La fiebre por la lotería navideña aumenta la venta de décimos

Manu Reina
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Los conquenses y los turistas aprovechan el puente de Todos los Santos para comprar los tradicionales boletos y eso hace que la campaña del sorteo «lleve muy buen ritmo» cuando aún falta un mes y medio

Cristina Puerta, gerente de la administración 'Cuco Encantado' - Foto: Reyes Martínez

Acertar un número entre 99.999. Esa es la distancia que separa a cualquier apostante de llevarse el Gordo, que es el premio más buscado y deseado por todos en el Sorteo Extraordinario de Navidad. Pero no es tan fácil como parece. De hecho, las probabilidades de que así sea son remotas. Es más, lo más normal es que no se consiga porque casi siempre la cifra deseada pasa de largo y, en la mejor de las ocasiones, hay que conformarse con un premio menor de los que también se reparten. Además, la necesidad de recibir un pellizco es también más elevada, teniendo en cuenta la complicada situación económica que se vive. La mayoría busca tapar unos agujeros que, por desgracia, cada vez son más y de mayor tamaño. ¿Quién no ha soñado con descorchar una botella de champán y saltar de alegría? Por eso muchas personas ya tienen su boleto para ver si esta vez por fin toca. 

La gerente de la Administración de Lotería Cuco Encantado, Cristina Puerta, afirma que la campaña de venta de décimos de lotería de Navidad «avanza a buen ritmo en estos momentos». La reciente celebración del puente de Todos los Santos ha generado un «repunte» en la adquisición de boletos, especialmente por todos los turistas que visitaron la capital durante estos días festivos. «Ha venido mucha gente y eso ha hecho que se formasen colas para comprar», añade. 

Como es costumbre hay todo tipo de apostante. Está aquel visitante de la ciudad que no duda en hacerse con un décimo antes de retornar a su lugar de procedencia. Y luego está el conquense que suele aguantar hasta las últimas semanas para comprar. Muchos de ellos esperan a «recibir la paga extra para venir a por su décimo», afirma Puerta. En cualquier caso, esta gerente recomienda, como hace año tras año, a no esperar hasta última hora para comprar la suerte: «Muchos llegan a última hora y se dan cuenta que ya no encuentran el número que buscaban». De ahí la importancia de no esperar a mañana cuando pueden hacerlo hoy mismo. En este sentido, vaticina que con el ritmo actual para el puente de diciembre no habrá en esta administración boletos que terminen en 5 o en 7. 

Supersticiones. Como cada año los pronósticos mágicos son una tendencia porque la mayoría de los apostantes quiere una terminación específica. El 22 es una de las opciones más demandadas en referencia al presente año. Pero también hay quienes buscan el boleto que coincide con su fecha de nacimiento o la de un familiar, el día de una boda o un aniversario, entre otras curiosas efemérides. Y es que cada uno tiene sus criterios para jugar. No falta, por ejemplo, el apostante que prefiere un número alto en lugar de uno bajo o el que se decanta por uno bonito en lugar de uno feo. Pero en este sorteo navideño «cualquier número puede tocar independientemente de las preferencias de cada uno», subraya el delegado de Loterías y Apuestas del Estado en Cuenca, Miguel López-Caniego. Y es que los famosos bombos, tanto el pequeño como el mayor, que tienen el característico color amarillo del oro, no entienden de supersticiones y sí de puro azar. 

López-Caniego confirma que la venta de décimos en la provincia conquense «lleva buen ritmo en estas fechas», aunque todavía quedan varias semanas por delante antes de la celebración del sorteo, el jueves 22 de diciembre. Asimismo, recuerda que este año, ya sin restricciones por el coronavirus, se han vuelto a recuperar las participaciones y papeletas de clubes, asociaciones y entidades, por lo que la participación es aún mayor. «Es notable que existe una gran ilusión en que nos toque la lotería y en especial el Gordo, aunque los demás premios también vienen bien», afirma. Desde que empezara el período de venta allá por julio han pasado ya varios meses y las sensaciones son muy buenas. Pero todavía queda el esprint final. «En los próximos días lanzaremos una nueva campaña promocional», confirma el delegado de Loterías y Apuestas del Estado en Cuenca.

preferencias. Los conquenses tienen confianza en este sorteo que hace cuatro años repartió suerte en la provincia con el premio Gordo. Aunque si se toma de referencia toda la historia la suerte no es que haya regado tierras conquenses de forma notable. Aún así nadie pierde la ilusión. Jesús Cañas, por ejemplo, explica que ya tiene tres décimos, pero todavía comprará alguno más. Eso sí, sin perder la cabeza ya que «la cosa no está como para gastar tanto». Este conquense reconoce que «no busco ningún número en concreto, sino aquel que me gusta en el momento que estoy comprando».

Esa es la misma idea que tiene en mente el turista Rubén Romeu. Este valenciano aprovechó su paso por la capital para comprar un décimo aquí. «No podía desaprovechar la oportunidad», asegura. Además, detalle que elige «aquel que me entra por el ojo de forma rápida y no me paro a decidir por ninguna fecha». «Tengo mucha ilusión para ver si me toca», insiste.

Pero hay también quien tiene supersticiones. Marta Gardel tiene claro que no va a comprar nunca un décimo con «muchos ceros porque es muy difícil y creo que sería mucha casualidad». Esta joven conquense, que usaría el premio del Gordo para «comprarse un piso y poner fin a la hipoteca», detalla que ha comprado varios décimos en los «lugares que suelo frecuentar por si toca». Ese es uno de los motivos que lleva a muchos apostantes adquirir un décimo. «No vaya a ser que toque», piensan muchos. 

Por su parte, Esther García confirma que «tiene ya varios décimos, pero son todos jugados a medias con la familia». El compartir entre varias personas es otra tendencia en este sorteo navideño. Y jugar siempre el mismo número es otra de ellas. «En la empresa de mi marido siempre jugamos el mismo», confirma.

Sin embargo,más allá de la cercanía -ese 'por si le toca al vecino y a mí no'-, hay quien se desplaza cientos de kilómetros para exclusivamente hacerse con el número que más desea. Ese es el caso del conquense Carlos Pontones que ya tiene el 23.173 tras desplazarse hasta San Sebastián para comprarlo. «Llevo muchos años haciendo este viaje porque sé que allí está el décimo que quiero y que tiene que ver con mi Hermandad de la Borriquilla», explica. Pontones asegura que aunque le toque la lotería no dejará de trabajar y lo usará «para repartir el dinero entre toda la familia». 

La suerte ya espera. La mayoría de los apostantes ya tienen en su poder sus números preferidos, pero también hay quienes esperarán hasta última hora. No cabe duda de que la expectación es muy alta y los conquenses esperan que la suerte se acuerde de alguna manera de esta tierra.