«Cuenca tenía gran peso en el mundo del arte contemporáneo»

Jonatan López
-

El doctor de Humanidades y exdirector de la Fundación de Cultura Ciudad de Cuenca es uno de los editores de 'Cuenca, pétrea atalaya entre dos hoces. Territorio, historia y sociedad de una ciudad patrimonio'

«Cuenca tenía gran peso en el mundo del arte contemporáneo» - Foto: LOLA PINEDA

La Fundación de Cultura Ciudad de Cuenca concibió el libro un año antes de la conmemoración de los 20 años del título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Se elaboró de forma concienzuda durante estos últimos cinco años, fue editado por el Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial y, coincidiendo con el 25 aniversario de tal significativa fecha, ha visto la luz hace poco más de un mes. Se trata de Cuenca, pétrea atalaya entre dos hoces: Territorio, historia y sociedad de una ciudad patrimonio, título escogido por sus editores, Pedro Mombiedro Sandoval y Miguel Jiménez Monteserín, para este volumen bibliográfico que reúne los conocimientos de 14 autores de diversa índole. La completa obra ya se puede adquirir en las librerías. 
Mombiedro, doctor en Humanidades y director de la Fundación de Cultura Ciudad de Cuenca de 2008 a 2011 y de 2015 a 2019, entre otros títulos, asegura que el volumen «buscaba hacer una relectura de la historia de Cuenca y actualizar los contenidos, ya que ha aparecido mucho material nuevo». El punto de partida es «el de hacer en un único tomo la historia de Cuenca, pero vista desde la perspectiva del siglo XXI» y «encargada a profesionales de la investigación, personas con juicio crítico, todos doctores y la mayoría profesores de Universidad». 

¿Cómo y cuándo se fraguó este trabajo bibliográfico que recientemente se ha publicado? Surgió desde la coordinación de actividades para celebrar el vigésimo aniversario del título de Ciudad Patrimonio en 2016. Le propuse a la concejala de Cultura de entonces, que era Marta Segarra, que hiciésemos este libro y recurrimos a Miguel Jiménez Monteserín por su trabajo. En 2015 presentamos al Consorcio un dossier de actividades para celebrar el aniversario y, entre ellas, se añadieron publicaciones como esta, que aún no tenía título. La idea era hacer un compendio, una revisión de Cuenca en el mundo de las artes, la geografía, la geología, e incluso la influencia como Ciudad Patrimonio en el turismo. Se ha querido hacer un libro que abarcase lo más posible todos los campos, no sólo artísticos, hablar de pintura o literatura, música, cine, sino también la situación de la propia ciudad y su contexto social.

El volumen recoge un extenso análisis de los aspectos territoriales, meteorológicos, históricos, arquitectónicos o patrimoniales. ¿Hay algún campo que se haya quedado en el tintero? Creo que se han tocado todos los aspectos. El tiempo dirá el valor del libro, pero creo que está recogido lo que más o menos se demanda en la época actual cuando se quiere hablar de una ciudad. ¿Qué haya más o menos extensión en unos capítulos? La gracia del libro es que se dejó libertad de cátedra a cada uno de los escritores a la hora de participar. 

«Cuenca tenía gran peso en el mundo del arte contemporáneo»«Cuenca tenía gran peso en el mundo del arte contemporáneo» - Foto: LOLA PINEDA

Pedro Miguel Ibáñez, Mari Luz Rokiski, Joaquín Saúl García Marchante, José Luis de la Fuente Charfolé, o Ignacio Oliva, entre otros, participan en la elaboración. ¿Se ha pretendido que la edición vaya más allá y sea un vademécum u obra de referencia para el futuro? Los editores, por lo menos, sí hemos pretendido que sea un volumen de absoluta consulta. Los libros tardan en digerirse y una vez que se digiere, que pasa el tiempo, estoy convencido de que va a ser una referencia para los historiadores e incluso para las personas aficionadas. Abarca tantos campos que, quien esté interesado en cualquiera, va a tener que recurrir y hacer referencia a él. Sobre todo en lo que tiene que ver con el siglo XXI, pues muchos capítulos no habían sido tratados hasta ahora.

La obra cuenta con el desaparecido Miguel Ángel Troitiño, fundamental para la obtención de aquel más que merecido título, que alude en su participación a «un cierto pesimismo histórico» que ha atenazado a la población. ¿A qué se debe y qué razones se pueden esgrimir para este ‘sambenito’ que no acabamos de quitarnos de encima? Esa es la pregunta del millón. Hay una excesiva subjetividad y un excesivo localismo. Lo que hace falta es ser más objetivo, conocer otros lugares, otras fuentes teóricas e incluso filosóficas de vida y aprovechar lo que se tiene, que es mucho. Ahora que, nadie regala nada a nadie. Tiene que ser la propia ciudad la que luche por sus intereses igual que otras ciudades lo hacen. No se trata de ser orgulloso de tu ciudad, sino que hay que hacer un esfuerzo por hacerte valer. Hay que reconocer que Cuenca tenía una gran peso específico en el mundo del arte contemporáneo y de la creación contemporánea y si no se sigue estimulando se irá perdiendo como ocurre desde hace años. La ciudad, como referencia del mundo del arte, se está perdiendo paulatinamente. No es un hecho que ocurre de la noche a la mañana. La falta de inversión y el convencimiento de que ese es un buen camino para el desarrollo se está perdiendo. 
Todos recordamos que en la casa más humilde de Cuenca había una reproducción de la Brigitte Bardot de Saura o de El jardín seco de Zóbel y entraba el arte abstracto, que era menospreciado en otras ciudades. Han pasado los años y ha desaparecido totalmente. Hemos sido una generación que vio como se colgaban en nuestras casas esos cuadros, por lo que no hemos sido ajenos y considerábamos como nuestro el arte. Ahora no lo consideramos y nos hemos vuelto absolutamente subjetivos, egoístas y personales, sin pensar en que todos juntos podemos hacer cosas grandes y no poner constantemente trabas.

