Colgado del trazo

Manu Reina
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Javier Corroto cautiva con sus llamativas obras, como la que hizo sobre las Casas Colgadas, y sueña con la «estabilidad» en el mundo artístico tras su «éxito» en el mercado navideño

Colgado del trazo - Foto: Javier Corroto

La creatividad no llega por arte de magia en la mayoría de los artistas que esbozan sus pensamientos en cualquier soporte. Es necesario que emprendan primero numerosos caminos antes de saber cuál recorrer. No es tan sencillo como coger un lápiz y papel. Javier Corroto es un claro ejemplo de ello y, hasta él mismo, se define como un «catacaldos» por las técnicas y fórmulas que ha usado en el mundo de las bellas artes. Quizás su nombre no suena familiar, pero su apodo artístico me sangran los ojos sí. Tampoco es el caso, pero seguro que conocen su obra más famosa. Se trata de una viñeta con dos casas colgadas balanceándose en columpio con el mensaje: se dice colgadas. «La mayoría de conquenses reconocen esta obra y me sorprende cómo también lo hacen personas de otras provincias», explica Corroto, que confiesa que es su creación más ilustre.

Este artista de origen toledano llegó a Cuenca hace una década y media y desde entonces no se ha movido de aquí. Tras pasar por la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), este joven no ha parado de dar rienda suelta a su talento. Cuenta con miles y miles de bocetos. Eso sí, en su objetivo de encontrar la línea que le identificaría en el mundo artístico tuvo un paréntesis para dedicarse a la música. Así se unió a la banda Fizzy Soup e incluso «hemos hecho giras y muchos conciertos», explica. Sin embargo, el confinamiento por la pandemia estancó su carrera en los escenarios, pero esta irrupción le abriría un camino lleno de muchas alegrías y retos en su gran pasión. Era la hora de volver a coger el lápiz y el papel. 

Javier Corroto empezó a hacer infinidad de dibujos en su casa y en mayo de 2021 dio forma a su marca personal de me sangran los ojos «porque empecé a ver futuro y hueco en este mundo», subraya. Y es que no cabe duda de que esta identificación artística le ha permitido tener un reconocimiento que «no tenía y ni esperaba», reconoce. En estos casi dos años ha realizado viñetas, diseños, grabados, obras originales y dibujos por doquier, principalmente con témperas y tinta china que «son las técnicas que más me gustan», señala. Pero también hace impresiones e interviene las obras con herramientas digitales como photoshop. «Ahora estoy escaneando los diseños y, después de la edición, lo saco de nuevo en papel para intervenirlo a mano», añade. Actualmente, este joven artista puede vivir de su creatividad «aunque tengo que sacrificar los fines de semana al tener que trabajar muchas horas», desvela. Al menos le da un sustento económico, pero todavía no ha alcanzado esa «estabilidad tan necesaria y difícil de conseguir para los artistas», recalca. 

Colgado del trazo
Colgado del trazo - Foto: Javier Corroto
venta en la calle. Por suerte, poco a poco, está consiguiendo sus sueños. Muchos de ellos no los esperaba, como ver «cómo la gente se detiene delante de mis obras y paga por llevárselas», detalla Corroto como el momento más feliz para él. Esta sensación la ha visto en incontables veces durante la reciente edición del mercado navideño de la ciudad. Para él, que estuvo arropada en todo momento por su compañera Sonia García, ha sido un «auténtico éxito» esta venta ambulante. De hecho ha perdido la cuenta de las centenares de obras que ha vendido. Ya sea por encargo o por creación propia. Con la venta online en su página web y con la participación en distintas ferias, este conquense de adopción da de qué hablar. No sólo por sus viñetas de sátira o humor negro, sino también por el valor de sus obras. Muchas de ellas, por cierto, con elementos que son seña de identidad de Cuenca. El próximo reto que baraja es presentarse a algún concurso de carteles festivos de esta ciudad «que tanto quiero», revela. Corroto confía en que las mejores alegrías aún están por llegar.