«Pedro Mercedes transformó las técnicas cerámicas antiguas»

V.M.
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Coincidiendo con la remodelación e inauguración de su alfar en la capital conquense, el investigador y estudioso del arte de la cerámica Emilio Sempere publica 'La cerámica de Cuenca'

Emilio Sempere muestra un ejemplar de su último libro, dedicado a la cerámica conquense. - Foto: E.S.

Nacido en Alcoy, pero residente en la Ciudad Condal, Sempere, tras impartir una conferencia en la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, se centró durante décadas en investigar el rico patrimonio ceramista provincial. «El propósito del libro es contribuir a realzar una de las páginas significativas de la historia de Cuenca como es la cerámica, para poder reivindicar el lugar que le corresponde entre los centros de mayor relevancia del panorama español», asegura.

¿Cuál es la importancia de la cerámica conquense dentro del panorama artístico nacional?

Precisamente esta obra busca situarla en el panorama que se merece a nivel nacional, porque Cuenca tienen una producción extraordinaria, concretamente en la primera parte llevo a cabo la catalogación de 83 piezas desconocidas que se han podido reunir a través de mi colección y de otros coleccionistas privados, de tal forma que ahora ya se tiene referencia de algunas de estas obras de gran nivel artístico.

¿Qué destacaría como notas distintivas de la producción alfarera de esta tierra?

La gran calidad de las piezas, los vidriados de las mismas, unos acabados únicos de color amarillo, verdoso, marrón… lo que hace que cuando vemos una de esas cerámicas, junto con las formas estilizadas que presentan: empiezan estrechas de abajo, ensanchándose el cuerpo y terminando en una circunferencia pequeña, las identifiquemos siempre con Cuenca.

¿Puede decirse que fue uno de los centros de referencia de la cerámica española?

Creo que sí, además el que transformó la alfarería elaborando auténticas obras de arte fue Pedro Mercedes, al que dedico un amplio capítulo en mi libro, que se situó a la vanguardia de la cerámica española durante el siglo XX, actualmente en su restaurado alfar se pueden ver los hornos y una amplia exposición de su obra que reflejan la importancia de la misma, por eso quise que la presentación de mi obra coincidiera con esa inauguración.

Se refiere al gran ceramista conquense como uno de los grandes pioneros…

Así es, la primera exposición que hizo allá por 1958 fue en Barcelona y todos los que vieron su obra quedaron estupefactos ante tal nivel de calidad. Posteriormente a lo largo de su vida llegó a hacer más de 30 exposiciones en muy diferentes lugares, de hecho hoy en día es conocido internacionalmente. Mercedes aprendió el oficio de su tío y al acabar la Guerra Civil compró un alfar y no paró de trabajar en su gran pasión, dejando muestras de su virtuosismo y maestría. Se caracteriza porque transformó las técnicas cerámicas antiguas y desarrolló otras nuevas. Él con un burel daba la forma y enseguida le salía lo que pensaba expresar, sin proyecto, ni croquis previo, todo gracias a su inteligencia y creatividad , llevando a cabo un amplísimo catálogo de piezas, desde platos, vasijas, placas… incluso cuando ya era más mayor continuó haciendo grabados y al final se dedicó a dibujar.

¿Destacaría alguna faceta de su producción?

Tiene muy distintos acabados, pero hay unas cerámicas esféricas con un color negro característico que destaca sobre un fondo blanco, donde se incluye figuras humanas, animales, formas naturales… no en vano él siempre decía que todo estaba escrito en la naturaleza y él la transforma a su modo, lo mismo que las tradiciones e incluso algunos motivos religiosos... tiene un repertorio absolutamente increíble.

¿Esa remodelación del alfar debe contribuir a reivindicar su figura y a difundir la rica tradición alfarera conquense?

Sí, actualmente en Cuenca existen seis o siete ceramistas que surgieron después de Pedo Mercedes, fruto de su influencia, y actualmente son los que aportan el arte y producción que puede encontrarse en establecimientos de la ciudad, con piezas características: las Casas Colgadas, el típico toro y otros motivos tradicionales. En la ciudad de Cuenca llegaron a existir 40 alfares y además de alfarería común llegaron a producir en los siglos XVII y XVIII cerámica vidriada decorada de colores, aunque ésta terminó extinguiéndose en el siglo XIX, aunque la alfarería de uso práctico continuó hasta los 60 y 70, momento en que se produjo su renovación. Precisamente fue Mercedes quien estableció los puentes entre la artesanía y la modernidad con nuevas técnicas y modificando otras para crear un estilo propio.