El refugio se salva

R.L.C.
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ARMH Cuenca defiende la necesidad de rehabilitar y dotar de contenido espacios de memoria que salvaron muchas vidas durante la guerra civil y pueden ser reclamo turístico. El Ayuntamiento retira el permiso para hacer sonar las sirenas antiaéreas.

El refugio se salva - Foto: mahura

Los sótanos, bajos, e incluso los andenes del metro, que están utilizando los ucranianos para refugiarse del ataque ruso, están trayendo a la memoria el horror que se vivió en los refugios antiaéreos de Tarancón por los bombardeos de la guerra civil.

Ya en 2019 la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) de Cuenca consiguió que el antiguo Hospital de Santa Emilia, El Hospitalillo, y su refugio antiaéreo anexo fueran incluidos de oficio en el Inventario de Patrimonio Histórico-Artístico de Castilla-La Mancha, lo que garantiza su conservación. Desde este mes este mismo colectivo ha conseguido la protección patrimonial del refugio de la estación de tren.  A través de una campaña de firmas por internet ARMH Cuenca ha reunido casi 19.000 apoyos para solicitar al Ayuntamiento su rehabilitación para que sean un reclamo turístico más en la ciudad. Amparo Moreno, hija de Dositeo Moreno, taranconero asesinado en Mauthausen, que precisamente nació en el refugio de la estación, también escribió hace un año una carta a la institución local sumándose a esta solicitud. 

Máximo Molina, presidente de este colectivo, recuerda que fue en 2010 cuando por primera vez «tuvimos conocimiento del refugio de la estación, por unas obras de suministro de gas natural, el alcalde de entonces, Raúl Amores, planteó que podría arreglar para hacerlo visitable, pero después este proyecto quedó en el olvido». En el caso de El Hospitalillo (fue hace precisamente un siglo cuando se acordó la puesta en marcha de un hospital municipal y el Patronato Lozano), nuestra intención sería la misma, «que se conserve atendiendo a la Ley de Patrimonio y que nos dejen un espacio, como llevamos pidiendo desde 2011, desde donde contar una parte de la historia que aún hay gente que parece que quiere negar», añade Molina, que este fin de semana ha participado en unas jornadas en Edimburgo, organizadas por el International Brigade Memorial Trust, precisamente para hablar de la Guerra Civil española y del papel que jugó Tarancón en ella. «Fuera de las zonas de frente, nuestra localidad fue una de las más bombardeadas de toda la región de Castilla-La Mancha», significa. 

verano de 1937. Los refugios ayudaron a salvar vidas, el de la estación se calcula que tenía una capacidad para 250 personas.

Al parecer fue construido a fianles del verano de 1937 por la brigada Stajánov, trabajadores españoles voluntarios militarizados especializados. Para resaltar la importancia de conservar estos espacios de memoria de la guerra este mes se ha iniciado un ciclo de conferencias, que continuará los días 23 y 30 de abril, a las doce en Casa Parada, y que el pasado 12 de marzo arrancó con la charla de Luis Suárez-Carreño, miembro de La Comuna, que luchó para que se conservara la cárcel de Carabanchel donde estuvo preso y disertó sobre los lugares de memoria como una forma de construir cultura democrática. 

Las sirenas antiaéreas dejan de sonar 

Igual que está ocurriendo en Ucrania desde que comenzó la invasión rusa, las sirenas antiaéreas han sonado en la torre de Casa Parada de Tarancón desde octubre en las fechas de siete de los diez bombardeos de la aviación rebelde en la localidad que se han conseguido documentar. El pasado 19 de marzo y este martes, 22 de marzo, estaba previsto que volvieran a hacerlo, igual que el día 25 de marzo, pero el Ayuntamiento ha retirado, «por sorpresa», el permiso a la ARMH Cuenca a pesar de contar desde el inicio «con todas las autorizaciones pertinentes». Este colectivo también se puso en contacto con la Parroquia de la Asunción para solicitar que sonaran las campanas tras el sonido de la sirena pero en este caso no recibieron respuesta.

El 19 de marzo de 1937, como contaba Pancho, «Viernes de Dolores, vinieron los trimotores», en alusión a la aviación empleada en los bombardeos rebeldes durante la guerra civil. Del 22 de marzo de 1937, ARMH Cuenca ha recopilado el testimonio de una enfermera de Nueva York que servía en los hospitales de Tarancón, «a medianoche las luces se apagaron y empezamos a oir el ruido de aviones, se hizo un profundo silencio, yo hablé para decir que me iba al hospital, pero el doctor Bloom me gritó no vayas si aprecias tu vida».