Editorial

La demora por la solución final y el futuro del ATC de Villar de Cañas

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Más allá de las cuestiones más polémicas, las vinculadas a los enfrentamientos políticos y las estrategias partidistas, la retirada del concurso de adjudicación de parte de la obra del Almacén Temporal Centralizado (ATC) por parte de Enresa en el municipio conquense de Villar de Cañas supone la liberación de un silo al que se oponía gran parte de la población. No es aún definitiva la paralización de un proyecto nacional que aprobó en 2011 el Gobierno de Rajoy que eligió al municipio castellano-manchego de entre nueve candidatos, en su mayoría, pequeñas localidades que aspiraban a subvenciones millonarias. En todo este tiempo, las sensibilidades han cambiado de tal manera que si se volviera a plantear una nueva adjudicación quizá no habría tantos aspirantes.

Lo que está encima de la mesa es una ralentización del proyecto de Enresa y una indefinición del Ministerio de Transición Ecológica. No hay una postura contundente del Ejecutivo de cómo abordará un almacenamiento de residuos radiactivos de intensidad alta sin tener que pagar a Francia cantidades millonarias cada año por guardar los generados en las centrales nucleares españolas.

La contestación social y ecologista ha llegado a un nivel en Castilla-La Mancha que hace muy poco probable que el proyecto continúe, pese a las declaraciones del alcalde de Villar de Cañas. A día de hoy, dijo, el proyecto sigue adelante. Sin embargo, el dilema estriba en cómo poner fin a un megaproyecto, con sus indemnizaciones correspondientes, y emprender otro en lugar con los antecedentes de rechazo que ha cosechado el ATC en más de dos décadas desde que se ideó.

La política verde emprendida por la Unión Europea con la descarbonización -que por cierto, deja a Castilla-La Mancha, en concreto a Puertollano, fuera de las ayudas del Fondo de Transición Justa- así como la apuesta por las energías renovables no resuelve problemas tan complejos como el de qué política seguir con los residuos altamente radioactivos de las centrales nucleares. Si es una o son varias las instalaciones que se deben construir o serán las propias centrales las que sigan con la custodia de esos residuos. Está claro que las energías limpias son las llamadas a soportar la mayor parte de la demanda del mercado, pero aún se desconoce hasta dónde son capaces de llegar una vez que se desconecten las nucleares.

En definitiva, desde que se paralizara este proyecto hace años, no sin cierta polémica por la ubicación y la gestión de la obra, el tiempo transcurre sin una solución definitiva, más allá de la fuerte oposición del Gobierno de Castilla-La Mancha. Es necesario saber cuál será la resolución final y la alternativa.