La asociación comarcal de salud mental Nueva Luz de Tarancón, con sede en el Centro de Rehabilitación Psicosocial y Laboral para personas con enfermedades mentales crónicas, atendió el año pasado a unos 75 usuarios y espera seguir en esta línea en 2021. “El 2020 fue atípico por la Covid-19, muchas de las atenciones fueron de forma puntual”, confirma Raúl Cantarero, trabajador social de la entidad.
Desde marzo del año pasado, los familiares han tenido que acostumbrarse a nuevas formas de comunicación, de hecho la junta directiva ha realizado dos reuniones por vídeollamada, y los usuarios también. “Tenemos perfiles bien adaptados a las terapias a través del teléfono o el ordenador, que no creen urgente venir a diario, pero en otros casos no es así”, apunta Cantarero. Para las familias, el hecho de convivir con este tipo de pacientes las 24 horas del día ha producido una sobrecarga que ha derivado en una saturación y estrés adicional, por lo que, “volver era supernecesario”, concreta.
Tras el confinamiento total, los distintos programas de Nueva Luz para mejorar la calidad de vida de usuarios y familiares se están recuperando progresivamente, según la evolución de la pandemia. El taller ocupacional de etiquetas para Incarlopsa, con una capacidad de más de 110.000 al mes, tres personas contratadas y otras seis en itinerario laboral, se pudo retomar en junio gracias al espacio cedido por el Ayuntamiento en la Casa de las Asociaciones. Al 50 por ciento se realizó en verano el Camino de Santiago, y los talleres de hábitos de salud y deporte se han reactivado este mes también en el interior. Con aforo y tiempo limitado ya se permiten actividades grupales, de encuadernación o autoayuda, y viajes con cuatro usuarios en el vehículo de transporte.
Los programas formativos, de la Fundación ONCE, siguen suspendidos, su curso de voluntariado volverá este verano y en marzo arrancaron las charlas en centros educativos.
"La salud mental se ha normalizado con la pandemia"
Desde Nueva Luz estiman que si las consultas en las Unidades de Salud Mental están creciendo en torno a un 25-30 por ciento, “a corto o medio plazo” se reflejará en las atenciones que ellos prestan. El impacto de las secuelas de la Covid-19, por pérdida de trabajo, falta de relación social o el repunte de adicciones, principalmente en los adolescentes, está teniendo incidencia en la salud mental de la población en general. Raúl Cantarero corrobora que “la salud mental ahora se ha normalizado, antes no se decía tengo ansiedad o depresión por el qué dirán y ahora es algo recurrente, para justificar el comportamiento del día a día, cuando baja la actividad laboral o no apetece salir de casa”. También apunta que muchos creían que los problemas de salud mental eran ajenos a ellos y ahora los viven en primera persona.