El Carnaval de 'Blasi'

R.L.C.
-

El Ayuntamiento de Tarancón recibe en torno a una docena de trajes de una mujer que se enamoró de niña de una tradición con la que disfrutó, en grupo y en solitario, hasta que falleció hace cuatro meses.

El Carnaval de 'Blasi'

El espíritu del Carnaval original, elegante, artesanal, de crítica social en ocasiones, seguirá vivo en Tarancón gracias al legado que ha dejado Blasa de la Ossa Roldán (1946-2021). Su viudo, y sus tres hijos, han decidido donar al Ayuntamiento en torno a una docena de trajes confeccionados por una mujer dicharachera y vital, hasta su fallecimiento el pasado octubre, que descubrió el Carnaval de niña y desde entonces siempre supo disfrutarlo, bien en grupo o en solitario. 

«Vivía esta tradición desde los preparativos, como en la época en la que cosía con su grupo en casa de Emilio Loriente, y no le gustaba llevar careta, eso sí, cuidaba mucho el maquillaje y los complementos, no se ponía cualquier cosa», recuerda emocionado su marido, Francisco Díaz, que agradece el homenaje que ha partido del Ayuntamiento a través de la exposición, con trajes, complementos, y más de 40 fotografías de las alrededor de 200 que conserva la familia, que se puede ver hasta el 6 de marzo en el escaparate y el hall del auditorio.

Además, la institución municipal ha editado un folleto con su biografía y algunas de las imágenes, que -desde principios de los años 60 hasta su último Carnaval- hacen gala de la pasión que sentía por esta tradición que le inculcó desde niña su madre y sus amigas. Coincidió en su juventud con otras familias y personajes de gran tradición carnavalera, como Jesús Cordones, Zacarías, Paletilla o el tío del Barato de las Medias.  

El Carnaval de 'Blasi'El Carnaval de 'Blasi'Blasi, como todo el mundo la conocía, vivió la época en la que el Carnaval estuvo prohibido, llegando incluso a hablar con el alcalde, entonces Isidoro Saiz Jarabo, a quien pidió permiso para salir disfrazada. «Él le preguntó si se tapaba la cara y al responderle que no, éste le dijo entonces usted en la calle puede vestir como quiera, y le contó como él había tenido que acudir hacia unos días a una recepción oficial de pingüino (con traje frac), donde se sintió sin serlo como un disfraz», cuenta su viudo, entre otras muchas anécdotas que hasta octubre rememoraba con su esposa sobre todo al abrir los armarios de su sótano, donde esta carnavalera nata conservaba todos sus trajes, perfectamente guardados, cada uno con sus complementos y la foto correspondiente. 

Vinculada a distintos colectivos, principalmente de carácter asistencial, como la asociación contra el cáncer, pero también político, pues fue concejal del Partido Popular dos legislaturas, no renunció a disfrazarse ni en la época en la que estuvo viviendo en Cuenca, entre 1984 y 1994, por un traslado laboral de su esposo. En ocasiones realizaba en autobús el trayecto entre la capital y Tarancón disfrazada para vivir esta tradición en su pueblo, nunca le ha importado que la miraran. También, «llevó el Carnaval taranconero a la capital, ella salía por la calle Carretería aún cuando no había nadie, al principio iba sola, no le importaba, y luego hizo amistades con el grupo de Fuente del Oro», explica su viudo. 

Pregonera de estas fiestas a principios de los años 90, siendo alcalde JuanManuel López, también del Centro de Mayores en el año 2019, sus impecables trajes glamurosos, y su manera de llevarlos, estarán siempre en el recuerdo del Carnaval de la ciudad taranconera. También los disfraces, que con parejas como Rian Domínguez, servían de denuncia o crítica social, con personajes tan famosos como el Conde Lequio o Isabel Pantoja. 

Aunque no le gustaba participar en concursos, con otros matrimonios y sus cuadrillas de amigas siempre ha despuntado por la creación de trajes que, en muchos casos, eran auténticas obras de arte. Durante muchos años salió en grupo, y también disfrutó como máscara independiente que era capaz de entrar a cualquier comercio. «Incluso a la Caja Castilla-La Mancha, a la oficina central del Parque San Julián, donde había muchos empleados cuando yo estaba en Cuenca, llegó a ir a verme disfrazada ante la sorpresa de todos», apunta un ya jubilado Francisco Díaz, presidente de Cruz Roja Tarancón. 

Cuando el Carnaval libre empezó a decaer, Blasi seguía saliendo, aunque fuera sola, siempre cuidando cada detalle de su vestimenta, con humor y una alegría que la convertía en un personaje con el que todo el mundo quería encontrarse y al que todo el mundo deseaba ver desfilando. En ella estaba representada la verdadera esencia del Carnaval de Tarancón. Su huella imborrable, marcada por su positividad y amor a su pueblo, y fruto de que fue testigo de la pasión por esta celebración de diferentes generaciones, es todo un referente para quienes vienen detrás.