Seis de cada 10 pueblos de Cuenca no tienen oficina bancaria

Leo Cortijo
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El Banco de España pone de relieve que ninguna entidad financiera ofrece servicio en 147 de los 238 municipios que conforman la provincia y que en casi 50 de ellos solo hay disponible una oficina para atender a los vecinos.

La oficina de Globalcaja de Carrascosa del Campo, a la que dos usuarias acuden para hacer sus gestiones bancarias, ofrece servicio a un centenar de vecinos. - Foto: Reyes Martínez

Es una consecuencia más de la despoblación, el mal endémico que arrincona a Cuenca desde hace un buen puñado de décadas. Una pescadilla que se muerde la cola. Los bancos se marchan de los pueblos porque la gente también los abandona y ésta, a su vez, no regresa a ellos porque, entre otros asuntos, faltan oficinas bancarias que permitan llevar a cabo operaciones financieras tan rutinarias como sacar dinero en efectivo, pagar un recibo o cobrar la pensión. Tareas básicas del día a día que en cualquier gran ciudad uno podría realizar a las puertas de casa y en un número considerable de entidades distintas, pero que dependiendo de donde se viva a lo largo y ancho de los 17.000 kilómetros cuadrados que conforman la provincia de Cuenca resultan una misión imposible.

Casi seis de cada diez municipios conquenses no cuentan con entidad bancaria. Esta lapidaria estadística, que ha engordado de forma mayúscula durante los últimos años, sobresale en el último registro de oficinas del Banco de España y pone de relieve que hasta 147 de los 238 núcleos poblacionales que dibujan nuestra orografía no disponen de este tipo de servicio. En el extremo diametralmente opuesto de la moneda hay 91 municipios que sí engrosan esa lista y que entre todos suman en torno a 200 oficinas. La capital, como es lógico, encabeza el escalafón con 28 de hasta una docena de compañías distintas. Le siguen los municipios de mayor población, como Tarancón con ocho, Motilla del Palancar, con siete, San Clemente con seis y Quintanar del Rey, Iniesta y Las Pedroñeras con cinco. Otro dato interesante es que 48 de este casi centenar de localidades solo cuentan con una única oficina.

En los últimos años y según los últimos datos de los que se dispone, el número de oficinas bancarias en territorio conquense ha caído alrededor de un 25 por ciento, según subraya a La Tribuna el director territorial de Globalcaja en Cuenca, Eliseo Quejigo. Los grandes bancos se han ido marchando de las zonas rurales. Tanto que en treinta localidades Globalcaja es la única entidad financiera. Esto supone un «esfuerzo enorme y una gran responsabilidad». «Estos cierres masivos se han convertido en un problema de exclusión financiera que Globalcaja está ayudando a solventar, manteniendo nuestras oficinas abiertas», resalta Quejigo. De esta forma, «no solo favorecemos que todas las personas, con independencia del tamaño del lugar en el que residan tengan acceso a servicios financieros, sino que también es una forma de evitar la despoblación de nuestros pueblos».

Tenemos que tener en cuenta que en las zonas rurales en las que no hay oficinas bancarias es donde los ciudadanos tienen más necesidad de ellas. Son lugares con escasa población donde la mayoría de los habitantes son de edades avanzadas, con difícil acceso a los canales digitales y para los que el dinero en efectivo continúa siendo muy importante. «En Globalcaja siempre decimos que el compromiso forma parte de nuestro ADN y precisamente por esto no podemos permitirnos abandonar el medio rural», apunta el director territorial, y es que eso implicaría «dejar de dar servicio a los ciudadanos y a las posibles empresas que se quieran instalar, porque mantener una oficina supone también un impulso al desarrollo económico de la zona».

Frente a la despoblación. Apostar por mantener esta red de oficinas y cajeros en poblaciones pequeñas es una forma de combatir la despoblación en el medio rural, capital en un territorio como éste. «Sin población no hay valor empresarial», destaca Quejigo, y es que «somos conscientes de que también en estas zonas se generan iniciativas tanto públicas como privadas de las que surge innovación tecnológica y experiencias novedosas en la gestión de recursos naturales, como estamos viendo, por ejemplo, con el proyecto Urban Forest Innovation Lab, que también impulsan la actividad económica, el empleo y favorecen el desarrollo sostenible de nuestro territorio».

Los vecinos de estos municipios son testigos en primera persona del «compromiso» de Globalcaja, en opinión de Quejigo, «siendo conscientes de que va mucho más allá de la rentabilidad». No hay que olvidar que en pueblos muy pequeños el empleado de la Caja es una persona de máxima confianza para muchos vecinos. «La cercanía y el trato humano con la que se presta el servicio nos diferencia y así nos los transmiten», afirma. En muchos casos, concluye, «desarrollamos una importante labor social».