Cuenca solo registró 20 incidentes verbales a sanitarios

Leo Cortijo
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El Sescam no contabilizó ni una sola agresión de carácter físico a lo largo de 2021, por lo que la provincia es la «menos conflictiva» de toda la región en cuanto al trato que reciben los profesionales de la Sanidad.

Cuenca solo registró 20 incidentes verbales a sanitarios - Foto: Eugenio Gutiérrez

La pandemia ha alterado, de una forma o de otra, todos los ámbitos de la vida. Nada ni nadie permanecen ajenos a las consecuencias del coronavirus y menos en el propio ámbito de la Sanidad. En este capítulo, el foco se ha dirigido a cómo la incidencia vírica podía hacer aumentar las agresiones a los profesionales del sector. En el seno del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha son tajantes al respecto y huyen del alarmismo. «La pandemia influye, pero hemos reaccionado y las cifras son para estar alerta pero no para alarmarnos», señala el director general de Recursos Humanos del Sescam, Íñigo Cortázar. De hecho, considera que el término «razonable» es el «adecuado» para describir la situación actual. Eso sí, añade que hasta que los casos no se reduzcan a cero «no vamos a parar de tomar medidas y no vamos a estar contentos». 

Con los datos que el Sescam facilita a La Tribuna, es entendible defender que «el alarmismo es un mal compañero de viaje», y es que Cuenca cerró 2021 con solo una veintena de agresiones verbales, sin que se produjera ni una sola de carácter físico. Un año antes, en plena pandemia, la estadística fue prácticamente calcada. Eso supone una «infimísima minoría» de las personas que son atendidas por los profesionales conquenses de la sanidad pública, y es que la mayoría de la población es «gente educada y correcta» que no incurre en malos comportamientos. De hecho, según explica Cortázar, Cuenca es la provincia de la región «menos conflictiva» en este sentido y la que «mejores datos presenta».

De esa veintena de incidentes verbales, nueve se produjeron en el hospital y hasta 11 en el ámbito de la Atención Primaria en centros de salud y consultorios. Lo más habitual es, por un lado, el menosprecio o el insulto, y por otro, la amenaza hacia el profesional o su familia. Gran parte de los incidentes tienen que ver con «la asistencia esperada y no con la recibida» porque la calidad de la misma es «altísima». Sin embargo, «hay gente que acude con unas expectativas y el resultado o la prescripción de medicamentos no es la que espera», detalla Cortázar.

Más en los consultorios. Entre otras razones, los casos suelen aflorar más en pequeños centros de salud porque «en el hospital hay más gente y el potencial agresor se cohibe más». Indistintamente, el umbral que se fijan en el Sescam es «muy bajo» y cualquier comportamiento que un profesional perciba como incómodo es suficiente para poner en marcha el protocolo. «El radar se activa en relación a todo tipo de incidente, somos muy estrictos en este sentido, desde la agresión física hasta una incorrección o cualquier otra acción inadecuada», subraya Cortázar al mismo tiempo que explica que las estadísticas también tienen en cuenta los incidentes que se producen entre los sanitarios. No en vano, de las 20 registradas el año pasado, tres tuvieron como protagonistas a los propios profesionales.

Para un mayor análisis de la incidencia de la pandemia en estas cifras, el experto analiza una doble vertiente. Por un lado, como los sanitarios tuvieron que dedicarse prácticamente en exclusiva a la Covid en 2020 y parte de 2021, la interacción física ha sido menor y, por tanto, «hubo menos posibilidad» de registrar incidentes. Por otro lado, la sociedad en su conjunto y también los propios sanitarios, «han estado sometidos a muchísima tensión» y esa tensión es «uno de los elementos que favorecen» los incidentes.

Las cifras de la comunidad autónoma «no son catastróficos ni mucho menos». Hablamos de en torno a 560 incidentes «con los cientos de miles de actos sanitarios que se producen al día», guarismos que «no son para estar contentos pero sí para contextualizar la situación», recalca Cortázar. Por esa razón hace hincapié por activa y por pasiva que el entorno laboral en el Sescam es «seguro» y que los incidentes son una «excepción». De hecho, dice, «la inmensa mayoría de los profesionales no ha sufrido nunca una agresión». Para que así siga siendo, desde el Servicio de Salud redoblan esfuerzos en la «concienciación» de la labor que realizan los sanitarios castellano-manchegos «durante, antes y después» de la pandemia, «encomiable y digna» de reconocimiento. El objetivo es que «aquella minoría que tiene comportamientos inadecuados cese o, al menos, se lo piense antes de volver a actuar».

¿Cómo actúa el Sescam? El plan Perseo del Sescam pretende abordar de forma integral la violencia en el ámbito sanitario público. Todos los modelos y formularios son fácilmente accesibles para los profesionales, pero «lo más operativo», en palabras de íñigo Cortázar, es que se pongan en contacto con su unidad de salud laboral. A partir de ese momento, el sanitario «se debe olvidar entre comillas de la parte administrativa» y la unidad activa todos los mecanismos internos. Desde el Sescam se le anima a presentar denuncia, especialmente si la agresión es física o verbal grave. Si el caso es entre sanitarios, hay una comisión de conflictos en cada gerencia que intenta agotar la mediación. Si es con un usuario, se ofrece asistencia letrada y se pone en conocimiento de la autoridad judicial.