Cómo formar en la gestión de las hermandades

Leo Cortijo
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La parroquia de El Salvador pone en marcha la primera edición de un curso que ahonda en la función directiva de las cofradías de Semana Santa y que se desarrollará hasta junio a través de varias ponencias

El representante en la Junta de Cofradías es uno de los cargos de máxima responsabilidad en el seno de las hermandades. - Foto: Reyes Martínez

La inmensa mayoría de los 35.000 nazarenos que conforman la comunidad semanasantera conquense circunscriben su participación en la Semana de Pasión, únicamente, a procesionar con sus respectivas imágenes. Ahora bien, hay una parte infinitamente menor en número que aumenta su grado de implicación hasta el punto de ser la encargada de regir las riendas de las diferentes hermandades. Personas que por fe, tradición o amor a su paso entregan horas y horas de esfuerzo, dedicación y empeño para intentar llevar el barco de su cofradía a buen puerto. Grupos de trabajo que normalmente destacan por el eclecticismo de sus miembros, y es que aunque con intereses comunes, cada uno suele dedicar su vida profesional a muy diversos menesteres. Y –suele ocurrir también– no tienen porqué saber cómo gestionar una hermandad. Eso no se estudia en ningún curso de formación ni tampoco en la Universidad.

Aunque a partir de ahora igual habría que empezar a utilizar el pretérito, pues la parroquia de El Salvador ha puesto en marcha el primer curso de formación en la función directiva de hermandades y cofradías. Un paso al frente pionero en Cuenca, y es que «en pleno siglo XXI las hermandades deben estar regidas bajo los criterios legales, económicos e incluso científicos que tenemos a nuestra disposición», destaca el secretario de la hermandad de Nuestro Señor Jesucristo Resucitado y María Santísima del Amparo y uno de los impulsores del proyecto, Javier Caruda.

Entre otros objetivos, el curso pretende dotar a los directivos de una sólida formación administrativa y económica, ahondar en la formación catequética de los participantes, adecuar la vida de las hermandades a los recursos existentes en la actualidad, exportar a esa gestión un criterio científico para conservar el patrimonio tanto material como inmaterial de las mismas y crear un ciclo formativo que mantenga viva la formación nazarena.

«Todavía peleamos con la idea de que la hermandad vive exclusivamente para el desfile y cuando acaba, invernamos hasta la primavera siguiente, pero no es así», recalca Caruda. «El directivo» –añade al respecto– «realiza un trabajo diario, callado e incansable que ayuda a solventar un montón de cosas que permiten que el nazareno de base participe en la actividad de la hermandad». Por lo tanto, hay que darle una serie de herramientas para «permitirle optimizar ese trabajo de una forma segura».

Sesiones mensuales. El curso, que se desarrolla en los salones de la sede que la hermandad de la Soledad de San Agustín tiene en la iglesia de El Salvador, se llevará a cabo en sesiones mensuales de unos 90 minutos hasta el próximo mes de junio. De hecho, la primera de ellas tuvo lugar este lunes con el tema central de la Secretaría de la hermandad, a cargo del abogado y vocal elector de hermandad de San Pedro, Juan Rafael Montón.

Todas las jornadas seguirán la misma estructura, y es que tras la ponencia del invitado se realizará un turno de preguntas. «La idea siempre debe ser la misma: saber qué se puede hacer, por qué y cómo se hace», argumenta Caruda. En las próximas ponencias se tratarán apartados como la gestión económica, la importancia de la comunicación en las redes sociales, el triduo pascual o la liturgia, el archivo, el patrimonio y la priostía en las hermandades. En diciembre, sin ir más lejos, la sesión se dedicará a cómo enfocar la celebración de la Navidad en las cofradías.

Ángel Zamora, ecónomo de la Diócesis; Manuel Hernández, responsable de la empresa Netvoluciona; Gonzalo Marín, delegado diocesano de Liturgia y párroco de El Salvador; Antonio Fernández, vicario general y párroco de San Esteban; Francisco Javier Moraleja, licenciado en Historia; y Adrián López, licenciado en Historia y responsable de la empresa Arte Cofrade, serán algunos de los ponentes del ciclo.

Tras la celebración del último módulo, se propondrá a los participantes la realización de un supuesto donde se ponga en práctica todo lo tratado durante este curso de formación. La resolución a este supuesto se publicará en el espacio creado al efecto con el fin de poder ser consultado.

Vocación de continuidad. Conocedores de la realidad humana de la función directiva nazarena, este primer curso «debe acercar a los participantes a la realidad eclesial, ahondando en un mayor número de temas de fe aplicados a la vida de hermandad en sucesivas ediciones del mismo». Y es que desde la organización señalan que el trabajo de este serial no se ceñirá exclusivamente a una única edición. Al contrario, el desarrollo de éste se basará en nuevas convocatorias en las que se trabajarán módulos diferentes para aquellos que ya hayan realizado el primer ciclo con el que ahora se da el pistoletazo de salida. Asimismo, este curso no debe ser entendido exclusivamente como una catequesis, «pero sí debe suponer una llamada a la militancia católica desde el punto de vista de la vida de la fe en hermandad».