«El problema social no debe faltar en una novela negra»

José Luis Enríquez
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El escritor conquense aborda en 'Turbas', la quinta entrega de la serie protagonizada por la inspectora Oramas, un intento de atentado yihadista en la procesión Camino del Calvario

Juan Soria - Foto: E. León

El personaje de la inspectora Oramas puso un pie en Cuenca hace tiempo y ahora regresa de la mano de su creador, el escritor Juan Soria Palacios (Cuenca, 1956), con una quinta entrega. Turbas es el título de la novela que acaba de presentar Soria con una trama que gira en torno al Camino del Calvario. La procesión, que hunde sus raíces en el siglo XVII, enlaza con un problema actual como la amenaza como el terrorismo yihadista. La denuncia de una joven sobre un atentado en la procesión Camino del Calvario con una furgoneta llena de explosivos es el argumento de una novela que cuenta entre sus personajes con miembros reales del Grupo Turbas. 

Juan Soria es un profesor jubilado, apasionado de la lectura y  la escritura, a la que ahora se entrega por completo. Admirador confeso de escritores como Raymond Chandler y Lorenzo Silva, durante esta entrevista reitera que uno de los elementos esenciales en una novela negra «es el problema social». 

El autor conquense explica que durante el confinamiento por la pandemia se metió de lleno en este género y dio vida en la ficción a la inspectora Oramas como protagonista. Es una mujer que tras una relación fallida en Las Palmas de Gran Canaria decide cambiar de aires y pide Cuenca como destino. Ahí comienza una apasionante serie de peripecias que llega a su quinto título y que no será el último porque el siguiente ya está escrito.

Turbas, su último título, es la quinta entrega con la inspectora Oramas como protagonista. ¿Qué le inspiró esta trama?

Digamos que cualquier novela de este tipo desarrolla un problema social. Esa es la diferencia entre la novela negra y y la novela policíaca, aquella que se centraba solo en lo listo, espabilados es inteligentes que eran lo detectives, que ni siquiera eran policías. A mí se me encendió la lucecita tras dar un repaso a los atentados yihadistas en Europa, que son horrorosos y también leí un trabajo relacionado con el asunto.Aquello me dejó perturbado y empecé un poco a formarme y a conocer el Estado Islámico, un grupo terrorista que viene de otros dos, con una fusión, con sus aspiraciones. Empecé a meterme en eso. El documental 800 metros, sobre el atentado de Barcelona me dejó impactqado y me dio la idea.

Vivimos tiempos distópicos y todo puede ocurrir. ¿Incluso que una célula yihadista trate de atentar en la procesión de las Turbas?

Sí, todo puede ocurrir. He hablado para documentarme con la cúpula del Grupo Turbas y uno de los miembros me dijo precisamente: 'Con la cantidad de veces que esto puede ocurrir'. Y efectivamente, por qué no va a ocurrir. Ahora, pienso que quien nos tiene que proteger tiene que estar vigilante.

Muchos de los personajes de la novela son conocidos miembros del Grupo Turbas. ¿Han querido aparecer con sus nombres en las páginas de Turbas?

Sí. Yo se lo propuse y ellos han querido que sea así. La verdad es que me han proporcionado una ayuda tremenda. Puedo hablar, por ejemplo, de Antonio Garrote o de Javier Viñuelas, que es el tesorero y el representante del Grupo Turbas con las hermandades. Están también Jesús Aguilar, un Pataco; Emilio Torrecilla, que es un Pantaleón; y Antonio Miranzo. Además está José Ramón Benito que hace tambores y pude hablar con él. Todos han accedido a salir en su nombre

¿Les gusta la novela?

Yo creo, por lo que he observado, que están contentos con la novela.

La Semana Santa está a la vuelta de la esquina. ¿Qué recibimiento espera de los lectores con Turbas?

Precisamente puse este título porque creo que es la fiesta estrella y casi todo el mundo está concernido con esta procesión y con esta representación. No olvidemos que las Turbas es una representación, no una fiesta, porque hablar de devoción.. La España y la Cuenca que conocemos hoy son distintas a las de los años cincuenta y sesenta. Pero en el fondo si no hay devoción, sí hay tradición, y eso lo sentimos todos bastante. Tanto los que lo viven desde la acera como desde dentro.

¿Qué le ha aportado el conocimiento del Grupo Turbas? 

Me ha fascinado tanto el proceso de formación para poder escribirla que he sentido la necesidad de conocerla por dentro y este año voy a participar desde dentro.

¿Algo le ha sorprendido de manera especial en ese proceso de formación?

Quizá que hay unos choques entre lo que era la Cofradía del Jesús de El Salvador, que va justamente detrás de las Turbas. Digamos que antiguamente las Turbas pertenecían a la Cofradía y tras los problemas que hubo, algunas veces con la policía escoltando... Todo eso creó muy mal aspecto y la Cofradía se desprendió de las Turbas. Ahora el Grupo Turbas es independiente. Me ha parecido detectar ahí esa fricción.

