La ambición por bandera

José Luis Royo
-

Luis Miguel García-Marquina era una promesa del motocross, pero a los 23 años un accidente le dejó parapléjico, lejos de olvidarse del deporte, lo convirtió en su leitmotiv y ahora triunfa en el 'handbike'

García-Marquina celebra una victoria con la selección española.

Luis Miguel García-Marquina nació para el deporte y desde que recuerda ha competido, primero en motocross, después en baloncesto en silla de ruedas y por último en ciclismo adaptado, donde ha ganado un sinfín de medallas.

«A los cinco años comencé a correr en moto y fui varias veces campeón de Castilla-La Mancha de motocross, pero con 23 tuve un accidente y me quedé en una silla de ruedas», recuerda.

Este accidente obviamente más que la vida «me cambió la perspectiva» y una vez recuperado encontró otra forma de hacer deporte, el baloncesto en silla de ruedas que descubrió en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo. Durante 10 años practicó este deporte logrando ser subcampeón de Europa y de España con el equipo La Peraleda.

Hasta que un día «un amigo de la infancia me llamó para decirme que iba a correr la Media Maratón de Madrid y había visto que se podía correr con una especie de sillas para correr, pregunté en el hospital de Toledo y me informaron sobre el handbike». Ni corto ni perezoso decidió probar y la verdad es que en la primera experiencia «terminé último», pero algo le llamó su atención. «Descubrí un deporte en el que había ruedas, velocidad y adrenalina, dejé el baloncesto y me metí de lleno en el ciclismo, que es uno de los deportes más duros que existen».

Eso sucedió en 2014 y un año después comenzó a competir hasta que en el 2018 «pasé a formar parte de la selección española y empecé a participar en Mundiales y Copas del Mundo» y ahora está a la espera de los Juego Paralímpicos de Tokio.

En handbike lleva ganados ocho campeonatos de España, actualmente es el tercero del mundo y componente del equipo nacional además de «orgulloso taranconero y conquense por el mundo». Confiesa que su secreto para haber salido de un accidente que lo dejó en silla de ruedas y convertirse en uno de los mejores del mundo es «la ambición» y explica que «muchas veces me planteo que ojalá mi ambición no supere mi talento. Es la que me ha llevado a ser lo que soy y estoy muy orgullos de ello, todo ha sido posible intentando hacer las cosas lo mejor posible, no existe otra receta. El secreto es disfrutar de lo que haces y querer ser el mejor en todo lo que haces».

Luis Miguel es abogado y tiene que compaginar su trabajo con ser deportista de élite y ahí es donde vuelva a parecer una fuerza voluntad que impresiona. «Saco tiempo de donde puedo, hay días que a las seis de la mañana estoy en la piscina o en el gimnasio, a mediodía entreno con la bicicleta, los días que hace buen tiempo salgo a la carretera y me aprovecho del entorno extraordinario que tenemos en Tarancón  y en los días que el clima o el trabajo no lo permiten, me toca hacer rodillo». Esto supone una media de dos o tres horas diarias de entrenamiento.

Tiene claro que de otra forma no habría llegado hasta donde está. «No puede ser de otra manera porque compites al máximo nivel, esto es un deportes absolutamente profesional, una modalidad que es paralímpica y te enfrentas a profesionales, esto es como el ciclismo profesional, pero en handbike».

Un queja habitual de los ciclistas cuando tienen que salir a entrenar a la carretera es el peligro que corren de ser atropellados por un coche. En este sentido, García-Marquina considera que «la gente que se queja no tiene un entorno como el que tenemos aquí, el equipo nacional hace dos o tres años nos llevaba a Valencia e incluso en la zona de Madrid, pero le dije al seleccionador que tenia que ver dónde entreno yo, la carretera  antigua que va de Tarancón a Cuenca, que está en buenas condiciones, que tiene poco tránsito y es ideal para entrenar y pasa lo mismo con la que va a Ocaña. Soy un privilegiado por entrenar en este entorno».

De hecho, la selección española ya ha realizado dos concentraciones en Tarancón, la última en abril, gracias a la mediación de Luis Miguel. «Estoy muy orgulloso de que hayan venido a mi tierra a compartir conmigo estos sitios de entrenamiento».

Sacudirse el polvo. Está claro que Luis Miguel García-Marquina no es una persona que pierda el tiempo en quejas y lamentaciones a pesar del golpe que le dio al vida a los 23 años. Por eso tiene claro lo que le diría a alguien que pase lo mismo. «Que te sacudas el polvo y a luchar, pasas el duelo, todo tenemos derecho a pasarlo mal, pero que la vida continúa, es un regalo y hoy estamos aquí y mañana Dios sabe, lo que puedas hacer disfrútalo».

