"Hay un impulso político de borrar la historia"

José Luis Enríquez
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El periodista y novelista rinde homenaje "a la gente que no tiene nombre en la historia" en 'Tierra Vieja', novela que este martes presenta en Cuenca

Antonio Pérez Henares posa con su 'Tierra Vieja' en uno de los escenarios de la novela

El escritor y periodista Antonio Pérez Henares (Bujalaro, Guadalajara,1953) da una interesante vuelta de tuerca a la historia medieval en su última novela. El protagonismo de Tierra Vieja (Ediciones B) recae en la gente anónima que ha contribuido a hacer lo que hoy es España, y que «no sale nunca en los libros de historia». Para ello, Pérez Henares recorre las fronteras de la extremadura castellana por las sierras, las alcarrias, el Tajo y el Guadiana en los siglos XII y XIII. Es una obra personal, con la que asegura que empieza a saldar una deuda pendiente con la tierra, la misma que le vio nacer en Bujalaro, y la de muchos de sus antepasados y amigos.

Tierra Vieja es un derroche de narrativa histórica medieval, uno de sus temas predilectos junto a la prehistoria. Es una novela en la que asume un riesgo, pero se siente orgulloso porque lo hace desde el corazón. Los paisajes que conoce y que ha pisado forman parte de una obra que le permiten reivindicar el mundo rural, las raíces de España y advertir del riesgo que supone «intentar borrar las raíces de una nación». La respuesta de los lectores esta siendo muy positiva, ya que Tierra Vieja ha figurado varias semanas entre los libros de novela histórica más vendidos. Precisamente este martes, Antonio Pérez Henares presenta Tierra Vieja en Cuenca. Será en el Centro Cultural Aguirre, a partir de las 19,30 horas, en un acto con entrada libre.

¿Tierra Vieja es un homenaje al paisanaje, a los héroes anónimos?

Es un homenaje a la gente, a los pueblos y a la tierra. Sobre todo a la gente y de alguna manera a mi gente, que es la gente que no tiene nombre en la historia.

Y de algún modo a sus antepasados porque en la novela hay muchas connotaciones personales...

Sí. Tierra Vieja es un a novela muy personal. Hay que decirle a los jóvenes que tuvieron antepasados y que fueron héroes, los que defendieron las fronteras y las ensancharon, los que perseveraron en ellas, los que combatieron en ellas unas veces con el arado y otras con la lanza. Son los que hicieron lo que es ahora esta nación, o su origen al menos. Para mí, hay un punto muy importante que es prestar voz a esas gentes que no la han tenido, pero que curiosamente consiguieron los principios de dignidad y representación. Eso que decimos a veces de no ser más que nadie, pero menos tampoco. Está impreso en el corazón de nuestras tierras castellanas. Y digo castellanas porque estoy harto de que se haya creado en toda la comunidad la idea de llamarnos manchegos. Todo fue Castilla, desde Santander a Cádiz.

Lleva un tiempo recorriendo muchos lugares de España para presentar el libro. ¿Cómo está siendo la acogida?

Tierra Vieja ha estado cuatro meses entre los libros de novela histórica más vendidos. Eso da idea de la acogida de los lectores, que ha sido muy potente. He querido recorrer muchos sitios y le he dado prioridad a pequeños pueblos de Cuenca, Ciudad Real, Guadalajara o Teruel, que me toca en nada. He ido mucho a hacer presentaciones a pequeños pueblos.

¿Por alguna razón concreta?

Porque creo que el mensaje es esencialmente para ellos. Estoy contento, pero lo importante es que tenía una deuda pendiente de pagar a mi tierra porque cuando decimos 'mi tierra' no estamos hablando de intereses, sino expresando la sensación de pertenencia a ella. Esas raíces son absolutamente trascendentales y el que ahora se estén perdiendo es muy penoso. Pero es todavía más triste que sea así por un impulso político de prohibir la historia, de intentar borrarnos la historia y las raíces comunes de una nación.Si borramos nuestra historia lo que vemos a nuestro alrededor no tiene sentido. La catedral de Cuenca o el acueducto de Segovia son piedras una encima de otra si no sabemos el porqué, quién y en qué momento estuvo ahí. ¿Por qué la catedral de Cuenca es gótico normanda? Porque la reina Leonor de Plantagenet, la que luego fue gran reina de Castilla, era normanda aunque vino a los diez años a España.

