Los alumnos de FP aumentan un 33% en los últimos cuatro cursos

Leo Cortijo
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El «empuje» de la Administración y la «alta empleabilidad en corto espacio de tiempo» que ofrecen estas enseñanzas justifican que las matriculaciones en todos los ciclos hayan crecido hasta superar las 3.500 durante este curso académico.

Los empresarios del sector de la construcción, sin ir más lejos, buscan encarecidamente electricistas, carpinteros o fontaneros cualificados. - Foto: Óscar Solorzano

Es una de las últimas y grandes cruzadas en materia educativa del Ejecutivo que comanda Pedro Sánchez. El Gobierno tiene la firme intención de «dignificar» la Formación Profesional. Un «reto pendiente» en palabras del presidente en la ansiada búsqueda de reducir todas las brechas sociales y laborales que han originado las diferentes crisis en un mercado laboral con muchas disfunciones. Y es que mientras la cifra de parados supera los tres millones, hay sectores del tejido productivo que reclaman mano de obra de forma perentoria. Las oficinas de empleo se llenan de licenciados en Derecho, Periodismo o Historia, por ejemplo, pero los empresarios de la construcción, la hostelería, la agricultura o los transportes de mercancías buscan con urgencia fontaneros, electricistas, camareros, pastores o camioneros, sin ir más lejos.

Durante muchos años en este país se ha inculcado a varias generaciones que lo importante era pasar por la Universidad y conseguir una licenciatura. «Una carrera es lo único que te valdrá para el día de mañana» era una frase manida para ensalzar este tipo de formación superior al tiempo que se tiraba por tierra lo que toda la vida han sido los oficios. Sin embargo, de un tiempo a esta parte algo ha cambiado, principalmente entre los jóvenes que ansían una rápida y efectiva salida al mercado laboral, pero también entre personas de mayor edad que han encontrado en la FP una posibilidad para reciclarse rápidamente y disponer de una segunda oportunidad.

Los datos que facilita la delegación provincial de Educación así lo ponen de manifiesto. Las matriculaciones en Formación Profesional han crecido un 33 por ciento en los últimos cuatro cursos en territorio conquense. Mientras que en este ejercicio académico que está a punto de terminar el número de alumnos es 3.552, en el curso 2018/2019 eran 2.677. Un aumento considerable que cristaliza tanto en los ciclos formativos básicos como en los medios y los superiores, además de en los cursos de especialización. Para la delegada provincial de Educación, Sonia Isidro, existen diversos factores que explican esta tendencia alcista. Empezando por el «empuje» de la Administración central y el «aumento en la inversión en infraestructuras, equipamientos y gastos de funcionamiento» del Gobierno regional, y terminando por la «alta empleabilidad en corto espacio de tiempo» que ofrecen estas enseñanzas. Estas circunstancias no solo las hacen más «atractivas» para los propios estudiantes, sino también para las compañías que les contratan, pues los empresarios son conscientes de que este tipo de profesionales –al que en muchas ocasiones han formado durante varios meses a través de prácticas–, les ofrecen una mayor estabilidad.

Los alumnos de FP aumentan un 33% en los últimos cuatro cursosLos alumnos de FP aumentan un 33% en los últimos cuatro cursos

Isidro defiende que un pilar maestro en la oferta educativa en esta materia se circunscribe al análisis real de la situación, y es que a la hora de pensar en nuevos ciclos formativos se busca «la máxima carta de profesiones ajustadas a los contextos y coordinadas con las empresas». La titular de Educación en la provincia recalca que no se ofrece una formación profesional «al azar», sino que previamente es consultada con la patronal de empresarios o con las organizaciones sindicales, por ejemplo, «que nos trasladan las demandas que el mercado laboral necesita en nuestra zona».

Una «apuesta decidida» que exige un trabajo de campo previo y que no solo tiene que ver con la exigencia de Europa de contar con profesionales cualificados en todas las áreas, sino con aportar eficiencia al mercado laboral. De ahí las sinergias que en este capítulo se producen entre las consejerías de Educación y Empleo. «No solo estamos empujando la cualificación de las personas a través de la formación reglada», recalca Isidro, sino también con otras vías como los sistemas de acreditación de certificados de profesionalidad. 

La tendencia es creciente y la implantación de la FP dual, los cursos de especialización o los centros integrados marcan el camino a seguir para conseguir, por fin, ennoblecer una enseñanza que durante tantos años vivió a la sombra.