Mercado sostenible

J. López
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Un equipo de tres estudiantes del programa UFIL desarrollan una propuesta para recuperar el mercado municipal con madera de los bosques conquenses y generar impacto económico en el centro de la ciudad

Mercado sostenible

¿Se imagina poder comprar alimentos frescos y de calidad, degustar productos típicos, adquirir artículos artesanales o tomarse un aperitivo en la azotea del mercado municipal de Cuenca? Piense por un momento en las oportunidades para crear empleo que se generarían si se remodelará el edificio de la Plaza de España y se dotará de espacios amplios, abiertos y sostenibles para el disfrute de los ciudadanos. No en vano, no existe ninguna ciudad moderna que no presuma de tener un mercado municipal, un centro neurálgico en el núcleo urbano que reúna a comerciantes, profesionales o artesanos y del que se beneficien tanto los ciudadanos como los turistas que visitan la capital.       

Ese es el proyecto que presentarán tres estudiantes del programa Urban Forest Innovation Lab (UFIL) para el emprendimiento en bioeconomía forestal de Cuenca. Esta formación puesta en marcha por el Ayuntamiento, la Diputación Provincial, Universidad de Castilla-La Mancha, Junta de Comunidades, con la colaboración de FSC y Globalcaja, propone a los participantes en su segunda fase un concurso de ideas para revitalizar espacios de la capital. Eso sí, haciendo uso de la madera de los bosques conquenses. En este caso, es el Consistorio quien elegirá, a mediados de octubre, los tres mejores proyectos y hará uso de la propuestas para tratar de realizarlas. 

Álvaro Tarancón, Adrián Triguero y Silvia de la Barrera pensaron que sería una buena idea proyectar soluciones que permitiesen recuperar el desvencijado edificio, aparte de hacer uso de la madera conquense y generar un impacto económico. 

Propuesta adaptada. El equipo, con amplios conocimientos en edificación, ciencias ambientales y sostenibilidad ambiental, carpintería y fabricación de mobiliario, habilitó una encuesta a través de redes sociales que ya ha tenido su notable repercusión, hasta el punto de que más de 500 personas han querido visionar su contenido. Este sondeo, que cuestiona sobre los usos preferenciales del edificio, permitirá modelar la propuesta y adaptarla a las necesidades de profesionales y usuarios tanto del edificio como de su entorno. 

«Hemos investigado los hábitos de consumo y recabado la información para ver qué necesidades tiene el usuario final. Con estos datos, estamos diseñando un proyecto que sea útil y genere ese impacto económico», cuenta Tarancón. Como ejemplo, indica que la mayoría de los encuestados opina que el acceso principal al espacio comercial y turístico tendría que ser desde la Plaza España. «Ese es uno de los problemas que hemos detectado y queremos solucionar. No solo se trata de una dificultad arquitectónica. Está claro que hay desperfectos, desconchones y patologías en los cerramientos y eso se debe corregir, pero», prosigue, «el mayor problema es que la gente ya no viene aquí. No hay un diálogo eficaz entre el mercado y la plaza». Para los participantes, esa sería una de las principales cuestiones a resolver, puesto que el mercado «debería salir a la plaza y viceversa, que hubiera una comunicación eficaz entre los dos espacios».

Por otra parte, y desde el punto de vista de la economía circular y de las nuevas tendencias, «no tendría ningún sentido» derruir el edificio actual para construir otro. «Ya hay un mercado y lo que se necesita es que funcione». Cierto es que la estética actual proclama su estado ruinoso, «pero si se elimina n los cerramientos y se sustituyen por madera, se da una imagen nueva y se consigue interactuar con la plaza. La gente tendrá un mercado nuevo y sin la inversión que supone derribarlo para construir».

Asimismo, el equipo elaborará un presupuesto e incluso planteará una maqueta del nuevo edificio, ya que «la idea es que el diseño, no solo se centre en los materiales sino en las estrategias y sea parte de un proyecto de arquitectura sostenible. Evidentemente, el material más sostenible de Cuenca es la madera, por lo que primaríamos su uso en todo: Mobiliario, revestimientos verticales y horizontales, estructuras, carpinterías y parte de la fachada», manifiesta Tarancón.

Los alumnos del programa UFIL consideran que para remodelar el edificio se necesita una inversión importante, pero «pensamos que tendría un impacto económico y un retorno considerable para la ciudad», comenta Adrián. «En el caso de que se llevará a cabo, está claro que se podría financiar a través de fondos Feder», añade Álvaro., quien recalca que «el proyecto mejoraría la calidad de la vida de mucha gente y tendría un impacto directo».

Además, se lograría el principal objetivo que no es otro que «resolver el problema de la cantidad ingente de madera de bosque que tiene el Ayuntamiento de Cuenca sin gestionar ni aprovechar, plantear soluciones basadas en la bioeconomía forestal y proponer ideas innovadoras para desarrollar negocios que generen un nuevo tejido empresarial». Si su proyecto es uno de los elegidos, aseguran que no habrá mejor recompensa que «pasear dentro de cinco años por aquí, ver el edificio remodelado y que la gente lo utilice».