¿De algún modo este libro es una recuperación de historias de la historia?

Yo diría que es de la historia no contada, de la historia que no sale nunca en los libros. Porque es la historia de las gentes. Los libros de historia, y más en los medievales, son muy escuetos. Dicen que Alfonso VIII. con otros caballeros. estuvo en las Navas de Tolosa pero no hablan de las mesnadas concejiles. Les citan por sus pueblos, por sus concejos. Citan a Atienza, a Ávila o las de tantas otras... pero la mayoría de los ejércitos estaban formados por gente de a pie o a caballo. He querido retratar a esa gente y para que se note cuál era el vínculo les he puesto nombres de antepasados, amigos o apodos que a todos en algún momento nos pueden hasta sonar. Hay tres escenarios esenciales de aquel momento histórico que duró más de un siglo y medio.Son los de toda la línea delTajo y hasta el Júcar, y por el otro lado toda la línea del Guadiana.

Son escenarios que conoce bien, que ha pisado. Es una valiosa ayuda conocer el terreno, no?

Es imprescindible. En mucha de mi literatura y muchos me lo dicen, lo cual es un gran elogio, el paisaje es casi un personaje. Creo que el paisaje hacía a la gente, y la gente hacía el paisaje. Estas tierras que vemos nos han hecho a nosotros, pero nuestros antepasados las han hecho como son ahora. 

Esta novela es muy personal pero también conlleva una gran tarea de documentación. ¿Cómo fue el proceso?

Siempre he contado con el medievalista Plácido Ballesteros y con los libros esenciales. Se ha investigado mucho sobre la Edad Media, tal vez ahora menos. Ahora lo que se hace es ideología... 'no existe la Reconquista porque lo digo yo y porque es facha, no existe Pelayo porque no me gusta o de las Navas hasta se dice que qué pena que no ganaran los suyos'. En fin, hay grandes estudios. Por supuesto, los de Claudio Sánchez Albornoz, que tiene libros extraordinarios y... ¡cuidado, porque ahora es también considerado un facha! No saben ni que fue el último presidente de la segunda República en el exilio. Vivimos en este momento de ignorantes, e incluso en algún caso gobernando. También destaco a Julio Rodríguez, uno de los grandes historiadores, sobre todo en la vida de Alfonso VIII. Pero también hay que ir a los viejos romances.A mí, mi abuelo me enseñó el Romance de la loba parda, que es del siglo XII.

Sus últimas novelas eran sobre Alfonso VIII, Alvar Fáñez o Cabeza de Vaca y en Tierra Vieja los protagonistas son anónimos. ¿Ha dado un salto arriesgado dejando un poco de lado el aspecto más comercial?

Tenía su riesgo. Lo he asumido y no ha salido mal. No obstante, como decía antes, esta novela se la debía a mi tierra y he empezado a pagar con ella una deuda que tenía. Tengo la deuda de mis valores, de mis antepasados y de mi propia memoria.

El término España Vaciada no le gusta... ¿Tierra Vieja contribuye a entender mejor el problema de los pueblos que se vacían?

Lo de la España Vaciada no es que no me guste, es que me parece un insulto para toda la gente que vive ahí. Es el típico apelativo que le pone la soberbia urbanita y sobrada ideológicamente de salvapatrias, que son aprendices de salvatierras y aprendices de caciques 'a ver si pillo cacho'. A las tierras de España no le hacen falta reatas de políticos dando discursos. Lo que les hace falta es algo tan simple como que lo que producen se lo paguen con justicia. No hablo de limosnas. Hablo de que los productos que sacan tengan el precio que merecen, que de verdad haya un apoyo serio al mundo agrario y que se dejen de vainas. El campo en las épocas de crisis ha sido el elemento refugio. Los alimentos son el factor esencial de la producción y hasta hemos oído a una señora, que no tiene ni idea, diciendo que lo último que podía subir son los alimentos... ¿Y a los productores de esos alimentos que les ha subido todo y se mueren de hambre, qué? El desconocimiento y la soberbia urbanita sobre el medio rural es atroz.

