Espíritu animero

R.L.C.
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La evolución de las tradiciones en torno al Día de Todos los Santos deja de lado en Tarancón las peculiares costumbres que el siglo pasado se fomentaron desde la Cofradía de las Ánimas. Gonzalo Martínez: «Son días clave en las pastelerías".

Reproducción del cuadro ‘Las Ánimas’ del pintor taranconero Emiliano Lozano, que forma parte de la colección municipal y se puede ver en el salón de plenos de Tarancón. - Foto: AYTO.

El 20 de noviembre se cumplirán 42 años de que el ilustre pintor taranconero Emiliano Lozano acabó su cuadro Las Ánimas, que forma parte de la colección municipal de sus obras -gracias a la donación por parte de la familia Lozano De la Pola- y puede contemplarse en el salón de plenos de Tarancón. 

Hasta ahora están catalogadas siete piezas del artista, entre dibujos, bocetos y óleos realizados entre 1971 y 1986, donde la tradición de las ánimas es protagonista. Los rituales y actividades en torno a esta costumbre, peticiones, desfile, subasta o comida de hermandad, se celebraban todo el mes de noviembre, destacando el Domingo de Ánimas, el posterior al Día de los Difuntos. Como recogió el historiador Dimás Pérez, ya en el siglo XVII existía en Tarancón la Cofradía de las Ánimas, que pedía limosna y recogía productos para después realizar la almoneda, entregando la recaudación a la iglesia para sufragar misas por «las ánimas del purgatorio». 

Se baraja 1540 como la fecha posible de su fundación, en los años 40 del siglo XX se recuperó la tradición gracias a la intervención de Manuel de la Ossa y los animeros siguieron saliendo, cada noviembre, hasta los años 50 del siglo pasado. Así lo recoge la taranconera Milagros Carranza, en un trabajo sobre esta temática en el que alaba como entre 2009 y 2011 la desaparecida asociación para la Recuperación de las Tradiciones Taranconeras rescató el espíritu de las ánimas del olvido; sumándose al grupo mujeres y niños y repartiendo lo recaudado también para asociaciones asistenciales o benéficas. Fue todo un intento por revivir esta tradición, pero lo cierto es que Halloween ganó la batalla y en la actualidad está prácticamente pérdida. 

Sí se siguen encargando misas por los difuntos, especialmente en la Octava de Ánimas, sí se conserva un cuadro del siglo XVIII en la iglesia de la Asunción que formó parte del altar que tuvo la antigua cofradía, que pagaban los entierros de sus miembros cuando fallecían, pero poco más. Cada vez hay menos personas que recuerden esta costumbre a los más pequeños, que cuenten la famosa anécdota que dice que, allá por los años cuarenta, en una de las salidas de las ánimas se toparon con algunos forasteros, que al contemplar tan insólito desfile preguntaron si eran alguna milicia o grupo similar y los animeros respondieron, "no señor,   semos   las   ánimas   y   pidimos".

no tan distinto. Los disfraces de animeros han sido totalmente sustuídos por la temática de terror propia de Halloween y si se llama a las puertas es diciendo truco o trato, en las fiestas en el ámbito educativo y privado, no faltarán tampoco las bromas y las calabazas. Sí ha pasado de generación en generación en Tarancón, en estas jornadas en las que de una forma u otra se sigue recordando a los antepasados, la costumbre de llevar flores a los difuntos al cementerio y tomar chocolate con churros y otros dulces, principalmente en la víspera del Día de Todos los Santos.

«Estos días son clave, la gente sobre todo se lleva buñuelos y huesos de santo, además llevamos unos años haciendo chocolate a la taza y torta para facilitar que se siga cumpliendo con esta costumbre», afirma Gonzalo Martínez, responsable de Pastelería Cristina, donde innovación y tradición van de la mano. «Los buñuelos de nata y los huesos de yema son los más vendidos, pero siempre presentamos novedades, con otros ingredientes como coco, chocolate blanco o cereza». 

Todo el fin de semana, en casas de campo, peñas, cercas y todo tipo de hogares en general, e incluso al aire libre, como la fiesta del Ampa Duque de Riánsares en el parque María Cristina, se espera se repitan escenas más similares a las de otros lugares, como Estados Unidos, u otras más propias de la localidad , donde existe una historia de tradiciones en torno al Día de los Santos y las ánimas que, como apunta Milagros Carranza, no desaparecerán mientras se sigan contando.