E l poeta valenciano José Iniesta dio a conocer el jueves su última obra, 'Cantar la vida' (Editorial Renacimiento) en la Fundación Antonio Pérez, un acto promovido por la Asociación Cultural conquense Poesía para náufragos, organizadora del festival del mismo nombre. La presentación del poemario, que obtuvo el Premio de la Crítica Literaria Valenciana, contó con la participación de los escritores conquenses Francisco Mora y José Ángel García. Según el propio jurado, «se trata de un poemario de impecable prosodia discursiva que combina la meditación sobre la escritura, la evocación de la infancia y la pincelada paisajística».

No es la primera vez que visita Cuenca para presentar una de sus obras, ¿mantiene un contacto regular con la Asociación Poesía para náufragos? 

Sí a través del vínculo que mantengo con ellos ya presenté en esta ciudad mi libro anterior, Llegar a casa, debo decir que me siento agradecido y muy querido por la buena gente de Cuenca.

Una obra que se ha visto reconocida por la crítica, ¿qué supone para usted ese galardón?

Aunque esto de los premios no ayuda a que una obra sea mejor, sí contribuye un poco a aumentar su difusión y a que pueda ser algo más conocida, lógicamente estoy contento por ello.

¿En 'Cantar a la vida' podría decirse que se vale de la poesía como refugio?  

Es escritura por necesidad, una vocación  que tengo desde la adolescencia y es la mejor manera que conozco para transitar por la vida. La poesía me hace que tenga una mirada mucho más atenta sobre el mundo, que pueda equilibrar emoción y pensamiento en este tránsito de la existencia y me aporta una conciencia de vida poderosa a veces, en ese sentido el título responde a ese oficio del poeta de cantar la vida.

Ya de por sí toda una declaración de intenciones…

Claro, además el libro es un recorrido por las diferentes edades del hombre que soy, con algunas evocaciones muy potentes del niño, prácticamente la mitad de los poemas que contiene, porque de alguna manera seguimos siendo aquel niño que fuimos, aunque sin inocencia. Como te decía es un paseo por las edades del hombre y por su manera de atender y transitar por el mundo.

¿Un viaje existencial pausado hacia lo más verdadero del ser humano?

Así es, el poemario es tanto un viaje a lo verdadero, como a ese punto de misterio que tiene el propio existir, creo que la poesía siempre tiende a a ese elemento mistérico y trata sobre emociones muy profundas y de alguna manera con cierta metafísica de andar por casa.

¿Y hasta qué punto se establece un diálogo poético con el propio paso del tiempo?

Al final creo que sí hay un diálogo con el tiempo, porque este libro incluye una evolución de las edades y de los episodios que hemos vivido, al final escribimos desde lo que hemos sido, de alguna manera somos lo que fuimos e incluso hacemos una proyección al futuro de lo que somos en el presente, por ello la poesía contienen una metafísica poderosa del tiempo.

Suele repetir que escribe sobre lo que ama...

 Sí, en alguna ocasión me han llamado poeta del amor (risas)… pero yo escribo desde el amor no a lo gozoso, sino al milagro de existir, es lo que más me conmociona como escritor, amo a la vida con esa dualidad de dolor y dicha. 

¿En cuanto a la forma se decanta por algunas estrofas, rimas o versos en concreto?

 Bien este poemario ha sido un proceso de 13 años de trabajo, digamos que no ha sido fácil de construir, porque incluye emociones muy fuertes, recuerdos gozosos, pero también algunos traumáticos de la propia infancia y en ese tiempo fue cambiando un poco su forma, al principio nació en la línea de prosa poética y al final ha quedado un poco jugando entre aquella y el verso clásico, normalmente endecasílabos y heptasílabos, todo ello con la búsqueda del ritmo y la musicalidad que requiere la poesía.

El jurado del Premio de la Crítica Valenciana también valoró «la hondura reflexiva y el uso de la antítesis», ¿algo buscado?

Yo estoy lo vivo con naturalidad, al final uno domina las técnicas de su arte, en ese caso de la poética, pero no pienso de antemano en una antítesis para que el poema salga redondo, sino porque a veces la vida la siento con esa paradoja, sale de forma fluida... al final es transitar en ese canto a la vida rítmico, poniendo en valor al auténtico significado de la palabra, en mi opinión la materia más sagrada que tiene el hombre, sin duda la que mejor nos define.

Entre los autores que marcaron su quehacer poético suele citar a menudo a San Juan de la Cruz, ¿es su principal influencia?

Más que poetas en concreto al final lo que nos cautiva son poemas, pero evidentemente tengo autores de referencia y para mí el más poderoso fue siempre San Juan de la Cruz y aparece constantemente en mis libros, de hecho las tres partes que componen Cantar la vida se inician con una cita de él. También me muevo con muchas poetas, son fundamentalmente de origen clásico, me gusta mucho la poesía barroca y renacentista, aunque he transitado mucho por autores contemporáneos como Francisco Brines, Eloy Sánchez Rosillo, Antonio Moreno…

¿Sigue siendo la poesía la hermana pobre de la literatura en cuanto a la atención del público?

Sí, la verdad es que lectores no tenemos muchos, pero nos compensa enormemente, porque tenemos algunos vínculos con determinados de ellos con los que alcanzas un hermanamiento y una alianza tan grande que todo lo compensa, aunque no vendamos mucho. 

En cuanto a otros proyectos literarios futuros, ¿qué nos puede adelantar?

Tengo escritas un par de obras de teatro que están inéditas, a las que le puse mucha vocación, pero me he centrado sobre todo en la poesía, tengo algún libro nuevo que no está aún editado, por ejemplo uno que posiblemente titularé El alma por la boca y gira entorno a soleares con cierto aire flamenco y otros cantares, toco un poco la poesía popular, incluso tengo algún otro proyecto nuevo en el que también estoy trabajando.