Javier Caruda de Juanas

Javier Caruda de Juanas


Al César lo que es del César

07/07/2022

Una de las constantes veraniegas es la concatenación de festivales de todo tipo y variedad que nos ofrecen, vía gubernativa o vía privada, una forma inmejorable de sobrellevar los rigores estivales.  Disfrutamos de todo tipo de espectáculos, de música tradicional a electrónica, de cine de verano a orquestas de guitarras, de jazz a la magia, pasamos del tango al fado en lo que tardamos en abrir y cerrar los ojos. Es de agradecer todo tipo de estas iniciativas que sirven para poner en valor el amplo espectro cultural del que parece que solo nos acordamos en vacaciones o en confinamientos. Lo de potenciar y defender los diferentes grupos culturales (de todo género) lo dejamos para otro momento. Solo hay que ver los esfuerzos que dichas agrupaciones tienen que hacer para sobrevivir durante todo el invierno. Y es que los programas veraniegos también sirven para disfrutar de artistas locales que intentan negar esa especie de karma por el que identificamos lo local con lo exento de calidad. Nada más lejos de la realidad, por supuesto. Al menos en nuestra capital y en nuestra provincia en las que abundan cantidad y calidad.
A la floración, espontánea o no, de diferentes festivales cada fin de semana en el recinto ferial (lo cual ya es una novedad positiva, por supuesto, a pesar de las incomodidades) hay que añadir la ineludible y necesaria cita de Estival. Nada más acertado que ese "elige ir" que ha convertido este festival en un punto de encuentro y, sobre todo, en un punto de inicio puesto que es ya una cita indispensable del verano conquense. Y mientras que esperamos una nueva edición de Veranos en Cuenca (a fecha de la escritura de esta columna nada se sabe sobre la edición de 2022) que recupere la coqueta Plaza de la Merced para la cultura al aire libre, la Diputación Provincial nos regala un acertadísimo programa denominado "Actuamos en Patrimonio". Más allá de la cantidad de actuaciones, del trabajo conjunto con la Junta de Comunidades, nuestra Diputación pone en valor toda (y no es poca) la riqueza patrimonial de nuestra provincia permitiéndonos enriquecernos en una doble vertiente. Por un lado, asistiendo al concierto o representación y, por otro, disfrutando con sosiego y serenidad de los diferentes espacios que, si bien no fueron creados para albergar tales manifestaciones culturales, las arropan aumentando el valor de las mismas. Diferente es el caso del Teatro de Segóbriga, lugar mágico donde los haya. El concierto del pasado sábado por obra y gracia de tan actual grupo como Tanxugueiras, con independencia del resultado musical por aquello de para gustos los colores, regaló a los asistentes un maravilloso espectáculo. Entre el frenético ritmo del folktrónico grupo, se pudo contemplar cómo la luz desaparecía tardando lo justo para que las sombras cubrieran tan noble espacio arqueológico, como hace más de dos mil años. ¿No es magnífico que un espacio así pueda seguir usándose? Pues eso, al César lo que es del César (nunca mejor dicho), aunque en toda la programación no haya una sola actuación en la capital.