«España fue epicentro de la revolución liberal en 1820»

V.M.
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El catedrático de Historia Contemporánea, Juan Sisinio Pérez, intervino en el ciclo de charlas organizado por la Real Academia Conquense de Artes y Letras

El catedrático Juan Sisinio Pérez Garzón. - Foto: David Pérez

E l  catedrático de Historia Contemporánea, Juan Sisinio Pérez Garzón, intervino en el ciclo de charlas organizado por la Real Academia Conquense de Artes y Letras con una intervención donde analizó el impulso a la reformas políticas y sociales que supuso el Trienio Liberal 1820-23.

Pese a ser un período histórico corto cronológicamente hablando, ¿puede considerarse decisivo en el futuro del constitucionalismo? 

El Trienio Liberal fue la prolongación de las Cortes de Cádiz y de toda su tarea de impulsar la primera Constitución liberal y progresista de la historia de España, que fue anulada tras el regreso de Fernando VII y la posterior persecución de los liberales, en lo que puede considerarse el primer exilio político de la historia contemporánea española. El pronunciamiento militar de 1820 obligó al Monarca a jurar la Carta Magna y propició la constitución del Gobierno integrado por Argüelles, Martínez de la Rosa, Alcalá Galiano, etcétera. Este hecho tuvo tal impacto en Europa que se desencadenaron revoluciones similares en el Reino del Piamonte, en el Reino de Sicilia-Nápoles, gobernado también por otro Borbón, o en Portugal, además por entonces comienza el proceso de independencia de Brasil y Grecia, de tal forma que zarandeó el Congreso de Viena que restableció el absolutismo y convierte a nuestro país en el polo de atracción de todos los liberales europeos. Puede decirse el Trienio Constitucional iniciado en 1820 situó a España en el epicentro de la revolución liberal europea y en el intento de expandir un sistema de libertades por el continente.

Además de la intervención militar extranjera, ¿cuál fue la clave para no prolongarse mucho en el tiempo?

La clave fue meramente internacional, si no se hubiera producido la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis no hubiera triunfado el absolutismo, porque en España estaba expandiéndose ya definitivamente el liberalismo, hasta el punto que cuando muere Fernando VII la reina regente, María Cristina de Borbón,  tuvo que llamar a los liberales para formar Gobierno. En definitiva, fueron las potencias absolutistas las que impidieron lo que su juicio era un foco de infección de libertades.

Para buena parte de la historiografía el reinado de Fernando VII fue aciago en casi todos los sentidos, ¿qué opina al respecto? 

Bien, la historia nunca la suele marcar un individuo, sea más o menos torpe o cruel. Fernando VII se dejó llevar por su educación y se apoyó en los partidarios del absolutismo desde que regresa de Francia en 1814 y, pese a jurar la Constitución, no paró de conspirar para volver al sistema anterior, porque siempre defendió una visión de la historia en torno a un poder absoluto  que creía tener por derecho divino y consideraba que se le estaba arrebatando con el intento de establecer una sociedad de ciudadanos libres e iguales. En resumen, Fernando VII representa el conglomerado de intereses anudado en torno al Antiguo Régimen.

La llamada Década Ominosa, ¿hasta qué punto condiciona el devenir posterior de nuestra historia?

No es muy representativa, porque trató  de afianzar el absolutismo en América, fracasando en 1824, trató de organizar la Hacienda y no fue capaz al dejar de tener la Monarquía los ingresos de las colonias, por lo que incluso echó mano de gobernantes afrancesados, entre ellos López Ballesteros, que elabora el primer Código de Comercio. Paralelamente los liberales en el exilio se insuflaron de romanticismo y volvieron en 1833 con la amnistía que concede la regente, propiciando el esplendor de la época romántica española, con el Duque de Rivas, Espronceda, Zorrilla… digamos que no hay mal que por bien no venga.

A pesar de finalizar de forma dramática, con la ejecución de Riego y la posterior represión, ¿cuáles fueron los logros de ese período?

Insisto en que fue un período corto dentro de un amplio período de revolución que se cerró en 1840 con Espartero, habría que verlo a largo plazo. Concretamente, el Trienio Liberal aportó la organización de los ayuntamientos, la implantación de las diputaciones, el Código Penal, el sistema educativo que tenemos ahora y el nacimiento de los partidos y de la prensa contemporánea, la eclosión de los periódicos como plataforma de pluralidad ideológica.