En este sentido, el deportista de Tarancón confiesa que «cuando tuve el accidente con 23 años acaba de terminar mi carrera, tenía mi novia, mi pasión que eran las motos y era muy feliz, pero la vida me enseñó que todo cambia en un segundo y desde ese momento procuro disfrutar de cada momento y la forma que tengo de cumplirlo es hacer las cosas al máximo, ser el mejor en todo lo que hago y no hay otro secreto. La vida no es controlar lo que sucede, sino disfrutar de ello, nadie es feliz todo el rato y nadie puede estar deprimido siempre. Esto es lo que he aplicado desde los 23 años, soy una persona feliz, que no cambiará ni un segundo de su vida. Si mañana me dan a elegir entre seguir con la vida que tengo o volver a caminar, la elección la tengo clara», sin duda un auténtico lema de vida.

 

Una medalla en la Copa del Mundo con los Juegos en el horizonte

Hace unos días García-Marquina compitió con la selección española en la Copa del Mundo celebrada en la ciudad belga de Ostende, donde se colgó una medalla de plata en la modalidad de Team Relay formando equipo con Sergio Garrote e Israel Rider, una prueba que no se celebraba desde hace casi dos años debido a la pandemia que vive el mundo.

Esta medalla por equipos «endulzó» un poco la participación del taranconero en esta Copa del Mundo donde «las expectativas eran mucho mayores y las posibilidades de haberlo hecho mejor eran también mayores», señala Luis Miguel.

Y es que, el ciclista manchego no tuvo la suerte de cara en las otras de dos pruebas en las que participó. En la primera, la contrarreloj individual terminó cuarto después de haber llegado después de haber sufrido una infección durante la concentración del equipo nacional en Tarancón, por lo que se vio obligado a tomar antibióticos durante casi 10 días y «eso hace que el rendimiento no sea el mismo», señala y añade que «la contrarreloj me costó mucho, me quedé a 10 segundos del podio», señala el conquense.

Para desquitarse de esta sensación lo intentó en la prueba en línea. «Una prueba muy dura de 70 kilómetros con un nivel increíble, yendo a una media de 40 kilómetros por hora durante casi dos horas y cuando faltaban 300 metros para la meta iba en el grupo de cabeza, que éramos 13, lancé el ataque, me puse primero, faltaban 100 metros para llegar a meta y a 50 de llegar me reventó el tubular delantero y me quedé sin opciones de poner disputar la victoria y de poder hacer primero terminé el undécimo».

Al menos en el último día se pudo desquitar con la planta por equipos, «que bien podía haber sido oro porque quedamos a dos segundos de los estadounidenses».

Mundial y decisión. La temporada de Luis Miguel está enfocada a llegar a los Juegos Paralímpicos, de hecho la Copa del Mundo de Ostende era la última prueba puntuable «para que España sumara puntos para poder tener más plazas para ir a los Juegos».

A finales de mayo buscará su noveno título de campeón de España, después, del 9 al 13 de junio se disputa el Mundial en el Circuito de Estoril en Portugal y será entonces cuando sepa si es convocado para los Juegos de Tokio. Es una decisión que debe tomar el seleccionador, que tiene que elegir entre todos los ciclistas de diferentes categorías quién participa en los Juegos Olímpicos. «España es la primera potencia mundial del ciclismo adaptado y tiene nueve o 10 plazas entre todas las disciplinas que hay, tanto de carretera como de pista. El seleccionador tiene que elegir a los nueve deportistas que más opciones tengan de conseguir medalla, es una decisión difícil e, independientemente de que decida llevarme o no, será una decisión justa», señala García-Marquina.

Aunque es ambicioso, en este tema reconoce no estar nervioso porque «nuca me ha preocupado formar parte del equipo español, ni ir o no a los Juegos, me preocupa ser el mejor y si el seleccionador considera que no estoy preparado todavía para los Juegos de Tokio, si no voy a estos Juegos, mi objetivo será ir a los siguientes. No sé si Tokio serán mis primeros Juegos, pero tengo muy claro que no van a ser los últimos porque mi trabajo consiste en ser mejor mañana que hoy en todos los aspectos de mi vida, por eso no gasto ni un minuto de mi tiempo en pensar si me va a seleccionar o no, mi rendimiento está ahí».

Trabajo. Está satisfecho con su trabajo y cree que es su mejor carta de presentación. «Nos hemos traído una medalla de plata de la Copa del Mundo y el seleccionador ahora tiene que hacer su trabajo, que no es fácil porque en la selección española hay muchos campeones del Mundo, que ha estado en muchos Juegos, hay un muy buen nivel y lamentablemente somos muchos los que nos podemos quedar fuera», sentencia un Luis Miguel García-Marquina que tiene claro que el secreto para su triunfo está en el trabajo y en su ambición por superarse cada día.