La cosecha de la almendra estará condicionada por las fuertes heladas

J. López
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Los agricultores muestran su preocupación por el florecimiento prematuro de los árboles a causa del calor y la posterior caída de la yema, que provocará una pérdida de la producción

Un claro síntoma que indica que la primavera se abre paso poco a poco es el brote de los almendros, el primero de los frutales que florece y determina el final del letargo invernal. No obstante, las altas e inusuales temperaturas de invierno han propiciado la aparición repentina de las yemas y una estampa impropia para estas fechas. El mayor problema para los agricultores de la provincia que se dedican a la almendra es que las sucesivas heladas están provocando la caída de la flor y consecuentemente la futura pérdida de la cosecha. Aunque aún es pronto para determinar  la merma, varios productores anuncian ya que los árboles de floración temprana no llegarán al 20% de producción.  
Es el caso de Luis Moisés Cerdán, un agricultor de Villalpardo que reconoce que la variedad largueta –la más temprana en florecer– ha perdido cerca de un 80% de flor en su caso. «Hizo mucho calor, no llovió y abrió pronto, y lo que cuajó quedó arrasado por las heladas», explicó Cerdán.
No obstante, el agricultor indicó que el almendro «tiene una flor escalonada que puede dar algo de cosecha, pero dependerá de la lluvia» y añadió que «ahora mismo están tirando la hoja sin llegar a echar la flor y eso significa que están flojos, por lo que entiendo que quedará poco fruto».
Cerdán cree que la campaña «ya venía mal por la sequía. Hubo una gran producción, pero el árbol no se ha calado y ya no sabemos qué brotes saldrán adelante y cuales no, aún después de haber sacado la flor. Al final, el árbol se agota».
 Lo cierto es que, según comentó, no es la primera campaña ni será la última en la que los almendros florecen de forma temprana, «pero hacía muchos años que no pasaba esto. Normalmente empezaba a florecer a partir de mitad de febrero y la flor era escalonada». 
Sin embargo, el agricultor de Villalpardo indicó que «todavía no sabemos que cantidad va a ser la afectada. Si llueve, lo que queda servirá y, si no es así, se caerá al suelo. No podemos decir que se ha perdido la cosecha, pero es cierto que estamos preocupados, sobre todo por las heladas que vienen».
 
Variedades tardías. Otros productores de la provincia que cultivan variedades más tardías han tenido más suerte por ahora, ya que los árboles no han terminado de brotar o lo están haciendo en estas fechas. 
Así lo confirmó Francisco Zafra, agricultor de Buenache de Alarcón. «Algunos de los almendros cuajaron en su día y la flor ya se les cayó con el primer hielo. La largueta tendrá una producción mínima, porque en algunas producciones se habrá llevado el 90% de la flor y en otras el 80, según la situación del terreno». En cambio las variedades más tardías están por florecer aún. «Pasarán entre 15 o 20 días para empezar a abrir», indicó el agricultor.
Zafra, que también mostró su preocupación por las bajas temperaturas que se prevén en estos próximos días, apuntó que el productor está adaptándose a nuevas variedades más tardías –es el caso de las especies vairo y constanti–. 
Aún así incidió en el hecho de que «todo estará condicionado por el clima. No es normal que en diciembre estuviéramos en mangas de camisa y la mayoría de las plantas ya estén prácticamente florecidas». Lo que es evidente es que la campaña «no será tan buena como lo fue el pasado año».
 
Fecundación y polinización antes de tiempo. «Un invierno como el que hemos tenido, con temperaturas por encima de lo habitual, ha provocado una adaptación al ciclo», dice el secretario provincial de Asaja Cuenca, Manuel Torrero, que explica que «la planta funciona por dos impulsos: la duración de la noche y la temperatura». Así, dice «uno de los dos estímulos puede producir que la planta, de repente, inicie la etapa reproductiva». Cuando un cultivo adelanta esa fase, a destiempo, se producirán pérdidas. No sólo por heladas, «si no también porque se produzcan abortos ováricos, no es el momento de la fecundación y la polinización, y el ovario no esté aún maduro. También puede ser por un polen estéril». Por lo que todas las maduraciones fisiológicas en el cultivo «desembocan finalmente en una pérdida de cosecha».
Torrero confirma que Asaja Cuenca ya ha detectado pérdidas en la campaña del almendro, «pero creo que difícilmente saldrán adelante todos los frutales que han entrado en la fase de reproducción antes de tiempo».
Miguel Esponera, secretario provincial de la Unión de Agricultores y Ganaderos (UPA) de Cuenca también constata que algunos productores de la zona de La Mancha ya han dado la voz de alarma. «Todavía es pronto para conocer las pérdidas, pero está claro que hay almendros a los que ya se les ha caído la flor», indica Esponera, que manifiesta que «una vez que se ha perdido empieza a brotar el fruto, se hiela y se pierde».