El bono cultural suscita «dudas» entre la Cultura conquense

Redacción
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Los implicados coinciden al señalar que la medida puede ser «positiva» para el sector, pero tienen muchas incógnitas sin resolver sobre cómo, de qué manera y en qué condiciones podrán los jóvenes gastar el dinero.

El bono cultural suscita «dudas» entre la Cultura conquense - Foto: Reyes Martí­nez

Un ‘bono cultural’ de 400 euros para los jóvenes que cumplan 18 años en 2022. Ese era el anuncio hecho a brocha gorda y sin demasiada concreción de Pedro Sánchez. El debate ya estaba servido, pues el presidente del Gobierno ofrecía pocos detalles. Solo que ese dinero se podría destinar a la compra de libros o para el consumo de cualquier tipo de actividad artística o escénica, y mencionaba el teatro, el cine, la danza y la música. Más allá de eso, poco que rascar. A excepción de que la tauromaquia quedaba excluida de los sectores beneficiados. El ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, ha precisado que el bono no favorecerá «de ninguna manera» el consumo de productos culturales que inciten a la violencia y que además se establecerá un tope para el gasto en oferta digital.

La medida ha sido recibida –en líneas generales– con agrado en el seno de la Cultura conquense. Todos los implicados sondeados por La Tribuna coinciden al señalar que este sector, en su conjunto uno de los más castigados por la pandemia, bien merece un empujón para terminar de alzar el vuelo. Pilar Martín, directora de la compañía Palanka Teatro, habla de «apuesta interesante»; Arturo Martínez Barambio, encargado de Musical Ismael considera que «cualquier gesto hacia la Cultura es bueno»; y Virginia García, responsable del centro de arte ‘Ria pi ta’, ha recibido la noticia «con los brazos abiertos».

Ahora bien, todos muestran «algunas dudas» ante las lagunas que ofrece el anuncio del Ejecutivo nacional, lo que genera cierta «incertidumbre» en el sector. La falta de precisión y la ausencia de letra pequeña es algo que hace que no terminen de ver la propuesta con la suficiente claridad. Julián Saiz, propietario de la Librería Lorca, pone el foco en el asunto capital de la medida, como es la edad de los jóvenes que recibirán el bono. Explica que la idea le genera cierto «recelo» en ese sentido y que hasta que no disponga de más información «no se puede adelantar mucho más». Ahora bien, considera que debería plantearse para una franja de edad más amplia y no solo para aquellos que vayan a cumplir la mayoría de edad. «La Cultura va mucho más allá de esos 18 años y hay que ayudar a la gente joven empezando antes y terminando después», argumenta al tiempo que cree que a las personas de 14 años ya se les podría incentivar en el mundo de la lectura o de la música, por ejemplo, y que hasta los 25 muchos siguen necesitando este tipo de incentivos.

Virginia García, centro de baile Ria pi taVirginia García, centro de baile Ria pi ta - Foto: Reyes Martí­nez

«Cualquier ayuda económica potenciando la Cultura está fenomenal» –subraya Julián– «pero encasillar en una determinada edad no me gusta» y, además, «da la sensación que es un poco por política».

Pilar da en el centro de la diana y dirige su mira hacia otros dos asuntos relacionados con la propuesta que también han suscitado interrogantes, y es que «habría que delimitarlo o definirlo mejor». Por un lado, coloca sobre la mesa la incógnita de si los jóvenes tendrán «libertad absoluta» para gastar esos 400 euros «como quieran y de la manera que quieran». En su opinión, eso puede generar que la ayuda se focalice casi por completo en un grupo muy reducido de sectores del ámbito cultural. Por eso recalca que la repercusión será la adecuada según gestionen este apartado y, en esta línea, apunta que lo ideal sería fragmentar el bono y obligar a diversificar. «Si se destina un porcentaje de la subvención a museos y exposiciones, otro a música, otro a literatura y otro a teatro o cine, por ejemplo, el reparto sería más equitativo», destaca. Y así puede que esos jóvenes descubran «un mundo nuevo» al ver una obra de teatro o visitar el Museo de Arte Abstracto, sin ir más lejos.

Por otro lado, comenta que otro aspecto «muy interesante» de la media sería que ese dinero se pudiera emplear para formación relacionada con la Cultura. Hay muchos padres –afirma– que por la situación económica que vivimos tras la pandemia no pueden inscribir a sus hijos a clases de pintura, teatro o música, y que ésta sería la ayuda «perfecta» para ello. Quién sabe, igual gracias a esas clases puede surgir un nuevo genio de la interpretación...

Arturo Martínez Barambio, Musical IsmaelArturo Martínez Barambio, Musical Ismael - Foto: Reyes Martínez

O de la danza. Y para hablar de ello y de sus «muchísimos efectos positivos» nadie mejor que Virginia. «Puede haber jóvenes, y más a esa edad, con inquietudes por el arte que no tengan la posibilidad de disfrutar de él y ésta es una buena oportunidad de acercarles esta faceta tan importante para el ser humano», explica convencida. Señala, en esta línea, a esa «naturaleza sanadora» que supone para muchos subirse al escenario, aún más «después de todo lo que hemos vivido».

Ella podría beneficiarse por partida doble de este ‘cupón’ cultural. En primer lugar, gracias a aquellos que quieran recibir clases en su academia, pero también por los que acudan a los diferentes eventos de poesía, escultura o fotografía, entre otras disciplinas, que organizan en la sala a lo largo del año. Para mas inri, Virginia forma parte de un conjunto de baile que lleva a cabo actuaciones de forma itinerante.

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Julián Saiz, Librería Lorca
Julián Saiz, Librería Lorca - Foto: Reyes Martí­nez
Pilar Martín, Palanka Teatro
Pilar Martín, Palanka Teatro - Foto: Reyes Martí­nez

Arturo, por su parte, tampoco tiene muy claro si, en su caso, esas ayudas servirán para comprar instrumentos musicales. Admite que en el sector hay cierta «incertidumbre» por ver cómo terminará concretándose todo. «Es una buena medida, pero creo que todavía está en el horno, hay que ver cómo se desarrolla luego y cómo termina materializándose después», y es que «todavía no sabemos si vale para ir al cine o a un concierto, o para pagar la suscripción de Netflix», remata. Un «globo sonda», en principio positivo, pero que tiene que terminar por ser «efectivo». Algo «primordial» para un sector que ha vivido «contra las cuerdas» durante el último año y medio.