¿Se lo pone difícil a la inspectora?

Se lo pongo difícil en Turbas como se lo pongo en las todas novelas. No sé a quien se le ocurrió decir que de lo que se trata cuando escribes novelas es crear un personaje, subirlo a un árbol y luego derribarlo a pedradas. Tienes que someter al personaje a todas las dificultades del mundo para que al final sorprenda y que los lectores se queden pensando antes de coger la siguiente novela. Para mí, de eso se trata y con este estilo las escribo.

¿Oramas está rodeada de un mundo masculino. ¿Tienen más empatía las mujeres a la hora de enfrentarse a ese mundo oscuro?

La mujer tiene una forma distinta a la hora de afrontar los problemas. Tanto con la inspectora Orama como con otra inspectora de la novela te das cuenta de que resuelven las cosas de forma distinta, con otra sensibilidad distinta a la del hombre.

La novela negra está de moda y creo que no va a dejar de estarlo. ¿Lo comparte?

La novela negra trata asuntos y personajes sobre los que los periódicos no dan mucho espacio. En la novela negra lo que hizo Raymond Chandler fue sacar la novela policíaca a la calle en aquella época de la crisis del 29, los problemas de la mafia en Estados Unidos, los gánster. Sacó la novela policíaca a la calle y surgió la novela negra. Y así como la novela policíaca llegó un momento en el que reventó las costuras y ya no admitía más pases, en el caso de la novela negra, con los problemas sociales de cada época se ha ido adaptando.

¿Cómo aterriza en un género como la novela nogra?

Empece a escribir novela negra en el confinamiento. Tenía muchas presentaciones en toda España porque había escrito una novela [Riego: del himno a la horca] con trasfondo histórico del general Riego, un hombre olvidado. Me encanta escribir sobre la historia olvidada y tenía presentaciones en Sevilla, Cabezas de San Juan y Tuña, una aldea preciosa de Asturias donde nació Riego, y todo eso se me vino abajo. Me pilló preparando esas presentaciones y de buenas a primeras me quedé diciendo 'y ahora, ¿qué hacemos?'. En un principio pareció que iba a ser cosa de un par de meses y decidí probar con novela negra.

¿Qué elemento no debe faltar?

A mi juicio, no debe faltar mostrarle a los lectores un problema social. Tiene que tener esa enjundia, de qué va cada una de las obras, qué encierra, cuál es el meollo. Luego distribuyo a los personajes, ocurren cosas, la inspectora Oramas va detrás de alguien... pero lo interesante es lo que llamo el problema social. Pueden ser drogas, corrupción, etc. En Némesis, por ejemplo, hago una síntesis entre novela negra e histórica. Hay a quien le gusta y a quien no, pero la novela negra lo admite. Aquí el problema está en los maquis y enlazo la época actual de hace ochenta y tantos años cuando había gente escondida en el monte. En El Rostro del Pecado la trama gira en torno a los abusos sexuales del clero, en Demonios bajo la piel era la trata de blancas y en Turbas es el terrorismo yihadista, que es un problema que nos preocupa bastante.

Es un escritor muy prolífico...

Ya digo que como no podía hacer presentaciones en aquella época empecé con la novela negra y me la autopubliqué. Ha tenido éxito y tanto es así que en esta quinta entrega la editorial murciana Nómadas ha apostado por mí.

También ha escrito alguna obra infantil e incluso ensayos...

El ensayo ha sido un poco porque como tengo tantos apuntes quiero ver de qué forma les puedo dar un poco de salida.Así que se me ocurrió un buen día, también de pandemia, que con los apuntes que tenía de la Revolución Francesa y la Guerra Civil podía explicar el antes, durante y el después de esa contienda bélica. Entiendo que un catedrático de Historia lo haría de una manera más rigurosa. Di mi versión y el que quiera, que lo lea.

¿Qué le recomendaría a un escritor que empieza para que llegue a publicar?

Lo primero es que lea mucho. La primera vez, con la primera novela, la tuve que dejar varias veces. Yo mismo me daba cuenta de qué me faltaba algo. He leído mucho, pero también me di cuenta de que una cosa es leer y otra escribir. Hice tres talleres de escritura y siempre hay alguien que te abre la mente. He tenido buenos maestros que me han abierto la mente, me han convencido de que puedo escribir correctamente y que tengo que tener una evolución. Hay quien dice que las cuatro primeras novelas hay que tirarlas.

¿Tenemos inspectora Oramas para rato?

La siguiente novela ya está acabada.A partir de ahí en la cabeza se tiene que encender un día una lucecita, esa lucecita tiene que madurar a fuego lento y documentartte sobre lo que tienes que escribir. Recopilas y empieza el proceso en sí de lo que es la escritura.