De asaltar el cielo a parecerse a la 'casta'

SPC
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Iglesias acerca su partido al resto de formaciones al apostar por el final de la limitación de mandatos y salarios en el grupo morado y por la imposición de cuotas a los afiliados

De asaltar el cielo a parecerse a la ‘casta’ - Foto: Javier Lizón

Aficionado a las citas cortas de escritores ilustres, como ha demostrado en muchas ocasiones en sus intervenciones en el Congreso, es posible que Pablo Iglesias conozca unos versos del mexicano José Emilio Pacheco, Premio Cervantes de 2009, que sirven a la perfección para ilustrar el nuevo cambio que el líder morado quiere dar a su formación en la próxima Asamblea que se celebrará en Leganés a finales de marzo. «Ya somos aquello / contra lo que luchamos a los 20 años». 

Y es que de aquel partido formado sobre todo por profesores universitarios que irrumpió en el panorama político español en las elecciones europeas de 2014 logrando cinco escaños parece quedar poco. No solo han cambiado los nombres (cayeron por su disputas con la dirección Errejón, Espinar, Bescansa...), sino también los principios. De «asaltar el cielo», como clamaba Iglesias, a formar parte del Gobierno con el PSOE al mando; y de denunciar los privilegios de «la casta política» a parecerse cada vez más ella. En este sentido, el último paso lo dará el líder morado en Leganés, cuando presente un nuevo documento ético para aplicar a los dirigentes y a las bases de la formación.

Si estas normas se aprueban -todo hace indicar que sí pues apenas hay voces críticas en el partido-, Iglesias se asegurará (salvo sorpresa mayúscula) permanecer al frente del partido varios años más, puesto que se pretende flexibilizar la limitación de mandatos -hasta ahora fijada en ocho años y que pide prorrogar a 12-. Asimismo, se eliminará el sueldo de los cargos públicos de Podemos, que ahora se cuantificaba en tres salarios mínimos. También aboga la dirección morada por derogar la limitación de acumular cargos, un precepto ético que el propio Iglesias y su número dos, Irene Montero, se saltaron cuando aceptaron ser miembros del Gobierno y, a la vez, diputados.

Sí mantienen el compromiso de excluir cualquier posibilidad de financiación bancaria, de no percibir ninguna remuneración ni cesantías de ningún tipo una vez finalizada su designación en el cargo y la renuncia a cualquier privilegio jurídico o material derivado de su condición de representante, incluido el aforamiento.

También habrá cambios para las bases, puesto que el líder morado apuesta por obligar a sus militantes a pagar cuota si quieren ser «integrantes de pleno derecho» y «disponer de voz y voto», entre otras cosas, para elegir a los representantes de la formación.