Editorial

Mensaje de unidad en la cumbre de la OTAN pese a la crecientes diferencias

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Aniversario redondo con sabor agridulce de la Organización para el Tratado del Atlántico Norte. El encuentro celebrado en Londres se cerraba este miércoles con un mensaje de unidad a pesar de que los prolegómenos, con el enfrentamiento entre el líder francés Emmanuel Macron y el norteamericano Donald Trump, no eran precisamente un canto al optimismo. La OTAN, nacida en 1949 para la defensa colectiva de sus miembros y hacer frente a agresiones externas, cumple 70 años con varios frentes abiertos, renovados desafíos y nuevas amenazas. El secretario general de la organización ponía, con sus palabras, una nota positiva alejada de las crecientes tensiones internacionales que se han trasladado a la cita británica. «Sean cuales sean nuestras diferencias, seguiremos unidos en torno a nuestra tarea central: defendernos los unos a los otros, todos para uno y uno para todos», concluyó Jens Stoltenberg en defensa de la alianza «más exitosa de la historia». 

Pese al triunfalismo expresado por el mandatario noruego, hay trabajo por hacer para incrementar la unidad en torno a un estamento vital para la seguridad internacional que precisa de cierta reinvención, no por la caducidad de sus principios sino por la obligada adaptación a las nuevas realidades. Son varias las diferencias que han aflorado estos días, comenzando por un ofensivo Macron que llegó a afirmar que la organización se encuentra en «muerte cerebral». Enfente se encontró a su homólogo estadounidense que, en contraposición, tildó sus declaraciones de irrespetuosas. Además, Trump animó a los aliados a aportar más fondos en defensa, en un mensaje directo a países como España. Otra de las sombras que sobrevolaba el buen discurrir de la cumbre procedía de una Turquía que vinculó su apoyo al plan de defensa de Polonia y los países bálticos, ante la proximidad de Rusia, al reconocimiento de sus «enemigos» terroristas. También se reprocha a Erdogan sus incursiones en Siria contra milicias kurdas sin aviso previo ni consulta a sus aliados.

Pese a sus diferencias y a la llamada de alguno de los 29 miembros de la Alianza a la renovación, el encuentro dejaba una foto común y un mensaje con una sola voz en el que entre otros argumentos, como novedad, los aliados reconocen el creciente y progresivo peso de China en el plano militar y tecnológico. También se superaba el veto de Turquía y se asume la lucha contra el terrorismo, con sus diferentes caras, como una de las prioridades. 70 años después, la OTAN, nacida en principio como un dique de contención contra la Unión Soviética, necesita responder a las nuevas realidades desde la unidad. La pertenencia a un organismo de esta índole da por sentado cierta generosidad y dejar de lado intereses individuales en beneficio del colectivo. Tensar la cuerda en dirección propia y buscar enemigos dentro del entramando intergubernamental solo lleva a erosionar una institución, con sus carencias, garante de la paz y la democracia en el entorno internacional.