¿Educación equitativa en la era COVID?

P. Rodríguez Veiga (EFE)
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Dar apoyo a las familias más vulnerables, revertir el abandono escolar y asegurar la calidad del aprendizaje son algunos de los retos a los que hay que hacer frente en tiempos de pandemia

¿Educación equitativa en la era COVID? - Foto: Eliseo Trigo

Bajo el lema Recuperar y revitalizar la educación para la generación COVID-19, la Unesco conmemoró ayer el Día Internacional de la Educación. Un derecho sobre el que la pandemia, según afirman diversas ONG, parece haber puesto trabas para la equidad por sus consecuencias sociales y económicas.

El derecho a la educación de los menores «está en juego en la era de la COVID», enfatiza la ONG Educo, que especifica cinco retos para evitarlo: revertir el aumento del abandono escolar, asegurar la calidad del aprendizaje, evitar más inequidad en la educación, mantener las escuelas abiertas y dar apoyo socioemocional a la infancia.

También Aldeas Infantiles SOS asegura que «la pandemia ha intensificado la inequidad del sistema educativo» y ve «urgente» eliminar las trabas administrativas, académicas y de carácter discriminatorio que impiden que las ayudas lleguen a las familias más vulnerables. Esta organización al igual que otras en España, han tenido que reforzar sus programas de ayudas a las familias con hijos en edad escolar para reducir la brecha digital o compensar otras carencias. Y es que, el 8,2 por ciento de los menores de 18 años (683.000) viven en el país en hogares que no pueden permitirse tener un ordenador y al menos 100.000 no tiene conexión a Internet, recuerda.

«El cierre de centros debe ser el último recurso y una medida casi excepcional», sostiene Save The Children, que alerta de que la pandemia «continúa agravando la desigualdad educativa ya existente».

Diversos sindicatos del sector como CSIF defienden «un sistema educativo público, estable, igualitario, inclusivo, flexible, innovador y tolerante». Pero incide en que «la educación es una responsabilidad colectiva que debe enfocarse hacia la búsqueda del bien común y debe ser una cuestión de Estado, que asegure la igualdad de oportunidades y sirva como elemento compensador de desigualdades».

Desde UGT apuntan que, «de la misma forma que el acceso a las tecnologías digitales debe ser equitativo para alcanzar una educación de calidad para todos, también el profesorado debe disponer de la formación adecuada, las competencias y el respaldo necesarios para extraer de ellas todo su potencial».

Otro de los desafíos es el abandono escolar temprano, pues España acumula una tasa del 17,3 por ciento, la más alta de Europa. Un porcentaje que se distribuye, recalca Aldeas Infantiles SOS, de forma muy desigual: en los hogares con el nivel más bajo de renta es del 28,9 por ciento, mientras que en el más alto es del 1,6. También la tasa de repetición es significativamente mayor entre los niños de contextos sociales desfavorecidos.

Nuevos modelos

Por otra parte, la desmotivación del estudiante es «común» en un contexto en el que en España los colegios cuentan con un programa «muy similar al de hace 20 años, formando a los jóvenes en conceptos y contenidos que difícilmente van a aplicar en su vida personal o profesional y dando una visión del mundo que no se corresponde con la realidad».

Así lo declara la CEO de la ONG AIPC Pandora, Ana Eseverri, que añade: «La enseñanza sigue siendo profundamente teórica y muy poco basada en la experiencia, la educación no formal todavía no se integra en la dinámica de las aulas, lo que dificulta la entrada de nuevos contenidos». Por ello, ve importante ofrecer «actividades educativas experienciales y a ser posible internacionales, que les permitan ampliar su visión del mundo y adquirir las competencias transversales que les formarán como los ciudadanos globales que han de ser hoy en día».