Humberto del Horno

Lo fácil y lo difícil

Humberto del Horno


La corona sin joya o el retorno incompleto

10/02/2023

Es difícil imaginarse un concierto de los Rolling sin Mick Jagger, o a Amaral sin Eva, a Extremoduro sin Robe. O un capítulo de Los Soprano sin Tony, o Saber y Ganar sin Jordi Hurtado. No se puede recordar el Mundial del 86 sin el gol que Maradona marcó a Shilton con La Mano de Dios; ni recitar la alineación del Madrid 'Ye-Ye' olvidándose de Gento. Ni dejar a Michael Jordan en el banquillo y sin jugar en la final de Barcelona '92. Un huevo sin yema, un roscón sin sorpresa, unas gachas sin mojar pan. No es lo mismo. No es lo mismo San Mateo sin vaquilla. Jueves Lardero sin chorizo, sin huevo.

Y no es lo mismo la Semana de Música Religiosa de Cuenca sin concierto en la Catedral. Una corona sin joya no deja de ser corona, pero no es lo mismo.

Son ya 60 ediciones de un festival que se acerca a los mil conciertos y por el que han pasado decenas de miles de personas. Tras el paréntesis en la dirección que supuso la batuta de Daniel Broncano el pasado año, con una particular visión que –quizá– se pasó de frenada en lo que a modernidad se refiere, el nuevo director, Andoni Sierra, prometía esta semana desde la Gran Vía de Madrid que la nueva cita sería «un reencuentro con la trayectoria histórica» de la Semana de Música Religiosa de Cuenca. «Regreso a su esencia histórica», rezaba la nota de prensa corporativa.

Tal y como concluía Marco Antonio de la Ossa en la intensa radiografía que le dedicó a la cita en el año 2021, San Miguel, la iglesias de Arcas o el Espacio Torner copan el podio de escenarios más utilizados por la SMR, mientras que la Catedral ha programado actividades en 27 ocasiones. Desde 1998, solo la pandemia y su año precedente logró echar la llave de la Catedral en una de las semanas más internacionales de la ciudad.

Toca esperar antes de hablar de la afluencia y valorar el éxito o no de la cita del «retorno». Suena bien el cartel con Eduardo Fernández por Listz, el violín de Lina Tur Bonet, la Real Filharmonía de Galicia, la Orquesta Barroca de Sevilla o el coro de la radio de la radio de Polonia. El menú apetece, pero faltará en la mesa el plato más bonito de toda la vajilla.

De momento, y desde la frialdad de la estadística, sí se puede decir que hasta el año 2000 solo el 3,6 por ciento de los compositores programados eran mujeres, tasa que tampoco se va a revertir este año.