Kilómetros de solidaridad

Leo Cortijo
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Ramón y Pedro Jesús, dos hermanos amantes del motor, correrán el 'Panda Raid' en Marruecos el próximo mes de octubre por una buena causa: dar visibilidad a la asociación 'Yo me pido vida'.

Kilómetros de solidaridad

Si te digo de hacer un rally por Marruecos en un Panda por una causa solidaria, ¿qué me dices?». Esa fue la pregunta que, un buen día, Ramón le planteó a su hermano Pedro. A lo que éste, sin pensárselo dos veces, contestó: «¿Dónde tengo que firmar?». Así dieron el primer paso de lo que acabaría siendo un gran desafío profesional, una aventura familiar y, por encima de todo, un reto solidario.

Apasionados  por el mundo del motor, formaron el equipo ‘Pandarubios’ con el propósito entre ceja y ceja de participar en el ‘Panda Raid’, un rally amateur de larga distancia y resistencia que cruza el país africano de norte a sur y de este a oeste, pasando por algunos tramos del antiguo París-Dakar. Ahora bien, para estos hermanos, «lo importante no es ni la velocidad ni el tiempo» que necesiten para completar la prueba. Su «verdadero objetivo» es dar visibilidad a la asociación ‘Yo me pido vida’ –que conciencia en torno a la donación de médula ósea– y llegar a la meta «siendo fieles a nuestros valores, respetando las reglas de la carrera, priorizando el compañerismo y ayudando al resto de equipos».

Además, la vertiente benéfica de este proyecto es doble, pues también han elaborado una camiseta solidaria del equipo, y el dinero que obtienen con su venta lo destinan íntegramente a la asociación. Para colaborar sólo hay que enviar un correo a pandarubios@gmail.com.

Ellos, piloto y copiloto, son parte fundamental de esta aventura, pero no hay que olvidarse de la joya de la corona: un Panda que con sus manos han cincelado a base de horas de trabajo, constancia e ilusión. Desde el principio tuvieron claro que el modelo elegido era el 4x4 Sisley cabrio, una unidad especial diseñada por Guigiaro, con un motor de 999 centímetros cúbicos y 50 caballos de potencia. Lo encontraron en Granada y allí que se fueron sin saber el estado en el que se encontraba. Después de 30 años, «tenía muchas reparaciones ‘provisionales’, pero nos dio igual porque sabíamos que íbamos a desmontarlo por completo, hasta el motor, para asegurarnos de que todo funcionase como debía».

«Sorprendentemente», comentan entre risas Ramón y Pedro, «llegamos a casa montados en el coche y no en una grúa como pensábamos». Al día siguiente, sin miramientos, comenzaron a desarmarlo y lo dejaron literalmente en el chasis. «Desmontar y montar el coche nos ha servido para aprender mucho sobre mecánica general y sobre todo para adquirir confianza de cara a cualquier avería que podamos tener en Marruecos», explican convencidos.

Al coche, prácticamente en su conjunto, le han dado forma entre los dos, a excepción de «las cosas más refinadas o para las que necesitábamos alguna herramienta más específica», para lo que han contado con la ayuda de Talleres Rasiga, así como de varios amigos, «que a cambio de una cerveza nos echaban una mano».

La pandemia ha retrasado la celebración del rally hasta octubre, pero eso no impedirá que éste sea fiel a su espíritu, que es viajar «al estilo de los viejos aventureros, con brújula y un cuaderno, y sin GPS». Toda una aventura de casi 2.000 kilómetros repartidos en siete etapas, con salida desde el Lago Mohamed V y llegada a Marrakech. Está prevista la participación de más de 400 equipos, muchos españoles, pero también franceses, italianos o portugueses.

Estos dos intrépidos hermanos ya descuentan días en el calendario ansiosos porque llegue el momento de la verdad. No importa ganar, pero sí participar. Y mucho. Haciendo más grande a Machado, la clave es que no hay camino, sino que éste se hace al andar.