Resulta descabellado decir que Ancelotti se ha encontrado con la solución de casualidad, pero es una versión verosímil de lo que le ha sucedido al Real Madrid con el 'plan B'… porque el italiano rara vez usa un 'plan B': no cree en las rotaciones, utiliza un bloque de 14-15 jugadores y únicamente altera sus planes en el caso de que alguien de su guardia pretoriana esté sancionado o lesionado.
Cualquier aficionado merengue recita el «Courtois, Carvajal, Militao, Alaba, Mendy, Tchouaméni, Kroos, Modric, Valverde, Vinícius y Benzema» de memoria. 'Carletto' jamás ha escondido sus cartas. En algunas ocasiones le sale 'rana'. Fue despedido del Bayern en su segunda temporada tras solo 10 partidos, con el vestuario en contra, porque sus métodos no convencían. En otras ocasiones, sin embargo, su predicamento (buena preparación física y pocos nombres) es el que vale: durante buena parte de la pasada temporada se especuló sobre cuánto tardaría el técnico en quemar a sus jugadores y cuándo se hundiría el Madrid… y el Madrid se 'hundió' (en la hamaca) en junio, con una enorme sonrisa en la boca tras ganar Liga y Champions.
«Este es un año diferente», vaticinaba Ancelotti en pretemporada. El Mundial lo condicionaba todo (el Madrid aportaba 13 jugadores a Qatar'22), la primera fase de la Liga de Campeones se comprimía. Y apostó por una rotación 'moderada'.
Derrota y cambio
Esa 'moderación' tenía trampa: a la hora de la verdad, el entrenador repitió la fórmula de siempre. La «hora» fue la final de la Supercopa y la «verdad», una derrota dolorosa ante el Barça (1-3) en la que el 'once repetido de memoria' se alteró porque Alaba y Tchouaméni estaban lesionados. Los síntomas de aquel día (falta de intensidad defensiva en algunos puestos, descontrol en el mediocampo…) eran preocupantes ante un regreso a la competición doméstica (Copa y Liga) en la que el Real Madrid tenía que visitar al Athletic en San Mamés previo paso por casa del Villarreal, que antes de viajar a Arabia le infringió un 2-1.
Eduardo Camavinga quiere demostrar que no es solo un revulsivo. - Foto: Europa PressAquel 7 de enero, el de la derrota en La Cerámica, Tchouaméni, Valverde, Kroos y Modric formaron en el mediocampo. Ceballos no jugó un solo minuto. Mendy -sin competencia en el flanco zurdo- no fue sustituido por Nacho. Asensio apenas jugó ocho minutos sustituyendo a Valverde y Camavinga, los últimos 20 tras sacar a Modric del campo. Y, sin embargo, su actuación en ambos partidos (2-3 en Villareal y 0-2 en San Mamés) ha sido clave para frenar la caída en barrena del equipo.
Lo que fue un 'castigo' o un 'toque de atención' a los titularísimos, se ha convertido en el revolcón que necesitaba el equipo. En la Liga, los cuatro 'revolucionarios', estrellas fortuitas a las que nadie esperaba, apenas habían tenido protagonismo hasta la fecha. Eduardo Camavinga era el decimocuarto futbolista menos usado de la plantilla, con 547 minutos en 16 partidos (cinco como titular, 11 como suplente, ninguno completo antes de Bilbao), lo que arroja un porcentaje de poco más de media hora por encuentro.
Los otros tres se escapan a las rotaciones de 14-15 futbolistas de Ancelotti antes de San Mamés. Marco Asensio era el decimoséptimo en minutos disputados: apenas 247, repartidos en 11 choques (tres como titular, nueve de suplente y tan solo uno completo); Ceballos le seguía en la lista con 241 minutos en nueve encuentros (tres titular, seis suplente, ninguno completo); y Nacho, que esta temporada está teniendo aún menos protagonismo tras el fichaje de Rudiger, el decimonoveno, con 141 minutos en siete encuentros (uno como titular, seis como suplente, uno completo). Solo Hazard y Mariano, además de los inéditos Vallejo y Odriozola, han jugado menos que ellos, los que hoy abanderan la 'revolución' del Madrid, mantienen al equipo con vida y buscan la semifinal copera.