El campeón y sus planes de reconquista

Diego Izco (SPC)
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En esa mezcla (el Madrid se agiganta y sus rivales se achican) la defensa del título arrancó a lo bestia · El PSG-Bayern, o la belleza del choque de talentos: individual frente a colectivo

El campeón y sus planes de reconquista - Foto: Peter Powell

En cualquier mano a mano, el triunfo de uno supone el fracaso del otro… y después se reparten responsabilidades: ¿fue porque el primero arrasó o porque el segundo no dio la talla? Habitualmente, hay que buscar una respuesta mixta, sobre todo si esto es la Copa de Europa y uno de los dos se llama Real Madrid. Los blancos se convierten en gigantes. No es magia: es tradición. Y han conseguido que los rivales, sean quienes sean, se achiquen. La forma en la que el Liverpool defiende el 2-3 (Militao recorre el área pequeña y remata completamente libre) es ridícula, como el fallo de Alisson o el desvío de Joe Gomez: seis tiros a puerta de cada equipo, 2-5 en el marcador. Nadie aprovecha mejor el momento ni los detalles.  

El 'plan'

«Nosotros necesitamos hacer un gran partido para ganar al Madrid, pero el Madrid no necesita hacer un gran encuentro para ganarnos», decía Klopp en la víspera del partido. Acusan a los merengues de no tener un plan más allá de la victoria (como si fuese poca cosa), pero puede que el cuadro español controle todos los planes posibles: el de encerrarse y contragolpear, el de gobernar la pelota, el de presionar y el de esperar, el del pase largo o las 1.000 paredes, el de tres, el de cuatro y el de cinco defensas, ese en el que juegan los niños o en el que se exhiben Kroos y Modric… Y, además, como el héroe de la película de acción en el momento determinante, habla el idioma que hay que hablar, conoce a la persona que hay que conocer o tiene el mapa que hay que tener para salir del atolladero. En 'modo Europa' parece imparable.  

Un duelo

El regreso de la Champions tuvo un aroma inigualable con el choque entre PSG y Bayern. Fue un duelo vibrante donde chocaron dos formas antagónicas de entender el juego. Los franceses decidieron hace tiempo montar una plantilla de ensueño, como si en lugar de un director deportivo hubiese un coleccionista de arte. Los alemanes, quizás no tan poderosos en lo económico pero sí en todo lo demás, llevan forjando el equipo alrededor de una idea. En el duelo de lo individual frente a lo colectivo, el conjunto bávaro fue superior durante 65 minutos, marcó un gol y perdonó alguno más… hasta que salió Mbappé al campo. El galo, como Vinícius hoy en día, podría jugar junto a 10 muñecos de los que se ponen para entrenar las faltas directas y aún tendría posibilidades de generar peligro e incluso marcar. El delantero anotó un gol que fue anulado por un fuera de juego milimétrico y aseguró pasión para la vuelta.  

Italia

El sueño del 'rinascimento' lo escriben Nápoles, Milan e Inter. La Serie A pelea desde hace tiempo por lavar su imagen, su habitación con olor a cerrado y su fútbol. El 'calcio' ha cambiado. Nuevos entrenadores con propuestas menos tradicionales, pero más agresivas y divertidas retan a la vieja escuela de 0-1 y pierna dura. El Nápoles de Spalletti es una gozada ofensiva, el Milan de Pioli intenta proponer en todo momento e incluso Simone Inzaghi trata de levantar al Inter de ese fútbol pesado sembrado durante tantos años. Los tres ganaron. Solo con los resultados de la ida, Italia tendría a tres representantes en cuartos, dos Alemania, uno Portugal, uno España… y Leipzig y City (1-1) deberían tirar una moneda al aire.  

Y lo peor

Este último encuentro tuvo la jugada más polémica de la jornada. El empate del Leipzig nace de un testarazo de Gvardiol, quien primero salta y después se apoya en Ruben Dias con ambas manos. En vivo: «Nadie se sostiene así en el aire». En la repetición: «Es una falta clarísima». En el VAR, nada de nada. Se revisan fueras de juego al milímetro y otras acciones (¿hay algo más importante que un gol?) quedan en el limbo. En Europa, por lo visto, el error forma parte de los arbitrajes, como toda la vida, y no se intenta corregir absolutamente todo… lo que desnaturaliza la propia esencia del fútbol.