En ese sentido usted, que ha estado ocupando puestos relevantes de la cultura conquense, coincidirá en la particular idiosincrasia de Cuenca y en sus enormes capacidades. ¿Qué le ha faltado a las instituciones para impulsar definitivamente a la ciudad como uno de los destinos artísticos de excelencia? Si quieres serlo, lo primero que tienes que hacer es creértelo. Ese puede ser un pilar para ese desarrollo social y cultural. Una vez que te lo crees, tienes lo más preciado y que nadie tiene, que es historia. Ese es un valor que cuando te encuentras en otras ciudades te das cuenta que no tienen. Cuando estás dirigiendo la cultura de la ciudad y vas a otros escenarios observas que Cuenca está reconocida todavía, pero como no se trabaje constantemente ese canal se acabará perdiendo. Hay que tener claro qué se quiere seguir adelante y, a parte, no pensar que la cultura es un gasto, cuando realmente es una potente fuente de ingresos. Esa es una visión siempre política, economicista y que no se ajusta a la realidad por total desconocimiento. En el mundo de la cultura, como en la educación y en otras tantas cosas, las inversiones son a medio y largo plazo. El mundo de la política solo quiere resultados a corto plazo para las próximas elecciones. Así es muy difícil.
Con el vigésimo aniversario de la declaración de Ciudad Patrimonio de la Humanidad, ¿cree que se hizo y se ha hecho suficiente para promover y divulgar nuestro patrimonio en estos años pasados? Se hizo, pero hay que insistir. Esto es constante. El mundo evoluciona y lo que se haya hecho, hecho está. Lo que se hizo quizá fue insuficiente, pero por eso tenemos que seguir trabajando, puesto que nunca va a ser suficiente el hecho de promocionar tu ciudad. No todo es dinero, a veces hay que tener ideas y apoyar a gente de Cuenca, que la hay y que es muy válida. Gente que te encuentras en el panorama nacional e internacional y que hay que ayudar y valerte de ellos. En el acto final de la conmemoración de 2016, el 90 por ciento de los músicos de la orquesta que interpretó la Novena Sinfonía de Beethoven eran conquenses. 

Cuenca, que ha tenido diversos periodos prósperos en torno a la manufactura y la creatividad de sus residentes, vive unas circunstancias condicionadas por la pandemia. Pero, ¿en qué momento están las artes y las letras, la cultura en general, en Cuenca? El problema es que no hay una plataforma clara en la que se pueda ver qué se está haciendo. Jesús Carrascosa decía en una entrevista en La Tribuna que ‘falta la coordinación de todos los museos’. Efectivamente, falta esa coordinación y no se llega a conocer bien lo que hay. Ahora mismo, cuesta trabajo poder manifestarse porque las redes sociales y los movimientos se mueven en esa dirección. Haría falta lo que hacen otras muchas comunidades autónomas, que es apoyar lo propio a través de plataformas de proyección de los artistas. Por ejemplo, en el arte plástico hay gente joven que está trabajando y haciendo cosas vanguardistas e interesantes en Cuenca, pero que conoces porque vas a su taller propio, a la Escuela de Arte Cruz Novillo o a la Facultad de Bellas Artes. 
La verdad es que me da mucha envidia cuando ves cómo en otras partes de España se apoya mucho su creación. Aquí, el apoyo a la creación, no se hace con un criterio nítido. Se respalda, pero no lo suficiente, y sobre todo a la profesionalidad. Lo más importante es que Cuenca tenga un proyecto y que se mantenga en el tiempo. Se desarrollaron muchos planes, pero luego no continuaron. Las instituciones tienen que ser conscientes de que tienen que mantenerse en el tiempo, no se puede dar bandazos porque cuesta mucho esfuerzo sacarlo hacia adelante y al final se pierde. 

A pesar de ese pesimismo que nos rodea y teniendo en cuenta las virtudes patrimoniales. ¿Cuenca puede tener aún esperanza para seguir siendo el día de mañana un referente artístico? Si se quiere, se puede. Pero hay que quererlo de verdad y profundamente, no solo a los que nos gusta el mundo del arte, sino a los conquenses de cada barrio, a las administraciones públicas, a nuestros gestores políticos. Tienen que creérselo, porque si no es muy difícil. Hay muchas opciones, pero se tiene que tener confianza en que se va a sacar adelante.