¿Recomendaría a más de algún político que lea Tierra Vieja?

Hombre sí... pues no les vendría mal. Creo que, además, a muchos de ellos les gustaría (risas) porque aunque fallen mentalmente si miran un poco hacia atrás igual se encuentran a su abuelo.

Ya no participa en tertulias políticas que tanto frecuentaba. ¿Se siente ahora más escritor que periodista?

Sí. Siempre he sido escritor y periodista. He dedicado en 52 años de mi vida mucha parte al periodismo. Que ahora haya pasado de un 70 por ciento a un 30 por ciento pues... me gusta. Realmente escribir es lo que he querido hacer toda la vida y tampoco considero que sean dos actividades antagónicas. Como me decía Manu Leguineche, y como se ha demostrado a lo largo de la historia de la literatura y del periodismo, son dos brazos de un mismo río. Trabajamos con lo mismo, el agua es la palabra. Pero de lo que sí he huido definitivamente y de lo que no quiero saber nada es de ese mundo que se ha creado... Creo que la mejor decisión que tomé en mi vida fue salir a uña de caballo de ahí porque cada vez es más infecto, manipulado, controlado, sesgado y envilecido. Y hay gente muy buena en determinados sitios. Esto lo digo esencialmente por las televisiones porque lo que están haciendo con la población española es un crimen cultural y social brutal. Están presentando como espejos a lo peor y más mamarracho de la sociedad.Y quien lo hace, encima se revuelca por los platós insultando a quien les lleva la contrario y se considera incluso progresistas.

Se caracteriza por no tener pelos en la lengua y de decir las cosas de frente. Eso le hace tener muchos seguidores, pero también odiadores, eso que muchos denominan haters...

Esa es otra de las estupideces en las que estamos cayendo porque me da vergüenza que alguien emplee la palabra hater teniendo odiador. Hay una pila de gente del mundo que se considera la élite, que se avergüenza de todo lo que signifique España, lengua... Yo de lo que me avergüenzo es de su minoría mental. ¡Claro que tengo muchos enemigos, bienvenidos sean! A veces, tener los enemigos precisos es lo que da muestra de lo que eres. No me gustaría nada ser amigo de personas a las que desprecio profundamente, y tengo razones... Tampoco los busco, porque si hay algo que odio es, precisamente, el odio. Es lo más triste que ha sucedido en España en este nuevo siglo, que hubo una gente con nombres y apellidos que abrió la espita del odio y ahora nos volvemos a odiar los españoles por política. Y señalo claramente al personaje más nefasto de la historia de España, que es José Luis Rodríguez Zapatero. Le ha hecho un daño a la sociedad española irreparable porque nos ha traído el odio político como baza electoral.

Hay una frase que se atribuye a Bismarck que dice eso de «España es el país más fuerte del mundo: los españoles llevan siglos intentado destruirlo y no lo han conseguido». ¿Lo comparte?

Más que compartirlo, tengo la esperanza de que acierte... Efectivamente llevamos mucho tiempo intentando destruirnos.

¿Tras ver los funerales por la reina Isabel II siente cierta envidia de ese sentimiento de respeto de los británicos hacia su reina?

Un poco sí, porque han quedado muy bien frente al mundo y saben ocultar sus vergüenzas. Yo, como castellano, soy un poco más austero. Creo que para enterrar a alguien no hace falta ni tanto tiempo ni tanta alharaca. Dicho eso tengo todos mis respetos por una reina o un rey inglés. Siempre hay que respetar a un pueblo que sabe guardar sus raíces y sabe estar en su historia. Y eso lo han demostrado ante todo el mundo. Para elReino Unido no se puede pagar la publicidad interestelar que han hecho de todo lo que son. Lo han hecho muy bien. Ha sido una escenografía espectacular, hecha para lo que se tiene que hacer de un país, es toda una muestra de sí mismo. Podríamos aprender...

Imagino que ya estará dándole vueltas a un nuevo libro. ¿Puede adelantar algo?

Estoy trabajando en una nueva novela que espero que para el año que viene esté ya en los quioscos. Sólo puedo decir una cosa: me vuelvo a América con los exploradores.