El FC Barcelona está sumido en una grave crisis institucional desde hace tiempo. Un auténtico bochorno, con mociones de censura de por medio a la cúpula directiva, amenazas por burofax de abandonar el club del jugador franquicia y capitán Leo Messi y una batalla abierta en el seno de la plantilla por la propuesta de reducción salarial y la renovación de cuatro jugadores de una tacada.
Ayer se ha abrió un nuevo capítulo a esta guerra abierta entre la plantilla y la directiva. Los cuatro capitanes de la plantilla, encabezados por el astro argentino y secundados por Busquets, Jordi Alba, Piqué y Sergi Roberto, enviaban una durísima carta a la directiva presidida por Josep Maria Bartomeu, calificando de «bochornosa» su forma de proceder durante las negociaciones de la reducción salarial y denunciando «maniobras de los dirigentes» para dejarlos, una vez más, como los malos de la película.
Asimismo, los capitanes aclaran que no están dispuestos a dejar pasar ni una a esta directiva, que podría tener los días contados si prospera la moción de censura que en principio se votará entre el 1 y 2 de noviembre, asegurando que «no vamos a tolerar que el Barça conculque nuestros derechos». Así, la Generalitat de Cataluña trasladó ayer a la entidad azulgrana que «a día de hoy» no contempla «ningún impedimento de tipo legal ni sanitario» para que el voto de censura contra la directiva que preside Josep Maria Bartomeu «se pueda celebrar con seguridad en las fechas previstas». Ante este cambio de protocolo, el Barça necesitará 15 días para ponerlo en práctica.

Con público.

Por otro parte, el partido de Champions entre el Barcelona y el Juventus de Turín, correspondiente a la sexta jornada de la fase de grupos y previsto para el 8 de diciembre, podría contar con la presencia de un máximo de 5.000 espectadores, en el caso de que se validen los protocolos sanitarios y de seguridad que el club azulgrana envió ayer a la Generalitat. Así lo adelantó Gerard Figueras, secretario general del Deporte del Gobbierno autonómico.