Para los clientes, y más después de las estrictas restricciones en el interior de los locales, se convirtieron en un preciado objeto de deseo. Para los empresarios de la hostelería representan la válvula de escape para unos negocios relegados a vivir entre la espada y la pared desde el estallido de la pandemia. Las terrazas de bares, cafeterías, restaurantes y pubs de copas, que pueblan el paisaje urbano de la ciudad de punta a punta, crecen en número, y lo hacen de forma considerable con respecto al año pasado.
Según los datos facilitados a La Tribuna por el Ayuntamiento, este verano serán casi 300 las instalaciones de este tipo en las que los conquenses podrán disfrutar al aire libre en la mejor compañía. Ese guarismo supone en torno a unas cincuenta más que el año pasado, cuando se registraron unas 250. Por tanto, el crecimiento en términos porcentuales es de veinte puntos. El concejal de Movilidad, Servicios Públicos y Festejos, Adrián Martínez, explica que han registrado un «aluvión de solicitudes» y que la carga de trabajo en este servicio municipal ha sido «constante e intensa» durante los últimos meses. En condiciones normales, atendían entre unas diez y veinte peticiones nuevas anuales, por el medio centenar al que dan respuesta este año.
De hecho, en estos momentos quedan 42 peticiones por resolver. Seis de ellas corresponden a terrazas de nueva implantación, cinco a cambios de titular, diez hacen referencia a la incorporación de elementos auxiliares y 21 a ampliaciones. Hay que destacar que el criterio que sigue la Concejalía de Servicios Públicos para dar respuesta a estas peticiones es ofrecer prioridad a aquellos establecimientos que no disponen de ningún tipo de terraza con el objetivo de que puedan continuar con su actividad.
Martínez, que reconoce que en ocasiones el servicio no es todo lo «ágil» que a él le gustaría por la carga de trabajo que soporta y por los medios con los que cuenta, tiene claro cuáles son las razones que justifican esta «importante» demanda. En su opinión, la pandemia ha incrementado la necesidad de hacer vida al aire libre. Además, el trabajo de los negocios hosteleros ha caminado de la mano de las normativas sanitarias, que durante muchos meses prohibían el consumo en el interior de los establecimientos. Restricciones aparte, las terrazas generan «más confianza» en los clientes, remata.
El concejal responsable pone el foco también en el proceso arduo y complejo que supone conceder una licencia de este tipo, pues no es tan fácil como parece, y es que tiene que contar con el informe favorable de diferentes equipos técnicos. De hecho, no todas las solicitudes se aprueban porque algunas no atienden a los criterios mínimos que exigen las ordenanzas.
Así todo, este verano será más fácil disfrutar del placer de charlar con los amigos en una mesa al aire libre merced al aumento de terrazas. Las que quedan pendientes de confirmar –avanza el edil– recibirán respuesta a la mayor celeridad posible. Posiblemente, «antes de que finalice este mes».
Otra cifra a tener en cuenta es el crecimiento que se notificó el año pasado, marcado de principio a fin por la pandemia. Entonces –como ya hemos apuntado– hubo en torno a 250 terrazas, mientras que si tomamos como referencia 2018, operaron algo más de 200. Esto es achacable, comenta Martínez, a la incidencia del coronavirus, pues muchos hosteleros no tuvieron otra opción que sacar su negocio a la calle para poder salir a flote.
El año pasado se realizaron 130 asesoramientos. El año pasado fue muy intenso para el servicio municipal encargado de otorgar las licencias de terraza. Durante toda la temporada se llevaron a cabo, aproximadamente, 130 visitas de asesoramiento in situ por parte de los técnicos. El objetivo era aconsejar a los hosteleros con el fin de ampliar espacios y el número de mesas siempre que fuera posible.