lo que sea, como si nos faltase de comer».