Un triángulo colosal

Diego Izco (SPC)
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Livakovic-Lovren-Gvardiol, el último y durísimo obstáculo para la Argentina de Messi

Un triángulo colosal - Foto: SUHAIB SALEM

En el camino de Messi y Argentina hacia la gloria, el penúltimo obstáculo es sobresaliente. Solo la defensa de Marruecos ha dado más sensación de solidez este Mundial, pero es que la de Croacia tuvo que medirse a Brasil en cuartos… y el asedio 'verdeamarelho' duró 120 minutos. La única manera de quebrar ese triángulo descomunal que han montado Livakovic (portero), Lovren y Gvardiol (centrales) fue una eléctrica obra de ingeniería al detalle perpetrada por Neymar. Lo demás, chocar contra un muro de tres paredes que solo ha permitido tres goles en todo el campeonato.  

La compenetración de los tres es casi mágica: el guardameta (27 años) milita en el Dinamo de Zagreb, el central derecho (33) juega en el Zenit de San Petersburgo y el izquierdo (20) en el Leipzig. Tres niveles, tres estilos… pero unidos por esos fortísimos hilos invisibles que dan cuerpo a esta Croacia tan pétrea y competitiva.

Dominik Livakovic es el portero revelación del torneo. Un tipo espigado (187 centímetros) que se calzó los guantes para emular a su ídolo, Íker Casillas, y que ha lucido con tanto brillo en Catar que el Bayern de Múnich se ha lanzado con todo a por él para que se convierta en el relevo inmediato de Manuel Neuer. Sus tres penaltis detenidos a Japón fueron solo la antesala de lo que estaba por venir en cuartos ante Brasil: ocho paradas (sin contar la que le sacó a Rodrygo en la tanda de penaltis), el mayor registro de un portero croata en una Copa del Mundo.

Los centrales

Con el guardameta en estado de gracia, la labor de Lovren y Gvardiol se ha convertido en algo parecido al 'cliché' cinematográfico del policía veterano y el novato. Dejan Lovren, un tipo con tres Mundiales en las espaldas cuyos años de gloria estuvieron en Anfield entre 2014 y 2020, era el único futbolista de la Liga de Rusia (junto con el camerunés Ngamaleu) presente en Qatar 2022. Y ahora está a punto de plantarse en su segunda final consecutiva con el estilo de siempre: máxima concentración, gran eficacia, actitud pendenciera… y hoy, el recuerdo de aquella polémica surgida precisamente tras el 0-3 a Argentina en la fase de grupos de Rusia'18, cuando apareció en el vestuario cantando el Bojna Cavoglave, la canción de la Ustacha (el sangriento Ejército del régimen fascista de Ante Pavelic).

A su lado disfruta Josko Gvardiol, el hijo del pescadero (la prensa croata vive los partidos en el mercado de Dolac, donde Tihomir Gvardiol vende pescado desde hace 30 años) que ha hecho olvidar la siempre intimidatoria presencia de Vida. La carrera del chico de la máscara, hoy en la agenda de todos los grandes de Europa con un precio que se acercará a los 75 millones de euros según los portales especializados, es una película a toda velocidad: con 18 años era un lateral izquierdo tosco en el Dinamo de Zagreb, con 19 el Leipzig pagó 20 millones por un central de futuro y ya con 20 es quizás el mejor defensor de todo un campeonato del mundo en el que solo le han regateado una vez.