Francisco Javier Martínez

CARTA DEL DIRECTOR

Francisco Javier Martínez


Las buenas maneras con mensajes

24/05/2020

Hace un año que se celebraron las elecciones municipales y autonómicas y es hora de hacer balance. El pacto de Gobierno entre el PSOE y Cuenca nos Une parece que no pasa por su mejor momento si nos atenemos a las declaraciones del alcalde Darío Dolz y del portavoz de Cuenca nos Une, Isidoro Gómez Cavero, aunque lo manifiestan con maneras exquisitas. Sin embargo, en las palabras de los dos políticos subyace entre líneas la tensión existente en estos momentos.
El pacto de las dos fuerzas políticas, fruto del deseo de Cuenca nos Une de que hubiera el mismo color político en el Ayuntamiento y en la Junta de Comunidades, se tambalea. La razón no es otra que la poca participación de los de Isidoro Gómez Cavero en las decisiones de gobierno en la ciudad, por lo que Darío Dolz tendrá que cambiar las formas de actuar en el resto del mandato si no quiere que se produzca una crisis profunda en el equipo de Gobierno de coalición.
Las fricciones entre el PSOE y Cuenca nos Une tiene a un árbitro que relaja las tensiones, que no es otro que la Junta de Comunidades. De hecho, Gómez Cavero reconoce abiertamente que las relaciones con Emiliano García-Page son mejores que con el alcalde Dolz. Esta circunstancia pone a las claras la tensión existente en el seno de la coalición y García-Page, como secretario general del PSOE de Castilla-La Mancha, no puede permitirse una crisis en el Ayuntamiento conquense, porque es uno de los símbolos de su victoria en las urnas, arrebatándoselo al Partido Popular.
La diferencia entre Darío Dolz e Isidoro Gómez Cavero reside en que el primero se debe a una disciplina de partido, mientras que el segundo es independiente de actuar cómo le venga en gana, pero siempre con el beneficio de Cuenca como objetivo único. Partiendo de este punto de partida, Cuenca nos Une tiene la sartén por el mango en el juego político y Darío Dolz debe respetar a una formación política que, aunque conformada por conquenses que no tienen experiencia en política, sí tienen claro que deben participar en la toma de decisiones de la ciudad, un hecho que, a tenor de las declaraciones de uno y de otro, no se cumple en estos momentos.
Por delante tenemos tres años de mandato y las grietas en el pacto de Gobierno de la ciudad de Cuenca ya empiezan a estar visibles. Si no se pone remedio, puede ser que cuando se llame al albañil, en este caso García-Page, las grietas ya no se puedan tapar y la gran perjudicada de esta inestabilidad sea la ciudad Cuenca y sus habitantes.